Ayer vivía una situación curiosa cuando visitaba el
despacho de un compañero para intentar solucionar, de forma extrajudicial, una
controversia entre nuestros clientes. Es buen amigo y, por lo tanto, la visita
fue muy agradable, aunque ocurrió un hecho que quiero compartir con vosotros.
Cuando llegué, mientras saludaba a otro compañero con
el que comparte despacho, llamaron a la puerta, la secretaria abrió y entró
corriendo un niño, de 9 o 10 años, pasó al fondo del bufete como si lo conociera.
Resulta que el niño acompañaba a dos mujeres que venían a entregar unos
documentos a otra compañera del despacho, que no se encontraba en ese momento.
Dejaron los documentos y se marcharon, la escena duró un minuto, aunque parece
que en el edificio estuvieron algo más.
A los cinco minutos llamaban a la puerta, era el
conserje del edificio, algo alterado y enfadado (con razón), diciendo que un
niño acompañado de dos mujeres se había llevado su teléfono móvil y lo sabía
porque el menor se lo había enseñado a un electricista que estaba haciendo unas
reformas en el edificio, diciéndole, “mira que móvil más chulo tengo”. De esto
me enteré luego porque yo ya estaba reunido con mi compañero y sin embargo amigo.
Por los documentos que habían entregado localizaron el teléfono de una de las
mujeres y la llamaron. La mujer dijo que el niño había estado con ellas en todo
momento y que no había cogido ningún teléfono; pero ante la insistencia le
preguntó al niño y le miró en los bolsillos, apareciendo el teléfono.
Según parece, cuando fueron a devolverlo el
conserje del edificio recriminó al ladronzuelo, a lo que la madre le increpó
diciéndole que lo dejara en paz que solo era un niño.
Sí, solo es un niño, pero con esa actitud de la
madre lo que está fomentando es que en unos años sea un delincuente, porque no
es normal que un niño de unos 10 años se lleve un móvil al descuido, pero menos
normal es que una madre actúe como esta señora, diciendo que lo dejen en paz,
que solo es un niño.
Desgraciadamente estas actitudes son cada vez más
habituales, y no se salva ninguna clase social. Padres que actúan de esta
manera flaco favor hacen a sus hijos. Es para meditar.
Los niños de hoy serán los adultos de mañana y no parece poca cosa que los eximan de la responsabilidad de los malos actos que comenten...
ResponderEliminarComo bien dices es para meditar :(
Un saludo!
En este caso creo que hay que recriminarle es a la madre, porque el niño no deja de serlo y posiblemente incluso lo vea como un juego. Pero con esas cosas de la madre el niño no aprenderá.
ResponderEliminarLos niños son víctimas de la tolerancia excesiva de los mayores, Todo les está permitido porque son menores y los niños de ahora no son nada tontos y se aprovechan de las circunstancias.
ResponderEliminarCreo que era Pitágoras el que decía; "Hay que educar a los niños para no tener que castigar a los hombres."
Un abrazo