Hoy Antonio de la Torre
escribe en Desde el Caballo de las Tendillas y analiza los resultados de las
elecciones andaluzas respecto al Partido Popular. Nos habla de programa, principios
e ideales. ¡Feliz martes!
Después del estruendoso batacazo del Partido Popular en las elecciones andaluzas
no puedo por menos que hacer memoria y traer aquí unas reflexiones de hace
ahora algo más de cuatro años, 23 de Enero de 2011.
Escribí entonces unas
líneas a propósito de lo que, en la apertura de la Convención Nacional que el
PP celebró por aquellos días en Sevilla, José Mª Aznar recomendó a Mariano
Rajoy sobre que “se presentara a las elecciones –todavía no previstas- con un
programa bien definido y concreto”.
Días después, Rajoy dijo
que acabaría “con los privilegios de los diputados y senadores” y, declaró
también que, cuando llegara al Gobierno, “aboliría la actual Ley del Aborto”
aprobada no hacía mucho por el Gobierno socialista.
Yo escribía entonces lo
siguiente:
“¿Qué más cosas piensa
incluir Mariano Rajoy en ese programa concreto que muchos posibles votantes del
PP estamos esperando para saber cómo va a llevar a cabo su política de
gobierno?”
Y le daba algunas
indicaciones de lo que, por entonces, exponía en mi muro personal de Facebook y
en el grupo que reunía a más de 1.000 amigos “virtuales”, que bauticé con el
nombre de “Hay que echar a Zapatero como sea”, lo que, gracias a Dios
conseguimos entre once millones de españoles, si bien es cierto que al que
cambiamos fue a Rubalcaba, esa “joven promesa” que sustituyó al “contador de
nubes” cuando cedió los trastos y se fue a su retiro dorado del Consejo de Estado,
preparado por él mismo para su mayor gloria, y vergüenza de cualquier persona
con una mínima dignidad. Estas indicaciones eran las siguientes:
- Modificación de la Ley
Electoral y del sistema de reparto, evitando que los votos de los partidos
nacionalistas tengan un mayor valor que los de los partidos de ámbito nacional,
con listas abiertas, formación de gobierno por los partidos más votados y
limitación, por ley, a un máximo de dos periodos legislativos en todas las
administraciones.
- Separación de poderes e
inmediata despolitización de la Justicia.
- Reforma inmediata de la
Ley de Educación con la potenciación del esfuerzo y el mérito y supresión de la
asignatura de Educación para la Ciudadanía, entre otras medidas.
- Desaparición del
Senado.
- Reordenación de
carteras ministeriales, con desaparición de ministerios innecesarios.
- Modificación de la Ley
de la Función Pública. Congelación de ofertas de empleo público salvo aquellas
excepcionales que sirvan para reponer bajas imprescindibles en puestos
cualificados, por jubilación o muerte, amortizando todas las bajas que se vayan
produciendo en el resto del funcionariado. Coordinación de la Función Pública a
nivel nacional con la autonómica.
- Reforma laboral
profunda, con revisión de los sistemas de representación. Eliminación de las
subvenciones a los sindicatos. Ley de Huelga.
- Revisión del Sistema
Fiscal.
- Reestructuración del
Sistema de las Autonomías con la recuperación por el Gobierno Central de una
gran parte de las transferencias, en especial en los apartados de Educación,
Justicia, Sanidad y Economía y Hacienda, que deben responder a una visión
estatal.
- Reagrupamiento de
municipios pequeños, para crear Ayuntamientos superiores a 25.000 habitantes,
con desaparición de la Diputaciones que quedarían englobadas en el sistema
autonómico.
- Auditorías de las
cuentas públicas en las etapas anteriores.
- Auditoría de las
empresas públicas y cierre de las no rentables, con exigencia, en su caso, de
responsabilidades a sus gestores y órganos políticos de decisión.
- Reducción drástica del
parque automovilístico en toda la administración.
- Recorte, igualmente
drástico, de asesores de libre designación.
- Derogación de la Ley de
matrimonios homosexuales. Establecimiento de los derechos de este tipo de
parejas, pero sin la denominación de matrimonio.
- Derogación de la Ley
del Aborto.
- En definitiva, hay que
plantear y realizar una REESTRUCTURACIÓN COMPLETA DEL PAÍS que, seguramente,
implica una revisión de la CONSTITUCIÓN de 1978, en sus aspectos fundamentales.
Estas recomendaciones,
tuve la oportunidad de dárselas en mano al Sr. Rajoy, junto con un pequeño
dossier de documentos, tras una entrevista que le había hecho Pedro J. Ramírez
en el programa La Vuelta al Mundo de Veo 7, al que fui invitado. Esa entrevista
en la que el aspirante a Presidente de Gobierno nos brindó una ‘gloriosa’
anécdota cuando, al ir a contestar a una de las preguntas acordadas, dijo
mirando las notas que escribía mientras escuchaba:“¡Anda, si no entiendo mi
propia letra!” Y salió como pudo de la “embarazosa” pregunta sobre el porvenir
laboral que le esperaba a la demandante.
Huelga decir que nadie
del gabinete contestó nada y, hoy, algo más de cuatro años después, sigue sin
respuesta por la vía de los hechos, como esos once millones de votantes del
Partido Popular el 20 de Noviembre de 2011, esperábamos. Tercera “defunción”
histórica en esa fecha, aunque la del PP con una larguísima agonía de más de
tres años, los que las elecciones andaluzas acaban de certificar.
Cierto que el Sr. Rajoy
se presentó a las elecciones con un Programa “bien definido y concreto, como le
pedía Aznar, pero no lo es menos que no cumplió nada de lo que en él se
recogía, salvo una mejor económica -en gran parte a costa del contribuyente-,
que se daba por descontado.
¿Alguien duda de que con
un programa que hubiera incluido, al menos, algunos de esos puntos, si no todos
y alguno más en esa línea de recorte da gastos y privilegios, el PP habría
ganado, de verdad, las elecciones andaluzas de 2012, en las que tuvo una
“amarga victoria” que no le sirvió de nada? Por supuesto no habría perdido los
cuatrocientos cincuenta mil votos que perdió en aquellos cuatro meses ni se
habría suicidado casi del todo como comprobamos ayer en Andalucía.
Por supuesto, y siempre
desde mi punto de vista, claro, la aplicación de algunas de esas medidas habría
contribuido, también, sin lugar a ningún género de dudas, a la reducción de la
actual crisis de desconfianza que reina entre los ciudadanos españoles sobre la
clase política que, lejos de desaparecer, se está haciendo endémica y se
afianza en un lugar destacado entre las preocupaciones de la población.
Pues no veas que cantidad de horas se ha pasado el señor para elaborar propuestas, y todo para nada, si al final el PP no cumple nada de sus programas.
ResponderEliminarAdemás el PP no sabe gestionar, seré benévolo e ingenuo y pensaré que durante 18 años se produjo un suceso digno de salir en Cuarto Milenio: no sabían nada de los trapicheos de sus tesoreros, ¿si no se "enteran" de la economía de su casa como piensan gestionar la de un país?
Uy, una sede reformada por arte de birlibirloque, uy un jaguar en la puerta de casa... Mejor le podría haber dado a Rajoy un folleto del Ikea para comprar muebles a juego con la sede reformada de Genova.