Durante los
domingos del verano vamos a recordar en Desde el Caballo de las Tendillas. Y
empezamos con un post que también se publicó un domingo. Y es que no conocemos
a nuestros políticos...
Hoy como es domingo propongo un juego. ¿Cuántos políticos conoces? No,
no me refiero a los Rajoy o Rubalcaba; Aznar, Zapatero y Suárez no cuentan,
¡Pujol tampoco!
Me refiero a los políticos que tú eliges en las elecciones, a los que
tú votas directamente, a los que te representan en tu circunscripción. Imagino
que sabes el nombre del alcalde de tu población, pero ¿conoces el nombre del
primer teniente de Alcalde o del Vicealcalde? A ver, dime el nombre de 2
diputados de tu provincia ¿y dos senadores? ¡La cosa se complica!
¿Lo dejamos? No, mejor seguimos, que queda poco. A ver, a ver, dime el
nombre del Presidente de tu Diputación, el de la Comunidad Autónoma es muy
fácil, ¿no?, pero ¿y el nombre del vicepresidente de tu autonomía?, bueno, te
lo pongo más fácil, dime el nombre de 2 diputados autonómicos, ¿no los conoces?
Pero si seguro que los has votado y estás harto de ver su foto en la prensa.
Por último, y Europa ¿cómo se te da?, ¿sabes que existe un parlamento europeo?
Sí, claro, eso sí, pero dime el nombre de 3 eurodiputados.
Ciertamente es una pena. No conocemos a nuestros representantes, no
sabemos el nombre de los políticos que representan nuestros intereses en las
distintas cámaras representativas. ¿Quién tiene la culpa? Los ciudadanos
tenemos una parte de ella, está claro, pero el sistema en general, y los
políticos en particular tienen la mayor parte.
Actualmente los políticos para asegurarse un puesto en una lista han de
llevarse bien con quien elija a esas personas, o pertenecer a una de las
familias del partido de turno. Para ir en una lista y presentarse a unas elecciones
simplemente te han de escoger, no se tienen por qué valorar méritos
profesionales o personales, simplemente ser de la cuerda del que elige.
¿Y cuál es la solución? Pues no lo sé. Una de ellas más vinculación por
parte de los cargos electos, que bajen al suelo, que se relacionen más con la
gente y no solo con su círculo, que se den más a conocer y se preocupen de los
problemas de las personas normales. Otra solución sería la de las listas
abiertas, que al votar en unas elecciones pudiéramos hacerlo por las personas,
no por las siglas. En esta situación los políticos se preocuparían de ser
conocidos, de ser cercanos a las personas, puesto que muchas personas votarían
a la persona, no al partido de turno.
Si los políticos fueran más conocidos, posiblemente se valoraría más su
trabajo y dedicación y no serían necesarias mediadas de reducción del número de
escaños en los parlamentos, porque la ciudadanía sentiría que el trabajo de sus
políticos es útil y redunda en beneficio de la Sociedad.
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