Hoy contamos con una nueva colaboración de Antonio de la Torre, que nos habla de lo ocurrido el pasado domingo en el acto del PSOE, algo que ha calado y que ha dado mucho que hablar. Lo que habrá que ver es cuando dura lo de poner la bandera en los actos del PSOE. Os recuerdo que Desde el Caballo de las Tendillas está abierto a las colaboraciones de todos sus lectores.
El pasado domingo
sorprendió a propios y extraños el Secretario General del Partido Socialista
Obrero Español, el mismo que hace unos meses quiso hacer la “gracieta” de
“perder” las vocales y apareció como el impronunciable Pdr Snchz, un nombre que
duró lo que parecía que iba a durar él mismo en ese puesto en el que sustituyó
al “novel” Alfredo Pérez Rubalcaba, perejil de casi todas las salsas de lo más
turbio que ha dejado el PSOE en los últimos treinta años (GAL, 11M, Faisán),
tras la retirada del peor presidente de Gobierno que ha tenido España después
la Constitución de 1978 y posiblemente antes.
Pedro Sánchez, que
heredaba el PSOE desvirtuado de su modelo Rodríguez, y del que dije, cuando
apareció, que teníamos al mejor clon del anterior Presidente del Gobierno,
recibió un partido que también había perdido en los últimos años al menos tres
de sus siglas pues no era ya ni Socialista ni Obrero ni, sobre todo, Español.
Pues bien, de pronto,
Sánchez ha querido recuperar la “E”, de forma un poco forzada, eso sí, y se
presentó ante su parroquia, en lo que fue su proclamación como candidato a la
presidencia del Gobierno para las próximas elecciones generales, con el fondo
de una enorme Bandera de España, que llenaba la pantalla ante la que se
presentaba, al más puro estilo americano, rompiendo la imagen que, desde hace
muchos años, nos había ofrecido su partido, en cuyos actos era más común
encontrar banderas republicanas, de otros países de la izquierda, Venezuela,
Cuba, esteladas catalanistas o, incluso, de plataformas sociales como el
movimiento gay, o cosas por el estilo y no era extraño escuchar frases como “el
Partido Popular se apropia la bandera de España” mientras ellos renunciaban a
exhibirla, salvo que de celebrar algún triunfo de “la Roja” se tratara.
Eso sí, la exhibición
parece que duró cinco minutos al comienzo del acto y otros cinco al final,
porque más tiempo podía producir un sarpullido o conjuntivitis aguda a algunos
de los presentes y tampoco era cosa de que llegara el SAMUR para atender
urgencias de “banderitis”.
Ya decía hace unos días,
en otro artículo, que los resultados de las últimas elecciones municipales y
autonómicas apuntaban a una desaparición más que probable de los restos del
partido socialista que había dejado Rodríguez porque el sector más radical
acabaría siendo fagocitado por Podemos, después de haberse merendado a
Izquierda Unida y, de no andar listo el sucesor, el sector moderado se
decantaría por Ciudadanos, a poco que el partido de Albert Rivera lo haga medio
bien.
Por tanto, ante la más
que tenebrosa perspectiva que se le presentaba a este radical de izquierda de
cara a las próximas elecciones, después de los apoyos incondicionales con tal
de que no gobernara el PP, concedidos al
partido de Pablo Iglesias II, el que se compadece de los “prisioneros” de ETA, no
sé si por idea propia o por alguna recomendación externa o interna, Sánchez ha
querido ofrecer una imagen de moderación para paliar en parte el desastre que
se le avecinaba.
Pero no cuela, Sr.
Sánchez. No cuela esa falsa imagen de moderación en alguien que dice “nunca
pactaré con populistas” y le basta que pase la jornada electoral para, al día
siguiente, instruir a sus candidatos al objeto de que apoyen a las diferentes
formas en que el partido de Iglesias se ha presentado subvirtiendo la voluntad
expresada en las urnas por la mayoría de los españoles y pactando con partidos
radicales o separatistas con tal de evitar que el partido más votado, el PP,
pudiera formar gobiernos, aunque fuera en minoría por sus propios pecados.
No deja de sorprender,
sin embargo, que algunos de los periodistas más próximos al Partido Popular,
especialmente a su presidente el Sr. Rajoy, como es el caso de Francisco
Marhuenda, han interpretado este gesto decorativo, porque no ha sido más que
eso, como un canto al centrismo moderado por parte de Pedro Sánchez, con frases
del tenor de "El candidato Sánchez se envuelve en la bandera" o "Pedro
Sánchez posee las cualidades personales y políticas para encarnar esa vuelta a
la centralidad que los intereses de España, y los propios del partido,
reclaman”. Qué pronto se le ha olvidado al director de La Razón que Sánchez ha
sido el gran impulsor (con el auspicio de Bono y Rodríguez, no lo olvidemos)
del auge de las marcas blancas de Podemos
y del propio partido, como ha pasado en Madrid, Barcelona, Valencia, La
Coruña, Cádiz, Pamplona, Vitoria y un largo etcétera de ciudades en las que
este apoyo se ha puesto de manifiesto con más descaro, sin dejar de citar la
presidencia del parlamento balear que el mismo PSOE ha dado a Podemos o la
pinza castellano manchega con estos mismos radicales populistas, por citar sólo
dos casos autonómicos.
En fin, que aunque no me
creo nada de este señor, y no tengo duda de que su gesto no ha sido más que una
maniobra de márquetin para incautos, bienvenida sea la Bandera de España en un
acto del PSOE, después de muchos años, aunque sólo fuera por dos escasos
intervalos de cinco minutos.
Debería PP denunciar a PSOE por usar la bandera de España. Es algo que solo puedo hacerlo ellos.
ResponderEliminarEso sí… ¿Lo de ayudar a la gran mayoría del pueblo español? No sirve para nada.