Ayer,
en la tertulia política del programa Sin Complejos, que magistralmente dirige
Luis del Pino y que se emite en las mañanas de los fines de semana en Es Radio,
hablaron, entre otros temas de interés, sobre los jueces estrella y decían que
no es lógico que en una democracia consolidada haya jueces con tanta presencia
mediática.
Ese
análisis me dio que pensar, pues creo que es muy acertado. El hecho de que, por
ejemplo, la jueza Mercedes Alaya se haya convertido en un referente mediático y
congregue un gran número de “fans” no debería ser normal.
Pero
igual que ocurre con la jueza Alaya, también ha pasado con otros. El caso más
mediático sin duda ha sido el del Juez Baltasar Garzón, que tras dejar la
política volvió a los juzgados instruyendo el caso GAL y la corrupción
socialista, y antes de que le condenaran por prevaricación le tocó al caso
Gürtel y a la corrupción de los populares. También hay que recordar a Javier
Gómez de Liaño, que investigó al Grupo PRISA y que curiosamente también fue
condenado por prevaricación. Y al Juez Ruz, que instruye el caso Bárcenas.
Son
todos jueces conocidos, que tienen una gran presencia en los medios de
comunicación, pero ¿es esa una situación normal? Creo que no debería serlo, no
debería ser normal que estos servidores públicos fueran tan mediáticos. ¿Pero
por qué lo son?; en mi opinión es consecuencia del gran nivel de corrupción que
vive el País, unido a la falta de líderes, lo que conlleva que la gente vea en
estos jueces a unos luchadores por la ejemplaridad, por la transparencia, por
la honestidad…, Claro que va según barrios, porque para los de enfrente son
todo lo contrario.
Yo
considero que los jueces no deberían ser conocidos, no deberían protagonizar
noticias ni abrir los telediarios. En las democracias sin tanto nivel de
corrupción, sin tanto “mangoneo” político, los ciudadanos saben que los jueces
están ahí, cumpliendo su papel constitucional, pero no son tan conocidos como
en España, porque solo son un instrumento para hacer cumplir la Ley.
No debería de ser, pero es. Yo creo que como vemos tan raro que alguien haga bien su trabajo, que lo subimos a lo más alto. Porque la corrupción también está en la justicia.
ResponderEliminarEstá claro Alfonso, la corrupción está en toda la sociedad y lo abarca todo...
EliminarLo que no es normal es que los componentes de los máximos órganos judiciales los nombren los políticos, mientras, los periodistas hablando de "estrellas"...Paissssss
ResponderEliminarEse es un gran fallo de este sistema, que los máximos órganos judiciales son nombrados por políticos. Una pena.
EliminarSer o no popular depende en primer lugar de cuál sea el interés de los periodistas, y estos nunca considerarían noticia que un perro mordiera a un hombre, sino cuando ocurre justamente lo contrario; no porque fuera más digno de figurar en las hemerotecas que un hombre mordiera al can, sino porque tal acontecimiento es en sí mismo mucho menos habitual y lo que el publico demanda ante todo es precisamente eso, situaciones verdaderamente excepcionales.
ResponderEliminarPor otra parte están los intereses del público usuario de la prensa, que abomina las noticias objetivas y busca con fruición versiones, aunque sean amañadas, de la realidad que le induzcan a pensar que no está solo ante las adversidades de la vida.
Partiendo de estas premisas, estamos en situación de preguntarnos en este contexto por los llamados JUECES ESTRELLA. Yo definiría a estos singulares elementos de la judicatura como “quienes desoyendo las normas no escritas dictadas por las altas jerarquías del aparato judicial (Tribunal Constitucional, en sentido vertical; y Consejo General de Poder judicial, en el horizontal), optan por buscar lo que consideran justo, aun teniendo que esquivar lo que dictamina la Administración de la Justicia”.
Poco habituales y defensores de lo que interesa a los ciudadanos: ¿Alguien tiene más ganadas las estrellas de la popularidad que estos héroes?
Estoy de acuerdo Rafael, pero creo que el hecho de que en una democracia los jueces sean estrellas por luchar contra la corrupción política, en gran parte, demuestra el fracaso de la sociedad, aunque nos tengamos que quitar el sombrero antes muchos de ellos. Un saludo.
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