Hoy en Desde el Caballo
de las Tendillas contamos con una nueva colaboración de Antonio de la Torre
que, con sus certeros análisis, nos hace un repaso a estos años de vigencia de
la Constitución. ¡Feliz martes!
Leo en un periódico digital, un artículo sobre la
entrevista que la radio del mismo medio le hace a un tal Marcelino Sexmero que,
según se recoge en el texto, es el
portavoz de la Asociación Francisco de Vitoria.
Dice este señor que “lo
que se está planteando –en Cataluña- es un proceso sedicente, si no sedicioso
ya, en toda regla”. Con una clara ‘visión de pasado´’, nos dice este ‘profeta’
que, en su opinión, “hay un proceso, desde el principio, perfectamente
pergeñado” que trata de "ganar
terreno poco a poco por la vía de los hechos, con un ‘desparpajo’ que no tiene
nombre" y remata esa ‘premonición profética’ con una no menos contundente
opinión sobre el origen de este conflicto que, a su ‘futurista’ juicio, está en
el “error gravísimo de atribuir las competencias en materia de justicia a las
comunidades autónomas", que está
provocando que "algunas comunidades usen y abusen de esas competencias”
algo que “cada vez se entiende menos. Esto debe pararse, irá a más si no se
hace nada para evitar que continúe", terminando el artículo con otra
rotunda frase, igualmente, ‘premonitoria’: “Es muy difícil que esto no tenga
consecuencias”.
¿Es que no las está
teniendo ya, Sr. Sexmero, en los últimos cinco o diez años? Por supuesto que
sí, pero muchos han ignorado la ‘lluvia fina’ con la que nos han venido
‘obsequiando’ los nacionalistas con el apoyo de la izquierda y la pasividad, si
no algo más en alguna ocasión, de la derecha, incluso después de estar ya
completamente empapados.
No seré yo el que
cuestione lo que dice el portavoz de la Francisco de Vitoria, que suscribo,
pero no deja de ser sorprendente la ‘frescura” del diagnóstico y sus
consecuencias, más propios de hace dos décadas, por lo menos, si no, como
subtitulo el artículo, de treinta y cinco años, o alguno más.
Recuerdo cómo, en 1978,
antes de que se votara la Constitución Española, mi padre -q.e.p.d.-, que
recibió el borrador unos meses antes, con la seguridad del que sabe lo que dice
y recuerda el, entonces, no demasiado lejano pasado –años 1934-36-, que él
vivió, y sufrió, en primera persona, nos dijo a mis hermanas y a mí: “Hijos
míos, espero por vuestro bien, porque yo ya no lo veré-sí que lo vio, porque
murió en Enero de 2012- que esta Constitución no se apruebe, porque si es así,
se acaba con España”. Eso me llevó a abstenerme y, aunque no voté en contra, al
menos, no contribuí a su eufórica aprobación por una aplastante mayoría.
Entonces yo tenía veintinueve años y ya llevaba seis trabajando y era padre de
tres hijas.
Yo mismo, con mucho menos
rigor, cuando en 2008, empecé a dejar mis reflexiones en la red social que
entonces conocí, Facebook, he escrito mucho en esa línea de disconformidad con
el sistema, las transferencias y el régimen autonómico, entre otras cosas. Pero
claro, al no ser miembro del cuarto poder, ni tener contactos con los medios o
pertenecer a partido político alguno, mis reflexiones tenían muy poca
trascendencia, como es lógico. Sin ir más lejos, el 7 de Diciembre de 2010,
hace casi cinco años, ‘colgué’ en mi perfil un artículo con el nombre “La
perversión del Sistema”, en el que, en referencia concreta a la Justicia,
escribía, entre otras cosas, las siguientes reflexiones:
<<Decía Montesquieu
que “EL PODER debe controlar al PODER para que no abuse del PODER”, es decir
que el PODER -JUDICIAL-, debe controlar al PODER -EJECUTIVO (Gobierno)- para
que no abuse del PODER -LEGISLATIVO (Parlamento)->> Pero ya se encargó
Alfonso Guerra de ‘enterrar’ al autor de esta máxima que debería ser
indiscutible en un sistema democrático serio, sin que los dos gobiernos del
Partido Popular hayan hecho nada por ‘desenterrarlo’.
<<Nada más lejos de
la realidad que existe en España y ahí radica, en parte, la perversión del
Sistema. Aquí, el PODER EJECUTIVO (Gobierno), y entran todos los que hemos
tenido, especialmente los socialistas, es cierto, pero tan mala es la “acción
como la omisión”, abusan permanentemente del PODER LEGISLATIVO (Parlamento)
–formado por los ‘colocados’ en las listas cerradas- , sin que el PODER
JUDICIAL (Tribunales Superiores de Justicia, Fiscalía General, Tribunal
Supremo, Tribunal Constitucional) haga nada por remediarlo o, al menos, eso
parece (Estatuto de Cataluña, caso Bono, caso Faisán, 11-M, Ley del aborto,
etc., etc., …). O se dilatan los plazos (la Justicia fuera de tiempo es, en sí
misma, una injusticia), o se mira discretamente para otro lado, o se producen
sentencias “comerciales”, que no convencen a nadie o a casi nadie (11-M). Se
acatan –o no, como se anuncia ya en Cataluña- y punto… y se pasa a otro asunto.
Desde mi punto de
vista,-decía entonces- ésta es una de las primeras reformas que hay que
abordar, de manera urgente, para cambiar el SISTEMA. La Justicia no puede estar
politizada como lo está. Y en esto, nuevamente, están implicados todos los
partidos políticos, que se reparten, “amistosa e interesadamente”, los puestos
de los principales órganos judiciales: –lo veíamos en esos días- con la
renovación del T.C.; doble rasero con que la Fiscalía General (brazo
indiscutible del Gobierno de turno) “interpreta” los diferentes asuntos
dependiendo de que afecten al partido que los nombra o al de la oposición (caso
Bono y su sorprendente aumento de patrimonio y caso Matas – expresidente del PP
de Baleares –, pongamos por caso); utilización de la Abogacía del Estado por
parte de la exvicepresidenta, Mª Teresa Fernández de la Vega, en la querella
que le interpuso a dos periodistas de Intereconomía por denunciar la
irregularidad de su empadronamiento fuera de plazo en Beneixida (Valencia) para
votar como “valenciana” en las elecciones generales de 2008; archivo de la
querella contra el comisario JAG por su posible implicación en el caso Malaya;
caso Gürtel; rapidez con que se apartó de la A.N. a Gómez de Liaño y lentitud
en el caso del juez Garzón –casualmente apartado al poco tiempo del cambio de
Gobierno-; y un largo etcétera, que haría interminable el documento. Se podría
ampliar actualizando, pero ya se está alargando demasiado el artículo. Lo haré
en otro.
Estamos, por tanto ante
un sistema “pervertido y perverso”, en su esencia, que empieza con una malísima
Ley Electoral y sigue con una politización de la Justicia, consecuencia de lo
anterior, en un “círculo vicioso” que, o se rompe, o nada funcionará como es
debido>>.
Y no sólo es la Justicia
la competencia que nunca debió ser transferida a los reyezuelos autonómicos.
Como también he dejado escrito y, en este caso ya publicado en algunos medios
que, en los dos últimos años tienen a bien recoger mis reflexiones, tampoco la
Educación, "educación es la excelencia, ¡estúpidos!",
que ha pasado a ser ‘adoctrinamiento’ en sus manos, debió serlo, ni la Sanidad
que, para empezar, incumple el principio de igualdad que se consagra en el Art.
14 de la C.E., entre otros. Hemos visto casos de desatención sanitaria, con
nefasto desenlace, para más inri, por ser el paciente de una Comunidad autónoma
diferente de la que tenía que prestar la atención.
Pero voy mucho más lejos
y también lo he dejado escrito y, sobre todo, dicho muchas veces desde hace
muchos años, en los foros en los que he tenido la posibilidad de expresar mi
opinión, lo malo no han sido las transferencias en sí, que también, sino el
cajón de sastre (debería escribirlo junto, ‘desastre’) que ha supuesto la
segunda parte del Art. 2 de la misma: “…y reconoce y garantiza el derecho a
la autonomía de las ‘nacionalidades’ y regiones que la integran y la
solidaridad entre ellas”-algo, esto último, que se ha demostrado que no
existe ¿Sabrán nuestros políticos lo que significa la palabra ‘Solidaridad”? En
mi época era uno de los valores que se nos explicaban en las clases de
Formación del Espíritu Nacional, aunque parezca increíble para algunos y otros
lo hayan olvidado.
Ya lo anticipó, con mucha
gracia por cierto –maldita la que tiene ahora-, el genial Fernando Vizcaíno
Casas en su libro “Las Autonosuyas”, en 1981, en el que recoge, antes del
Prólogo, unas declaraciones del propio Alfonso Guerra cuestionando el Sistema
de las Autonomías que, poco después potenció hasta lo insospechable y
contribuyó a prostituir permitiendo, si no más, sus abusos. Eso sí es
anticipación y demostración de conocer el terreno de juego y al contrincante,
que en algunos de los padres de la Constitución se torna más que cuestionable. Como he repetido hasta la saciedad, nunca se
debió permitir que las autonomías fueran más allá de meros órganos de gestión
administrativa supervisados por el Estado ni, mucho menos, propiciar la
constitución de parlamentos regionales que, con las transferencias en cuestión,
se invistieron de capacidad legislativa, en vez de diseñar un sistema que
evitara la duplicidad o triplicidad de funciones, compensando las diferentes
administraciones, Nacional, Regional, Provincial y Municipal que alguien, con
sentido de Estado, visión a largo plazo y conocimiento de la personalidad del
españolito de a pie, hubiera hecho. Lo que se hizo y se permitió, ya hemos
visto a dónde nos ha traído.
Termino con el último
párrafo con el que concluía mi artículo de 2010, que he venido recordando en
éste:
<<Metamos en
cintura a nuestros políticos para evitar el negro futuro que nos espera en caso
contrario (sin perder de vista que el presente -en 2010- ya es pésimo) –hoy,
desgraciadamente, mucho peor en lo que a principios y riesgo de ruptura de la
Unidad de España, supone-. No queremos “profesionales DE la Política” sino
“buenos profesionales EN la Política (los mejores, a ser posible)”. ESPAÑA
no se merece el Gobierno que tiene, aunque muchos españoles lo hayan votado en
las últimas elecciones (2008)>> En 2010, estaba todavía Zapatero
terminando de llevar a España a la ruina moral y económica en que la dejó,
pero, cinco años después, aunque los números empiecen a cuadrar y nuestra
credibilidad internacional haya mejorado sensiblemente, el resto de las
reformas estructurales que necesitaba nuestro país y que confiamos a don
Mariano Rajoy en Noviembre de 2011 –no sé si éste Gobierno tampoco lo
merecemos-, siguen sin llegar y, “esos polvos, han traído estos lodos” en los
que nos estamos ‘rebozando’ y en los que nos acabaremos de hundir, como en
arenas movedizas a las que el inmovilismo de nuestros gobernantes nos está
llevando.
¿Qué son, sino unas
peligrosas ‘arenas movedizas’ (que acabarán engullendo la España Unida de más
de cinco siglos de Historia, pese a algún intento rupturista, gracias a Dios
superado), la permisividad con el sistema educativo adoctrinador y excluyente
de algunas autonomías; la politización de la Justicia; la chulería desafiante
de algunos reyezuelos separatistas, sin respuesta contundente; la equidistancia
que algunos quieren imponer entre víctimas y verdugos; la corrupción
generalizada en partidos políticos y organizaciones sindicales y empresariales;
la doble vara de medir de nuestros políticos; la mediocridad que el sistema va imponiendo
sin que se perciba la más mínima capacidad de reacción; etc., etc., etc.?
Concluía mi artículo con
esta pregunta: <<¿Hasta cuándo seguiremos permitiendo estos abusos –y,
añado ahora, pasividad y pusilanimidad- de la clase política?>> Aquí la
dejo. La respuesta la tenemos los españoles.
Y ahora que? Lo que tenemos no es muy bueno, pero, y que me dices de los "pichones" aspirantes de la oposición, nos divorciamos porque la mujer que tenemos es un poco dejada y nos casamos con una vieja , pobre y fea, divorciada con 14 hijos por criar y mal educados?.
ResponderEliminarCon la Constitución del 78 lo que se hizo fue repartir el cortijo en parcelitas para que cada uno se construyese un chalet a su gusto. A nuestros políticos lo único que les interesa es un buen sillón.
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