Ya se cumple un año desde
la llegada del bipartito, formado por PSOE e Izquierda Unida, a Córdoba; con el
necesario apoyo de Ganemos - Podemos, que se quedó en la oposición, aunque
ahora parece que se están pensando lo de entrar en la Junta de Gobierno Local;
será para hacerse valer y dejar claro
quiénes son los que mandan en el nuevo chiringuito del Unidos Podemos… Pero hoy
no quiero hablar de eso, sino del año de Isabel Ambrosio y Pedro García el
frente de Capitulares. Porque si el mes de mayo fue un mayo horrible, el
balance de este primer año se ha de calificar de catastrófico.
Un año en blanco para
Córdoba en el que muchas cosas se han hecho mal, o simplemente no se han hecho,
o se han paralizado. Por mucho que la alcaldesa diga que en estos doce meses
han puesto las bases de lo que serán los próximos tres años, destacando un
titular más que populista “se han puesto a las personas por encima de las
cuentas”, algo que entenderá ella, porque yo no lo comprendo. Añade Ambrosio
que durante este año se ha impulsado el avance de los derechos de la
ciudadanía, ¡qué me lo explique! En esto, básicamente, resume su primer año al
frente del Ayuntamiento.
Pues nada. Y la primera
de los cordobeses no hace referencia a todos los charcos en los que se ha
metido y ha metido a Córdoba (un buen momento para pedir disculpas), y tampoco
se ha referido a la suspensión de proyectos y a la falta de iniciativas para
mejorar la situación de la Ciudad. Y es
que en el balance de este año no ha hablado de futuro, porque carece de ideas
para Córdoba.
Es normal, Isabel
Ambrosio llegó a la alcaldía sin esperárselo y está actuando como si fuera una
alcaldesa interina, como si esto no fuera con ella y tuviera que cumplir el
papel. Y lo mismo le ocurre a su socio Pedro García, aunque este es feliz con
su móvil nuevo y su carguito, tampoco aspira a mucho más…
El caso es que es muy
triste leer las declaraciones de Isabel Ambrosio haciendo balance de su primer
año al frente del Ayuntamiento, pues de sus propias palabras queda acreditado
que ha hecho muy poco. Y es que uno se echa a temblar cuando lee que “hemos
fijado las bases de una cuarta parte del trabajo que nos queda por
desarrollar”. Pues si las tres cuartas partes restantes son parecidas apañados
vamos. ¡Pobre Córdoba!
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