SI NO HAY RESPETO NO HAY DEMOCRACIA

Este pasado viernes se vivía una situación que no debería producirse en una democracia consolidada como la nuestra. Tanto en Córdoba como en Sevilla extremistas de izquierda intentaban boicotear, de forma coordinada, sendos actos públicos de VOX. En Córdoba desplegando una pancarta en el bulevar del Gran Capitán, donde los integrantes de la formación de Santiago Abascal, impidiendo que VOX trasladara su mensaje a la sociedad cordobesa. Lo ocurrido en Sevilla fue mucho más grave.

Y fue más grave porque unos energúmenos se dedicaron a tirar piedras a un mitin que se celebraba en la capital de Andalucía, alcanzando a varios de los asistentes, entre los que se encontraban familias con niños y al propio Santiago Abascal. Estos hechos son simplemente inaceptables en democracia y merecen mi más enérgica condena y repulsa.

Pero lo que ha ocurrido hace unos días va más allá de la guerra partidista, de los ideales. Lo ocurrido en Sevilla y Córdoba contra un partido político democrático es un atentado contra la propia democracia. Y los demócratas nos hemos de posicionar a su lado, en solidaridad. Estas actitudes antidemocráticas se han de desterrar de nuestra sociedad y han de ser condenadas.

Como ya he dicho en estas mismas páginas, el 22 de mayo votaré al Partido Popular, porque creo que es la única formación capacitada para gobernar Andalucía, pero el hecho de que no apoye a un partido político que concurre a esas mismas elecciones no ha de ser razón para estar al lado de ellos ante los ataques sufridos.

Ser demócrata, vivir en democracia es, sobre todo, respetar a los demás; respetar sus diferentes ideologías y su derecho a expresar sus ideas, por muy diferentes que sean. Cosa que algunos no hacen, como quedó demostrado el pasado viernes. Y es que si no hay respeto no hay democracia.