Retirar un crucifijo de
la antesala de su despacho ha sido una de sus primeras medidas. Se trata de una
obra escultórica de pequeño tamaño que se encontraba en una vitrina, junto a
otras obras de arte, incluidas piezas representativas de otras religiones. La
segunda medida, anunciada a la prensa el pasado jueves, era la de retirar el
cuadro de San Rafael que existe en el hall de la Alcaldía y que fue colocado
allí, tras su restauración, en época de Julio Anguita.
Encuadra esta decisión la
Sra. Ambrosio en “el respeto a la laicidad” en el ámbito de lo público y con el
objetivo de que todos los cordobeses puedan disfrutar de piezas que son obras
de arte en nuevas ubicaciones, los museos municipales, asegurando que el
traslado se produciría cuando “tengamos un lugar para albergar las pinturas”,
manifestó la Alcaldesa según recoge el diario ABC de Córdoba.
Pero para los cordobeses
San Rafael es algo más que un Santo, algo más que el Arcángel de la Ciudad de
los Califas. Para los cordobeses San Rafael es parte de nosotros, de nuestra
cultura, incluso de nuestra forma de vida… Y esta vez los cordobeses nos hemos
unido contra una decisión ilógica y fuera de lugar. Y estas últimas horas las
redes sociales y la calle cordobesa ha sido un clamor, ¡mucho más que el clamor
que se atribuía Ganemos!
Porque San Rafael en
Córdoba está por encima de ideologías y hasta de credo religioso y ha quedado
demostrado en estas últimas horas. Porque San Rafael en Córdoba es respetado
por la inmensa mayoría, excepto por la primera de los cordobeses, que quería
apartar su presencia de la casa de todos,
con argumentos trasnochados, que huelen más a odio y revancha que a otra
cosa…
Y suerte que la alcaldesa
se ha visto obligada a rectificar (aunque dice que nunca había tenido esa
intención), porque la carrera que había iniciado es muy peligrosa, ya que había
dicho que, poco a poco, se iban a eliminar los símbolos religiosos de los
espacios que son de la ciudadanía, argumentando que “las creencias religiosas
hay que vivirlas de manera personal”. Y es que si esta decisión se llevara a su
máxima, se podría dar el caso de que se cambiaran nombres de calles, de
barrios, de los estadios municipales, como San Eulogio o el Arcángel o cambiar
el nombre de la mismísima Feria de Córdoba.
Pero por suerte, esta
vez, la ciudadanía cordobesa ha reaccionado y ha obligado a su alcaldesa a
rectificar. Y a partir de ahora, Sra. Ambrosio, empiece a trabajar por los problemas
reales de Córdoba, que son muchos, y déjese de decisiones basadas en el rencor
y el odio y que además no llevan a ningún lado.
Cuando solo quedan esas pequeñas cosas. Es que todo va bien.
ResponderEliminarSí, será eso.
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