Hoy
contamos en Desde el Caballo de las Tendillas con una nueva colaboración, esta
vez debuta en el Blog Juan Antonio Martínez Moya, lector que se ha animado a
dar el paso de escribir, analizando lo ocurrido en el 9N.
Fruto del revuelo causado por Cataluña los últimas días quiero expresar
mi opinión en forma de esta pequeña crítica:
Según Wikipedia, un tumor es cualquier masa que se deba al aumento del
número de células. Si profundizamos un poco más nos damos cuenta de que hay dos
tipos de tumores:
-Tumor benigno: Un tumor benigno es una neoplasia que no posee la
malignidad de los tumores cancerosos. Esto implica que este tipo de tumor no
crece de forma desproporcionada ni agresiva, no invade tejidos adyacentes, y no
hace metástasis a tejidos u órganos distantes. Las células de tumores benignos
permanecen juntas.
-Tumor maligno: Los tumores malignos son cancerosos. Las células
cancerosas pueden invadir y dañar tejidos y órganos cercanos al tumor. Las
células cancerosas pueden separarse.
Explicado esto, yo haría una modificación en la lista de tumores
malignos; añadiría a los catalanes separatistas y en su cabeza a Artur Mas.
Este tumor proviene de otro que afortunadamente para el resto del cuerpo ya fue
exterminado, si no recuerdo mal, este tenía un nombre el cual me produce
repugnancia aún cuando lo recuerdo, se llamaba José Luis Rodríguez Zapatero.
Lleno de células cancerígenas e infectadas por la mentira y arrogancia
consiguió engañar y utilizar como tristes marionetas a nuestros vecinos los
catalanes prometiendo una soberanía fuera de la deuda común y de los
antagonistas de la trama, nosotros, los españoles. Este tumor fue interceptado
a tiempo, lástima que antes de desaparecer, dejase un camino de infecciones en
las demás células y tejidos.
Una vez olvidado aquel Zapatero que tanto daño causó aparece una nueva
protuberancia a modo de Artur Mas, este va más allá de un simple tumor maligno
y pasa a Glioma (cáncer del cerebro o la médula espinal provocado por infección
de las células gliales). Aparece como el líder prometido para todos los
catalanes, el Mesías que los conduciría a la tierra prometida, y al que todo
buen catalán debe seguir aunque sea por la senda anticonstitucional.
A este atajo de hipocresías emanadas por el 'president' se van
añadiendo más y más mentiras como por ejemplo que España le roba a Cataluña
cuando los únicos que les roban son sus propios dirigentes como nuestros amigos
los Pujol o la causa nacionalista, además del mismo Artur Mas (recuerdo que es
el presidente autonómico que más cobra). Además, como buen glioma, este no
obedece a ninguna orden proveniente del sistema nervioso o del organismo.
Así pues, Mas se aventuró a realizar una consulta independentista,
derogada por el gobierno español ya que esta consulta es anticonstitucional,
pues bien, el honrado y comprometido 'president' pasa olímpicamente y haciendo
oídos sordos sigue adelante, pues ni él mismo puede parar este movimiento que
se le ha ido de las manos.
He de tachar la organización de la consulta como paupérrima, puesto que
no estaba permitida la votación a menores de dieciséis años y con documentos de
identidad catalanes podían votar y, casos publicados de ciudadanos que llegaron
a votar hasta tres veces, es decir, un descontrol. Pero aunque a nuestro amigo
le parece un éxito que haya votado la tercera parte de los catalanes con
derecho a voto, yo lo califico como fiasco.
Hay un dato que resaltar; los tumores cerebrales son extirpados a
tiempo el 90% de las veces.
Enhorabuena por su articulo.
ResponderEliminarPero el problema del separatismo de Cataluña creo yo que es una cortina de humo que le viene bien a los dos, para no hablar de lo que de verdad ocurre en este país.
Hay muchos males, peores que este separatismo.
Sinceramente, no creo que el símil de los tumores sea útil para explicar el separatismo catalán. Intentaré explicar este fenómeno a través de la física elemental.
ResponderEliminarCualquier masa en movimiento, que pretenda abandonar la línea recta, recibe una fuerza, llamada "fuerza centrífuga”, que le impulsa a salir por la tangente de la ruta establecida. Según este principio, por ejemplo, los planetas que componen el sistema solar, así como los satélites que giran alrededor de cada uno de ellos, abandonarían sus órbitas con un resultado imprevisible.
Sin embargo, el sistema solar gira y gira desde el principio de los tiempos y no hay visos de que se rompa ese ritmo ¿Qué mantiene a los planetas y a sus satélites en sus órbitas? En física existe el postulado de que, en un sistema en equilibrio, a toda acción corresponde una reacción, que en este caso es una fuerza centrípeta que neutraliza a la centrífuga. La Ley de gravitación universal de Newton explica este último fenómeno con todo detalle y mira por donde, me va a servir para compararla con la necesaria solidaridad que mantiene unidas a las sociedades modernas y antiguas.
Seamos sinceros, Cataluña es una parte de España con unas variables económicas muy superiores a las del resto de España, y separarse del núcleo no la obligaría a compartir sus rentas con otros pueblos menos ricos, de forma que podríamos decir que le está afectando una fuerza centrífuga que incita a los catalanes a la secesión.
¿Pero, qué hay de la fuerza centrípeta, de la que ha conseguido que, durante siglos, Cataluña haya formado parte de España?
Obviando razones militares o de sometimiento, que no hubieran mantenido su efectividad durante tanto tiempo, la unión de España, como la de cualquier otra nación, se explica por la existencia de un proyecto de nación. Un proyecto económico, social, cultural… Un modelo según el cual quede invalidada la aritmética, porque el total supera la mera suma de las partes. Un plan según el cual podríamos aspirar a unos objetivos, viables si los acometemos en común, pero utópicos si pretendiéramos alcanzarlos en solitario.
Seamos explícitos, me refiero al modelo descrito en la Constitución española. El proyecto que pone en manos de los partidos la selección de los componentes del legislativo, de quien debe ostentar la presidencia del gobierno y de designar los cargos de las cúpulas del poder judicial.
Por tanto, el tumor no creo que sea Zapatero, la corrupción o la estructura territorial, sino el diseño de un proyecto de nación que permite que un imbécil se haga cargo de la presidencia del gobierno, que impulse a sus agentes a la corrupción, que establece una estructura territorial cuyo costo es inasumible y que diseña una laberíntica administración del Estado en la que quedan espacios para personajes tan peregrinos como el pequeño Nicolás.
Es comprensible que se confundan las consecuencias con las causas. Lo que no acabo de entender es por qué se personaliza en el "president" lo que es un clamor en la calle y una mayoría absoluta en el parlamento de Cataluña. Me encanta el comentario/razonamiento de Rafael Solís
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