Ayer me daba un paseo por las parcelaciones ilegales del poniente
cordobés, las conozco bien, durante varios años trabajé en el proceso de
legalización de alguna de ellas. Se trata de una auténtica ciudad paralela que
se extiende a lo largo de decenas de kilómetros y millones de metros cuadrados,
desde las afueras de la ciudad de los Califas hasta Almodóvar del Río. Pero no
sólo existen este tipo de parcelaciones en esta zona, también en parte de la
sierra y en el Poniente.
Según me cuentan, este es un fenómeno que se inició a finales de la
década de los 70, en Córdoba, con los primeros gobiernos democráticos, con
Julio Anguita de Alcalde. Con el objetivo de que personas que vivían en barrios
deprimidos y con pocos recursos pudieran tener una “válvula de escape”, un
lugar donde construirse una vivienda y pasar temporadas de verano, fines de
semana y cultivar un huerto, entre otras cosas.
Este fenómeno, por lo tanto, nació con el
conocimiento y “visto bueno” de los gobernantes municipales y cuando se ha
querido poner coto ha sido demasiado tarde.
Las parcelas derivaron en lo que son actualmente.
Auténticos barrios, una ciudad paralela, kilómetros y kilómetros de carriles
llenos de viviendas y en las que vive mucha gente, de toda condición y nivel
social, puesto que lo que empezó siendo una salida para los más necesitados se
convirtió en una alternativa muy atractiva para jóvenes que querían construirse
su propia vivienda.
Y gracias a esta política de mirar para otro lado,
se evitó un crecimiento serio y ordenado de la ciudad, que podría haber dado
lugar a amplios barrios, amplias urbanizaciones de casas integradas
perfectamente en el tejido urbano.
De unos años a esta parte, hay que reconocer a José
Mellado, Presidente de la Gerencia Municipal de Urbanismo el inicio de estos
proyectos, se ha intentado poner orden, dar un giro a esta situación y
legalizar las parcelaciones. Pero es algo muy complicado. Cuando acostumbras a
la gente a hacer lo que quiere con el “consentimiento” de la autoridad, es muy difícil
enderezar la situación.
Igual que ha ocurrido en Córdoba, este fenómeno de
las parcelaciones ilegales se ha producido en muchas localidades de toda la
geografía andaluza y española. Un ejemplo más de lo mal que hemos hecho las
cosas.
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