Ayer se celebraba el 83 aniversario de la
instauración de la Segunda República en nuestro País y muchos lo conmemoraron
en las redes sociales. Muchos se alegran de esa efeméride y les gustaría que un
sistema político igual se volviera a instaurar en España. De la II República se
pueden decir muchas cosas, la inmensa mayoría malas, pues fue un periodo muy
oscuro de la historia de nuestro País; por eso no comprendo como se justifican
sus métodos y se defienden sus formas. Ahí están los hechos y la historia. Y es
que miedo me da que se instaure una república como la que busca esta gente,
porque si así fuera, por el mero hecho de escribir este Blog, seguramente llamarían a la puerta de mi casa a las 6 de la mañana, ¡y no
sería el lechero!
Y aunque yo defiendo el actual sistema que
tenemos, es decir, la Monarquía Parlamentaria, entiendo perfectamente a
aquellos que preferirían una república, pero por favor, no a imagen y semejanza
de aquella. Y digo a imagen y semejanza porque muchos de los que defienden la
República, ondeando la tricolor y la bandera comunista, también atacan de
forma muy agresiva a la Iglesia Católica, por ejemplo, con lo que la historia
se revive y vienen a la memoria la quema de iglesias, el asesinato, violación y
tortura de mujeres por el simple hecho de ser monjas o de familias enteras por
acudir a misa. Eso fue la Segunda República.
Como comentaba el periodista Luis del Pino
en Facebook, “en un solo mes y en una sola ciudad (Madrid, noviembre de 1936),
la Segunda República asesinó a más gente (hombres, mujeres y niños) que la
Inquisición a lo largo de toda su historia”. Por no hablar de las represalias y
asesinatos de personas de izquierdas por el solo hecho de discrepar, por ser
anarquistas o de la izquierda no estalinista. Eso fue la segunda República. Por
eso no comprendo como se quiere imponer un sistema político como ese.
Y como decía al principio muchos lo
conmemoraron en las redes sociales, los hangstag #14APorLaRepública, Viva la
República o #QueEmigreElBorbón fueron trending
tropic a lo largo del día, ¡y os podéis imaginar las barbaridades que se
soltaban! Y es que eso fue la Segunda República, y me he quedado corto.