Ayer
quedaba claro que el minuto de silencio que el cogobierNO de Córdoba (PSOE e IU
con el apoyo de Podemos) guardó en memoria de las “víctimas” de los bombardeos
de Francia contra el Estado Islámico no fue un error ni algo puntual de lo que
se han arrepentido. Ayer quedó clara la deriva extremista del gobierno de la
socialista Isabel Ambrosio, una alcaldesa radical en manos de los radicales.
Una
alcaldesa radical que ha rechazado apoyar la declaración de la Fundación Miguel
Ángel Blanco en el vigésimo aniversario de su tortura y asesinato,
sustituyéndola por un texto que se limita a condenar “la violencia y el
terror”, pero sin concretar en las víctimas de la banda terrorista ETA.
Y
ahora cobra sentido aquel minuto de silencio (el de la vergüenza), del que ya
hemos hablado en estas mismas páginas,
y al que hemos hecho referencia en el inicio de este artículo, porque clarifica
quién es Isabel Ambrosio, una política revanchista y radical a la que le cuesta
condenar el terrorismo etarra, vistiéndolo de simple violencia.
Córdoba
no se merece esta Alcaldesa, Córdoba merece un alcalde tolerante, respetuoso y que se muestre solidario con las
víctimas de ETA, una banda terrorista que también asesinó en nuestra Ciudad.
Hoy
quería que mi artículo fuera un homenaje a Miguel Ángel Blanco Garrido, un
recuerdo a su figura y a lo que representa, pero la actitud de Isabel Ambrosio
y su cogobierNO me ha hecho denunciar las formas de esta política mediocre que
se niega a condenar expresamente la muerte de Miguel Ángel Blanco, ampliándolo
a toda “la violencia y el terror”.
Hoy tengo claro que el mejor homenaje a Miguel Ángel Blanco se lo hemos de hacer en las urnas, en las próximas municipales, echando a esta gente de los gobiernos de nuestras ciudades, porque no merecen ser concejales.
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