Dentro
de siete días unos cuantos afortunados estarán de resaca, después de haber sido
agraciados con alguno de los premios del sorteo extraordinario de lotería, que
cada 22 de diciembre, da el pistoletazo de salida al comienzo de las fiestas de
Navidad. Y es que se puede decir que la Navidad empieza el día 22 de diciembre,
con la “música” del sorteo, más este año que cae en domingo, por lo que en casi
todas las casas se escuchará como se van repartiendo los premios.
Siempre
me ha llamado la atención ver como abren los telediarios ese día, con multitud
de personas celebrando los premios a las puertas de las administraciones de
lotería; pero lo más curioso es que los que más celebran, los que más cava
beben, muchas veces son simples vecinos del barrio a los que no les ha tocado
nada, y es que parece que hay quien se pone muy contento cuando se entera que
la lotería ha tocado en su calle, aunque no le haya tocado a él. Curioso.
Es
verdad que los premios de la lotería de navidad normalmente están muy
repartidos, por lo que repercuten en la economía de la localidad agraciada,
¡los concesionarios de coches de la zona hacen su agosto! y de igual forma el
de la tienda de jamones, de televisores y la juguetería, entre otras…
Pero
si nos paráramos a pensar en la probabilidad de que toque un premio importante,
en este o en los demás sorteos, posiblemente no jugáramos; y es que el que
realmente hace negocio y al que le toca la lotería en cada sorteo es al Estado
(y a Cataluña), ¡que para eso
lo organiza!
Como
hace tiempo le escuché a un amigo, la lotería es el impuesto de los pobres, un
impuesto que casi todos pagamos, con la ilusión de dejar de ver el rojo en
nuestras cuentas.
A mi me empezó a tocar esa lotería en el momento en que dejé de comprar un décimo a todo el mundo. Siempre jugaba unos 300€ y nunca me tocó nada.
ResponderEliminarYo he comprado una participación en el Pub donde veo los partidos por primera vez desde el 2003 (y antes había estado sin comprar nada desde los 80).
ResponderEliminarPero bueno... de vez en cuando, quien sabe...
Es cierto, esto de la lotería es un fenómeno sociológico muy raro.
ResponderEliminarTodos sabemos que hay muy pocas probabilidades de que nos toque una cantidad importante, pero supongo que se suman tradición (aunque sea bastante rancia) e incluso la presión del del bar, el súper y los compañeros de trabajo que juegan todos al mismo número. No somos nada libres; todos estamos muy condicionados.