jueves, 29 de octubre de 2015

HASTA AQUÍ SR. RAJOY. Premio de consolación o ‘pedrea’, por @AntoniodlTL

Esta semana contamos con sesión doble de Antonio de la Torre, que hoy nos habla de la decisión de los separatistas en Cataluña de no cumplir las leyes del Estado y de la réplica del Presidente del Gobierno. Como siempre un interesante artículo. ¡Feliz jueves!


El martes se produjo la desafiante realidad del órdago que una parte del recién elegido parlamento catalán expresó en ese comunicado por el que declaraba su rebeldía a respetar las leyes del Estado y a seguir una hoja de ruta, como se dice ahora para casi todos los despropósitos, de sólo aceptar las que emanaran de ese contubernio que hace muchos años debería haber sido puesto en su sitio. Porque no es éste el único exabrupto que sale de sus mentes enfermizas, sectarias y adoctrinadas, por mor de esa indebida cesión de las competencias en Educación que nunca debió dárselas a estos reyezuelos que, a la vista está lo que pretendían.

Desde el brindis al sol que el impresentable Rodríguez hizo a Pascual Maragall antes de las elecciones de 2004 –las que dieron al traste con la lógica tras el terrible atentado de Atocha aquel 11-M de 2004-: “Pascual, aprobaremos en Madrid el Estatuto que venga del parlamento de Barcelona”, hasta el ‘merendéndum’ de cartón y cara dura del pasado 9 de Noviembre, con esa ‘consulta’ de todo punto carnavalesca, de no haber supuesto una andanada contra la Unidad española por parte de un grupo de fanáticos crecidos, pasando por la noche de humo y café a la que el mismo irresponsable de la Moncloa –ya en su última etapa- citó al ‘molt lamentable’ Arturo para acelerar la felonía que se preparaba, ha habido motivos más que suficientes, empezando por los meramente económicos y los reiterados incumplimientos de las sentencias del TS y TC, tras comprobar que Cataluña estaba quebrada, para que se hubieran puesto en marcha los mecanismos contemplados en la Carta Magna y demás marcos regulatorios, Código Penal incluido, y haber intervenido la autonomía catalana y haber sentado en el banquillo a sus responsables.

También, se produjo la inmediata respuesta a ese desafío inconstitucional por parte del Presidente del Gobierno, con una inmediatez que dejó a muchos sorprendidos, porque no es a lo que nos tiene acostumbrados don Mariano Rajoy durante sus cuatro años de máximo mandatario español.

Una respuesta que, al menos a mí, me pareció contundente para lo que es el estilo blandito y melifluo de don Mariano. Contundente y claro, para el que lo quiera entender, en clave rajoyana, que, en mi opinión sólo sería censurable si no se traduce en las actuaciones que muchos hemos querido ver que están –o deben estar- implícitas en el mismo, es decir, todas –sin excepción- las que el amplio marco legislativo de un Estado de Derecho debe contemplar. Las contenidas en la Constitución, artículo 155, o en los 161 y 162, sin desdeñar lo que se recoge en el artículo 61, respecto al papel del Rey como garante del cumplimiento de las leyes, “guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes”, dice textualmente o en el 62-h), que le confiere “El mando supremo de las Fuerzas Armadas” ni, por supuesto, lo que recoge el artículo 104 en relación a éstas.

Ya conocemos al Sr. Rajoy,  su característica ‘medida de los tiempos’ y su tendencia a anteponer el ‘diálogo sin fecha de caducidad’, tantas veces repetido para responder a los continuos desafíos que llegaban desde Barcelona, en lugar de coger el toro por los cuernos y haber aplicado, desde el primer momento de su llegada a la Moncloa, las medidas que muchos esperábamos después de darle con nuestros votos la más holgada mayoría absoluta que ningún político ha tenido desde la restauración del sistema democrático en España tras aquellas primeras elecciones de Junio de 1977, confirmando en las elecciones generales de 2011 la tendencia que ya se había manifestado en las municipales y autonómicas del Mayo anterior. Le dimos todo, Gobierno, autonomías, diputaciones y ayuntamientos.

Además, modestamente, le hemos ido dando múltiples avisos continuos en numerosos artículos y comentarios, como en este, en relación con el partido o con la tan cacareada previsibilidad que él mismo se atribuía en sus declaraciones, por citar sólo algunos.

Pero lo mismo que he sido muy crítico por la frustración sentida en estos casi cuatro años de gobierno del Sr. Rajoy, y ante la situación de emergencia, cierto que en gran parte debida a esa inacción y blandura a la que antes aludía -seguramente no pretendida, pero resultante al fin- sin olvidar la siembra de los últimos treinta y cinco años, corregida y aumentada por los diferentes gobiernos de turno, de uno u otro color, bien haya sido por acción o por omisión, digo ahora que no es tiempo de más crítica, aunque no la olvidemos para después del día 20 de diciembre. Entonces, no sólo será crítica, sino que habrá que pasar a la acción.

El panorama que se nos presenta de cara a la antevíspera del sorteo de Navidad, que nos puede adelantar un ‘premio de consolación’ o una auténtica ‘pedrea’-desde luego, nunca el gordo-, bien merece un poco de reflexión y, aunque no me guste conformarme con el ‘mal menor’, sí lo prefiero, en este caso, al ‘tsunami’ alternativo que podría llegar. Ya hemos visto lo que ha hecho el partido de los “cien años de honradez” del avocálico Pdr Snchz tras las últimas elecciones municipales y autonómicas, apoyando a la extrema izquierda bolivariana de Podemos y sus franquicias –o dejándose apoyar- con tal de quitarle el poder al Partido Popular. Ejemplos como los de Madrid, Barcelona, La Coruña, Cádiz, Valencia o Castilla La Mancha, por citar sólo algunos casos, son una muestra de la evidente marcha atrás a la que se avocaría España después de haber soportado las duras medidas –puede que injustas, en algún caso- sufridas en este periodo que, tras una durísima travesía a remo, nos podría hacer naufragar a pocos metros de la ansiada orilla. Ciudadanos, pese a que pueda representar esa “nouvelle vogue” que se quiere imponer desde el apoyo mediático casi incondicional de algunos medios, que dan alas al descontento de muchos, no constituye, en mi opinión, una verdadera alternativa de Gobierno –otra cosa es que los pactos postelectorales le empujen- dada su nula experiencia política y, en la mayoría de sus componentes, profesional, debido a su juventud, y a ese anárquico y heterogéneo crecimiento originado, en gran parte, por la llegada de oleadas de arribistas que ven su oportunidad de apoltronarse en el sistema y de descabalgados del PSOE que han dado el paso diez minutos antes de que este partido les comunicara oficialmente lo que era vox populi, que no contaba con ellos.

Pero, como titulo mi artículo, “Hasta aquí, Sr. Rajoy”. Si nos vuelve a defraudar no demostrando firmeza ante el sedicioso desafío separatista como continuación a su, a mi juicio, clara respuesta de ayer, creo que habrá sembrado su ‘tumba política’ y hasta los más fieles seguidores ‘digitalizados’ en sus listas –los que sobrevivan, que no van a ser muchos de confirmarse esa decepción, porque las urnas se encargarán de limitarlos aún más- le van a enseñar el camino a Santa Pola. Así que, por favor, Sr. Rajoy, sea enérgico en sus medidas, dentro de la Ley, como no puede ser de otra manera en democracia –“dura lex, sed lex”- y gánese en estos dos meses escasos la credibilidad que, usted mismo, ha contribuido a poner en cuestión.

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