Hacía unos meses que no
hablaba del separatismo catalán, pero los últimos acontecimientos, la ruptura
de la coalición de ‘Convergència i Unió’ y las actitudes de Artur Mas y sus ‘mariachis’
me han llevado a escribir este artículo.
Y es que cada día tengo
más claro que muchos en Cataluña viven en su matrix particular, en su burbuja,
mirándose al ombligo y construyendo su realidad paralela.
Un montaje que llega a todos
los ámbitos de la sociedad y que afecta (o intenta afectar) a todos los
ciudadanos. Ahí tenemos el constante “visca el Barça i visca Catalunya” que
repiten una y otra vez los jugadores del Fútbol Club Barcelona cuando logran un
éxito deportivo. Algo que en sí mismo no debería molestar, pero que sí lo hace
cuando esa es una manifestación de sentimiento, de seny, con la única intención
de diferenciarse del resto de España, vendiendo algo que no existe. Olvidando,
por ejemplo, que el Barça tiene más aficionados fuera de Cataluña que dentro de
sus fronteras.
Y ahí tenemos también a
la presidenta del Parlamento de Cataluña, que en una visita de escolares a esta
institución que dedicó a animar a los jóvenes a acudir junto a sus familias a
las manifestaciones separatistas y a decirles que la Guerra de Sucesión fue una
guerra contra Cataluña, mintiendo descaradamente, obviando la historia y la
realidad de los acontecimientos. Algo de lo que ya hemos hablado
en otras ocasiones en Desde el Caballo de las Tendillas.
Y resulta que el líder de
todo este proceso es Artur Mas, el Presidente de la Generalidad, un tipo que
transmite una imagen mesiánica y que a este paso va a llevar a su formación
política a ser un personaje secundario en todo este proceso. Porque, como hemos
dicho muchas veces, la gente, puestos a elegir, se quedan con el original; y en
Cataluña hay partidos políticos mucho más separatistas que el suyo. Y encima ha
provocado la ruptura de la coalición que Convergència Democràtica formaba con Unió
Democrática y que tan buenos resultados les ha dado en estos últimos 37 años.
Pero él sabrá.
Solo espero que los
catalanes reaccionen, que se den cuenta de que llevan años manipulados, porque
sus ansias separatistas están basadas en mentiras, en cuentos inventados. Mientras
tanto Artur Mas seguirá en su nube, pensando que es el elegido. Veremos qué
pasa en septiembre.
¿Por qué el gobierno catalán ha hecho casi las mismas políticas que se han hecho en España?
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