Hoy recordamos en Desde el
Caballo de las Tendillas y hablamos de seguridad y libertad, con un artículo de
enero pasado, tras los atentados en el Charlie Hebdo, en el que nos plateábamos
muchas dudas, dudas que han vuelto tras el 13 de noviembre y medidas de
seguridad que se han empezado a aplicar, ¿iremos a más?
Los atentados de la
pasada semana en París han supuesto una ola de miedo en los gobiernos europeos,
y de preocupación en gran parte de la ciudadanía, que ha llevado a que se
vuelvan a plantear medidas de seguridad y de información sobre los ciudadanos.
Y es que parece que el riesgo de nuevos atentados es patente, más cuando los
radicales islámicos hacen uso de los llamados “lobos solitarios”, personas que
actúan de forma independiente de cualquier otras células terroristas, a las que
en la mayoría de los casos ni conocen.
Y ante ese riesgo de
ataque terrorista se plantea por nuestros políticos una reducción de nuestras
libertades, por ejemplo con la puesta en marcha de un registro de movimientos
de los ciudadanos europeos (en un principio de vía aérea), aunque también se habla
de la posibilidad de que, en determinadas circunstancias, se pueda retirar el
documento de identidad de sospechosos para evitar la salida del país que
corresponda.
Y a mí se me plantean
dudas, muchas dudas. Y se me plantean dudas porque por un lado estoy de acuerdo
con estas medidas que conllevarían más seguridad para todos los ciudadanos
europeos. Al fin y al cabo los defensores de las mismas te dicen que el que no
haga nada malo, que el que no sea terrorista no tiene nada que ocultar, por lo
que no le ha de importar que se registren sus movimientos. Y sí, con eso puedo
estar de acuerdo, más cuando muchos tenemos en nuestros teléfonos móviles
activada la opción de localización, pero bueno, eso es algo voluntario.
Pero por otro lado no me
gusta nada que el Estado conozca todos mis pasos y tenga mucha información
sobre mi persona. Porque si ahora decimos que sí a estas medidas, amparadas en
la protección de los ciudadanos ante el terrorismo, mañana, por ejemplo, se
podrían aplicar esas mismas medidas contra los blogueros que critican al
gobierno de turno o contra los vendedores de libros. Y lo mismo aplico a las
escuchas telefónicas y del resto de comunicaciones.
Pues eso, que estoy hecho
un lío, que no sé si apoyar estas medidas o no. ¿Qué opináis vosotros?,
agradecería vuestra opinión.
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