Hoy en Desde el Caballo de las Tendillas contamos con una
nueva colaboración de Antonio de la Torre, que nos da su opinión sobre sus
paseos radiofónicos de tertulia en tertulia, de periodista en periodista, de
personaje en personaje…
Pese a lo previsible de sus contenidos -lo que suele ser
común para casi todos los medios conocidos-, continúo escuchando por las
mañanas -alternando a veces con la COPE- la tertulia de esRadio que dirige
Federico Jiménez Losantos, con el que coincido en buena parte del fondo de sus
comentarios aunque no, desde hace unos años, en las formas, como he dejado
constancia en algún artículo de finales de 2015 y no pocos comentarios en las redes sociales
-artículo que, tal vez, fuera causa de que “me cayera” de la lista de
colaboradores de opinión de Libertad Digital, más lo segundo que lo primero,
parecería-. Los fines de semana, a partir de las 10, se los concedo a Cristina
López Schlichting, después de escuchar un rato a los invitados de Luis del
Pino, si de periodistas serios se trata y no de “tertulíticos
o periolianos”, claro.
Oyendo este martes la mencionada tertulia, pude observar la
coincidencia, esta vez plena, de lo más granado de lo que hace tiempo vengo
llamando “la disidencia” del Partido Popular que, en los últimos años, se ha
venido congregando en torno al grupo -en el que yo, modestamente, participo-que
preside el veterano comunicador de las
mañanas de la radio española -“recogedor”, en el mejor sentido de la palabra,
de todo el que por una razón u otra ha salido de la órbita del PP y renegando
de Mariano Rajoy y su equipo poco después de su llegada al poder-.
Ese día, bajo la batuta de Jiménez Losantos, “tertuliaban”
Pedro J. Ramírez, Hermann Tertsch e Isabel San Sebastián -no suelen coincidir
los tres, sí los dos últimos, fijos en varias tertulias de la casa desde su
“abrupta” salida de la cadena de los obispos y de la “progresista” Telemadrid-.
Tres grandes de la comunicación/opinión, sin duda, ahora unidos en su “desahogado
resentimiento” con el Partido Popular, algo que les supera -sus razones
tendrán, supongo- y sólo parejo con el casi incondicional apoyo a Ciudadanos
-al que no pierden ocasión de dar protagonismo (sobre todo su paladín Pedro J.)
pese a la manifiesta deriva de la formación naranja, con alguna crítica por parte de Losantos que, en los últimos meses,
parece que “ve” lo evidente -. No somos pocos los descontentos con la gestión
del Gobierno del PP -y constancia hemos dejado-, pero cuidando las formas.
Sin ir más lejos, en la mencionada tertulia del martes dieron
entrada al representante balear del partido de Rivera, un tal Javier Pericay
-él se dice Xavier-, catalán de origen y “conocido en su casa a la hora de
comer” hasta su paso a la política, al que ponderaba Jiménez Losantos como
“Licenciado en Filología Catalana” -Licenciatura, por cierto, establecida en la
Universidad de Barcelona “bajo la dictadura” franquista-, que está muy bien en
comparación con la media política -sobre todo de la izquierda-, aunque de su
capacidad de gestión nada se le conoce, pero no me parece el mejor perfil para
defender la Lengua Española, tan cuestionada en los últimos años -si no,
lustros-, en el archipiélago balear y resto del Levante español.
En esa línea, escuchaba hace poco decir a Pedro J., precisamente
en una de estas tertulias, que “el tándem PSOE-Ciudadanos garantiza la
estabilidad política” -supongo que se refería a la española y no a la
de ambos personajes, que también hubiera quedado garantizada a costa de la de
todos los españoles-. Algo que -en mi opinión, claro- sólo se entendería desde
dos posibilidades: o Pedro J. perdió la cabeza -y estoy seguro de que no la
perdió- o su resentimiento -que él me negó por escrito en el único correo que
me ha respondido hasta la fecha- es mayor de lo que él cree y le nubla un poco
su objetividad. Me quedo con esta segunda. Ya vimos hasta dónde llegó su
admirado Albert Rivera, el de “No formaré parte de ningún ‘pacto de
perdedores’ y “No pactaré con el PP ni con el PSOE”
-pero que firmó un “pacto de perdedores” con el PSOE y después apostó a “caballo ganador” (por poco, pero ganador) con el PP, y no dudo de que firmaría con el
diablo si eso le diera algunos titulares de prensa y unos minutos de gloria-.
Ya hemos visto cómo, en Murcia, no ha tenido inconveniente en proponer un
acuerdo con PSOE y Podemos, que ya veremos cómo acaba, para sacar del gobierno al PP forzando nuevas
elecciones -lo justifica en una supuesta imputación del actual presidente, no
confirmada aún por los tribunales, pero no dice que, en realidad, piensa que
esa nueva cita electoral le podría dar algún rédito-. Por cierto, un PSOE en el
que desde hace unas semanas parece que se está produciendo una avalancha de
afiliaciones -dicen que de posibles podemitas- que apoyarían al que perdió
vocales, Secretaría General y escaño y que en consecuencia, si no media
milagro, perderá sus ingresos del erario público en pocos días. Un candidato,
si “la Sultana Susana” no lo remedia, que esta vez, de ganar las primarias,
vendería su alma a PablEstalin, si no la tiene vendida ya -como dio a entender
en su entrevista con el “salvador” Évole- y falta le va a hacer vender algo
tras la decisión del Tribunal de Cuentas que cierra el crowdfunding que se
había montado para financiar su “retrasado” periplo por la Geografía española.
Me temo que, hasta las más que previsibles nuevas elecciones
de final de año, esto va a seguir así, si no empeora la beligerancia contra el
actual Gobierno.
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