lunes, 2 de marzo de 2015

UNAMOS Y NO DIVIDAMOS, por Jesús Castizo

Jesús Castizo, amigo y colaborador de Desde el Caballo de las Tendillas, nos trae hoy su visión sobre un tema de actualidad. Como siempre nos da su particular visión sobre las cosas. ¡Se abre el debate!



No, no soy católico, ni soy cristiano ( aunque gran parte de mi educación transcurrió en un colegio Salesiano ), pero ante todo respeto la labor pastoral, caritativa y de ayuda de gran parte de la iglesia de base, esa que no se rodea de boato, que no disfruta de retiros dorados en áticos de lujo, que a la chita callando tanto dolor y sufrimiento alivia, ya sea en España o jugándose la salud y la vida en tantas misiones y países desgarrados por el hambre, la miseria y las interminables guerras alimentadas y mantenidas por Occidente en base a sus propios intereses.

Lo respeto y lo acepto como una opción vital y plenamente comprometida, una decisión tomada con plena conciencia y libertad por una mente adulta y consciente de su realidad y el complejo y confuso mundo en que le ha tocado vivir.

Y por tanto me causa asombro que dicha opción sea inculcada en mentes aun por desarrollar, a base de principios como que el hombre no puede ser feliz por si mismo, o que solo existe un origen divino del cosmos sin intervención del caos ni el azar (o sea, la teoría del diseño inteligente, extremadamente cercana al creacionismo). Principios que chocan frontalmente contra la educación científica y racional, con el pensamiento ilustrado y que parecen retrotraernos varios siglos en la historia.

Y más asombro me produce, llegando a sumirme en inquietud y desazón, cuando leo y escucho las noticias de las barbaries y atrocidades del estado islámico, que ya no solo se dirigen contra algo tan sagrado como la vida humana a través de asesinatos, genocidios, violaciones o ejecuciones sumarias, sino contra el patrimonio cultural y artístico de la humanidad, un patrimonio atesorado y conservado durante siglos que las piquetas y acciones de estos modernos vándalos han hecho esfumarse en unas pocas horas.

Porque, desde el absoluto respeto a las creencias personales, me gustaría que algún católico me explicara cómo entre, por un lado, inculcar a un niño que solo podrá ser feliz con la ayuda de Dios en un universo creado y diseñado por designio divino y, por otro, hacer que obedezca y acate dichos designios (que por muy irracionales e inmorales que parezcan al creyente al provenir de dios no deben ser explicados ni justificados) no hay un minúsculo paso. En el momento en que dichos designios y mandatos caen bajo la interpretación de una jerarquía religiosa (ni el Corán ni los evangelios recordemos que son libros de Historia), ya sea la católica o la islámica, ¿nadie percibe el peligro para el desarrollo de una mente, inquieta, curiosa, libre y tan fácilmente moldeable como la de un niño o adolescente?

Y lo peor es que esta doctrina se imparte a través de profesores, nombrados y cesados fuera de todo control de la administración (y recordemos despedidos por motivos como un casarse con una persona divorciada) y pagados con el dinero de todos los contribuyentes.

Entiéndanme, no me opongo a que los padres, como adultos responsables de la educación de sus hijos, decidan educar a estos en aquellos valores que son suyos (ya sean los de la religión católica, islámica o cualquier otra). Pero si me opongo a que esta educación sea pagada, sostenida y financiada por todos los españoles vía impuestos, e impartida dentro de centros públicos y en horario escolar. No me basta con un estado aconfesional, quiero un estado moderno y laico donde esté clara la separación entre el ámbito público y el privado. Incluso no me opondría a una asignatura como “Historia de las religiones”, pues no desdeño su enorme e inestimable peso en los orígenes, evolución y valores de la sociedad occidental y europea.

Porque incluso en países tremendamente conservadores y religioso como son EEUU tienen clara esta separación, algo que se puede observar hasta en una serie como Los Simpson, que a pesar de ser cómica, en en fondo es (al menos en su intención inicial) un ácido y satírico reflejo de la clase media estadounidense.


Eduquemos a los niños, sí, pero, pero eduquémosle en valores universales y compartidos y recogidos en documentos tan valiosos como la Declaración de los Derechos del Hombre o del Niño.

Unamos y no dividamos.

1 comentario :

  1. Cuando se dicen tantas verdades, creo que no hace falta añadir nada mas. Solo dar la enhorabuena al que lo ha escrito, y pedirle que siga haciendo lo mismo.
    Mi mas enhorabuena, por tan buen articulo.

    ResponderEliminar