Hoy jueves os traemos una
nueva colaboración de Antonio de la Torre, en la que hace un análisis sobre las
próximas elecciones en Andalucía, recuperando un artículo escrito hace tres
años y adaptándolo a 2015. Es su homenaje al Día de Andalucía. Esperemos que
Andalucía despierte, falta nos hace.
Hace ahora casi tres
años, exactamente el 26 de Marzo de 2012, justo al día siguiente de las últimas
elecciones andaluzas, escribía un artículo para mi cosecha, porque entonces
publicaba sólo en Facebook, con este mismo título, tras el resultado del
escrutinio provisional, según el cual el PP había ganado las elecciones, pero
me temía que la pinza de la izquierda se impusiera, como así fue.
Este artículo, que en mi
opinión sigue vigente, con algunos cambios por el posible nuevo panorama
electoral, tal vez podría escribirlo el
próximo 23 de Marzo. Decía lo siguiente:
<<Andalucía vuelve
a decepcionar y parece que está conforme, o no lo suficientemente en contra, con la mala gestión y la corrupción, cuando
no el robo generalizado, de los políticos que la han puesto en el último lugar
de todo en Europa (déficit, empleo, nivel de educación, abandono escolar,
etc.), excepto en sol que, para suerte de todos, no depende del PSOE.
Mi más sentido pésame a
mis paisanos andaluces de bien, que los hay, y muchos. Pero se ha vuelto a
imponer el interés de la mamandurria y el clientelismo al sentido común. Una
vez más y van… todas.
Ahora, si Izquierda Unida
fuera sensata, lo que es mucho pedir, supongo, debería seguir los pasos de lo
que han hecho sus compañeros de Extremadura y abstenerse para no ser cómplice
del desastre en que más de 30 años de PSOE ha sumido a esta región.
En cuanto al amigo
Arenas, ese eterno aspirante más veterano que la Catedral-Mezquita de Córdoba,
debería irse ya a su retiro playero (¡hay que ver qué buen bronceado luce
siempre!) porque su imagen de señorito andaluz trasnochado no da para más. Si
no ha sido capaz de ganar, aunque presuma de (amarga) victoria, estas
elecciones, después de todo lo que hemos visto en estos años y, especialmente,
en los últimos meses y días, en cuanto a despilfarro, drogas, altos cargos
detenidos por corrupción, desempleo total (31%)
y juvenil –menores de 25 años-(50%), nivel de enseñanza (última según el
informe PISA), basura televisiva, etc., etc., será mejor que deje paso a otra
gente que sepa transmitir un mensaje de confianza que él, por cuarta vez, no ha
sabido hacer. Sus últimas decisiones de no participar en debates, de predicar
“Diálogo y humildad” en lugar de honradez y trabajo puede hacer pensar que está
conforme con seguir en la poltrona de la oposición a costa del presupuesto.
Claro que no hay que
culpar sólo a Javier Arenas porque la política del PP en estos cuatro meses
tiene también su parte de culpa en el resultado del desastre de Andalucía (sí,
desastre sin más. Llamarlo victoria, aunque con el calificativo de amarga,
sabiendo, como sabíamos todos, que no valía con ganar sino que había que
hacerlo por mayoría absoluta, no deja de ser un eufemismo para el auto-consuelo
y tratar de salvar el tipo). La falta de claridad y contundencia en el mensaje
que esperábamos la mayor parte de los que votamos PP el pasado 20-N, le ha
pasado factura de nuevo. Una factura de 450.000 votos o, lo que es lo mismo,
seis o siete escaños que le hubieran dado la mayoría absoluta al PP.
El Partido Popular
nacional no ha querido, o no ha sabido, que para el caso es lo mismo, cortar
con esa ventana de propaganda que supone la RTVE , en particular en Andalucía.
Por poner sólo un ejemplo: ¿alguien se imagina una situación al contrario y que
el PSOE, gobernando España, hubiera permitido dejar más de tres meses la
Televisión Pública en manos de la oposición, con unas elecciones autonómicas trascendentales
a la vista? El PSOE se hubiera saltado lo que hubiera que saltarse (recordemos
la LOCE, Irak y demás actuaciones de los últimos 8 años) y actuado con hechos
consumados, legales o no, antes que permitir no controlar ese importante medio
de intervención para manipular el “rebaño”. Mientras el PP no se convenza de
que el mensaje a transmitir es el que da Esperanza Aguirre en Madrid (así está
Madrid, en cabeza de todo), no hay nada que hacer hasta la ruina total.
Como español y andaluz, aunque residente fuera y, por
tanto, sin posibilidad de voto allí, siento que mis paisanos no hayan tenido la
capacidad de cambiar el signo de estas elecciones. Ellos sabrán lo que han
hecho, pero el resultado reflejado en las urnas no ayuda a desterrar la imagen estereotipada
del andaluz que en muchos sitios (especialmente en Cataluña, como dejó patente
Arturo Más) se tiene de los andaluces: conformistas, poco diligentes y a los
que mientras les subvencionen para la copita de vino, les permitan hacer sus
chapuzas bajo cuerda y no les compliquen demasiado la vida, si los políticos
roban, da igual: “ya han abusado bastante los señoritos”, así que ahora el
‘cortijo político’ tiene derecho a suplantar al cortijo agrícola y ganadero tan
denostado por esa izquierda populista que los arruina más aún, pero que lo hace
con buena música y sabe vender que es por “el bien del pueblo”, que son ellos y
sus allegados. Sevillanas, ferias y romerías, manzanilla y “rebujito”, soleares
y fandangos, sol y playa y… ¡a robar! Pasen días caigan dietas.
¡¡¡DESPIERTA ANDALUCÍA!!!
O seguirás a la cola de Europa, más cerca de Venezuela, Cuba y demás satélites
subdesarrollados que del mundo occidental, cada vez más lejos a este
paso.>>
Hasta aquí el mencionado
artículo de hace tres años.
Desgraciadamente, tres
años después, con ligeros matices y algunas caras nuevas entre los clásicos, y
nuevos actores en forma de partidos, que entonces no contaban o no existían, el
panorama ha cambiado poco en lo fundamental y a peor.
Por ejemplo, el
Presidente de la Junta de Andalucía entonces, José Antonio Griñán, cedió los
trastos apresuradamente a Susana Díaz, ante la más que posible imputación por
el mayor caso de corrupción de los últimos 40 años, en busca de un puesto que
le blindara ante lo que se le venía encima, como así ha sido tras ser imputado
por parte del Tribunal Supremo, lo mismo que, un poco antes, había hecho con él
su antecesor, Manuel Chaves, por la misma “precaución” de salvaguardia y ahora
también imputado en el mismo procedimiento, que se vino a Madrid a calentar
escaño en compañía de su inseparable Gaspar Zarrías, otro que tal baila.
Andalucía sigue a la cola
de aprovechamiento escolar, como lo vuelve a destacar el último Informe PISA y
a la cabeza de abandono de las aulas.
La corrupción ha seguido
aflorando y creciendo y el número de imputados y/o detenidos ronda el centenar.
Las tasas de desempleo
han aumentado significativamente hasta el 34’2 % (un 10 % más) en el total de
la población activa y el 59’0 % (casi un 20% más) entre los menores de
veinticinco años que, en el caso de jóvenes de entre 16 y 19 años asciende al
68’7 %.
Dos candidatos a la
cabeza de los dos grandes partidos sin mucho predicamento, aunque aparenta
tener un poco más la actual Presidenta,
dado el nivel más que gris del candidato que el ausente Javier Arenas se ha
sacado de la chistera teniendo, en mi opinión, bastante mejor es opciones donde
elegir (Oña, Sanz, Zoido...). ¿Ha tirado la toalla el Partido Popular a priori
en lo que algunos dicen que responde a un pacto de no agresión en otras
comunidades, por ejemplo Madrid? El tiempo dirá.
Además, aparecen, con
posibilidades ciertas de voto, tres nuevas formaciones, Ciudadanos, Podemos
(tal vez a costa de la desaparición de IU) y UPyD, que van a influir de manera
sensible en las posibles combinaciones postelectorales, si se respeta ese
aparente pacto PP/PSOE. ¿O habría que decir PPOE?
En la festividad poco
explicable de la Fiesta de Andalucía, creo que el llamamiento viene bien para
mis paisanos andaluces, a tres semanas de una nueva cita electoral, a ver si
sirve de revulsivo y recapacitan ante lo que puede ser un resultado de difícil “digestión” para
Andalucía y no más fácil gestión para el encargado de sacar adelante un posible
gobierno.
Por cierto, y para los
“cuatro” andalucistas despistados que no se quieren enterar de la realidad,
nunca ha existido el mal llamado Nacionalismo Andaluz ni Blas Infante ha sido
“padre de la Patria andaluza” ni héroe de nada. Me parece lamentable a lo que
ha llegado el "café para todos" del Profesor Clavero, aquel ministro
de Adolfo Suárez. Desde mi punto de
vista sólo debe existir el NACIONALISMO ESPAÑOL, la única nación al Sur de los
Pirineos, excepción hecha de Portugal, todo lo demás son inventos contra la
historia de cinco siglos, por lo menos o, tal vez de más de dos mil años.
Andalucía no despierta. La mitad de la gente vota a PSOE y la otra mitad a PP.
ResponderEliminarjajaja, bueno anónimo, algo ha despertado, el PSOE mas o menos sigue igual tras estas elecciones, pero al menos el PP ha perdido tantos escaños que como siga así se va a quedar en agrupación folclorica, jajajaj
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