El
habitual comentarista del Blog, UN ANÓNIMO, Alfonso Castellano, me ha enviado
este artículo sobre una de sus vivencias en República Dominicana. Me alegra
publicar este artículo, recordando que Desde el Caballo de las Tendillas está abierto
a todo aquel que quiera participar.
El
otro día vi algo indigno de un país, cosa que no sabía que existía o que
pertenecía al pasado.
Unas
familias de un residencial de una zona acomodada, se habían quedado sin
electricidad. Después de llamar varias veces se presentó algo parecido a un
encargado. Estando discutiendo un tiempo el que venía por parte de la empresa
eléctrica, (que por cierto era de la Unión Europea) y los vecinos. Según él decía que no tenía la llave para
poder abrir el cuadro y así poder solucionar la avería, le pedía 1000 pesos
para le devolviera la electricidad, su excusa era porque tenía que buscar a su
superior que tenía las llaves, la mujer accedió y lo peor se quedó sin dinero y
sin electricidad.
Al
cabo de una larga espera y ver que no aparecía ninguna brigada, uno de los
propietarios bajó de su apartamento con algunas herramientas y abrió el cuadro
donde estaban los accesos a los conmutadores y contadores. Cual fue la sorpresa
al ver que la electricidad estaba desconectada del conmutador y se habían
llevado los cables, no es que se hubiera avería ni nada por el estilo. Haciendo
algunos puentes y algunos truquillos de una persona experta en que surjan este
tipo de problemas, apareció la electricidad.
Preguntando
algo que siempre hago para poder entender todo la cultura y la forma de vida de
este país. Resulta que el sueldo de las brigadas era de pena. Para haceros una
idea, el conductor ganaba aproximadamente algo más de 10.000 pesos y el que lo
acompañaba no llegaba a los 8.000 pesos. Todo esto os puede sonar a chino pero
es que el alquiler de un apartamento medio sin amueblar puede costar unos 7.000
pesos. Con lo cual llegue a la conclusión aunque no si es cierto que se quieren
hacer con un dinero extra, el cual ellos se repartirán a su libre albedrio. Y
como es normal me imagino que el que menos gana es el que menos también se
llevará.
Me
ha parecido bien contar esta historia porque es digna de las novelas picarescas
de la España del siglo XVII. Incluso algo normal en la España de mi niñez.
Gracias Angel.
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