Los sábados recordamos en Desde el Caballo de las Tendillas
y, tras lo ocurrido esta semana con el autobús de Hazte Oír, traemos un
artículo de febrero del pasado año, sobre Rita Maestre y su asalto a la capilla
de la Complutense…
Ayer se celebraba el juicio contra Rita Maestre (es verdad, no conocemos a nuestros políticos) y otro afiliado de Podemos, por el asalto a la capilla del campus de Somosaguas de la Universidad Complutense. Y, como no podía ser de otra manera y como ha venido siendo habitual estos días, el nombre de la portavoz del Ayuntamiento de Madrid fue tendencia en la red social Twitter. Y dediqué un rato a leer las perlas que soltaban algunos.
Perlas que podéis imaginar. Porque hay un sector de la
población al que le parece muy bien que se asalten capillas y que se atente
contra la libertad religiosa, pero que critica, por ejemplo, que un grupo de
huelguistas persiga a un cargo público de su cuerda, como comentábamos
ayer en Desde el Caballo de las Tendillas.
Puedo estar de acuerdo que en un centro público no se
instalen capillas, pero esa forma de protestar, desnudándose dentro del Templo,
y lanzando consignas como “el Papa no nos deja comernos las almejas”, “arderéis
como en el 36” o “vamos a quemar la Conferencia Episcopal” está totalmente
fuera de lugar y ha de ser castigada por la Justicia.
Y la actitud de los podemitas y demás amigos del narcoestado
chavista llama la atención, pues están justificando la actuación de Maestre
cuando esta debería haber dimitido conforme al código ético de la formación con
la que concurrió a las elecciones municipales, al haber sido acusada por delito
contra los derechos humanos, y el de la libertad religiosa es uno de ellos.
Vamos, que sus propias normas ni las aplican…
Pero como esta gente de la ultra izquierda no tiene palabra y
manipula todo a su antojo, exigiendo a los demás lo que no se aplica a ellos
mismos, pues no pasará nada. Porque ellos están por encima del bien y del mal.
Mal camino el de Podemos y sus satélites con estas actitudes,
luego se les llena la boca hablando de la gente, de la ciudadanía, pero son
meros recursos dialécticos para engañar a muchos, desgraciadamente. Porque
mientras ellos se aferran al cargo, aun incumpliendo sus propias normas, casi
nada están haciendo por los más necesitados a los que tanto dicen defender.
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