Ayer
mi querida Soraya Sáenz de Santamaría, Vicepresidenta del Gobierno de España,
ya sabéis mi opinión sobre esta señora, presentaba la futura ley de la actividad económica y
financiera de los partidos políticos,
que se inserta dentro del “plan de regeneración democrática”, y que responde al
compromiso del Gobierno de luchar contra la corrupción. Y digo yo, ¿los
políticos han de liderar un plan de regeneración democrática?, yo creo que no,
creo que eso lo hemos de liderar los ciudadanos, la sociedad civil. Aunque he
de aplaudir la iniciativa porque, al menos, denota que los políticos son conscientes de la corrupción que asola a la clase política.
Y
según el Gobierno, el anteproyecto de Ley orgánica de control de la actividad
económica y financiera de los partidos políticos presenta como principal
novedad la prohibición de donaciones de personas jurídicas .
En palabras de la Vicepresidenta, “entendemos que cuando la donación la hace
una persona física se produce como consecuencia de su vinculación política, de
compromiso, por afiliación, simpatía o convicción inherente a la libertad
individual de los ciudadanos. Por tanto, entendemos que ese tiene que ser el
cauce lógico de financiación”.
Bien,
se prohíben las donaciones de personas jurídicas, pero lo han dejado fácil, la
persona jurídica se busca a personas físicas que hagan esas donaciones y ya
está. Y además no quedará constancia de quien es el que realmente hace las
aportaciones.
Otra
de las propuestas a incluir en esa futura Ley es que las entidades de crédito
no podrán condonar los créditos, de cualquier cuantía, que tengan con los
partidos políticos. La vicepresidenta ha concretado que se entiende por
condonación "las cancelaciones totales o parciales del principal del
crédito o las renegociaciones de los tipos de interés por debajo del precio de
mercado".
Muy
bien, volvemos a lo mismo que antes, ¿quién impedirá entonces que una entidad
financiera “se olvide” de pasar al cobro el préstamo de determinado partido
político? Al final prescribe y ya está, tema solucionado.
Lo
dicho, que quien hace la ley hace la trampa, y que si estas son las medidas
para acabar con la corrupción mal vamos. Creo que se conseguiría mucho más
contra la corrupción cambiando la ley electoral, con listas abiertas o
circunscripciones unipersonales, dando el poder a los ciudadanos de elegir
directamente y conociendo a los políticos.