Ayer Doña Susana Díaz
comparecía ante el Parlamento andaluz para ofrecer su segundo discurso de
investidura, el primero tras ser elegida en las urnas como candidata del
Partido Socialista Obrero “Español”. Yo no vi el discurso, uno es friqui de la
política pero no tanto como para estar escuchando el discurso de la candidata
socialista. Lo leí por la tarde, en la tranquilidad de mi despacho. Y la
verdad, escribir este artículo me está costando, pues poco dijo la Sra. Díaz.
Mucha palabrería, mucho
brindis al sol y mucho guiño a Podemos y Ciudadanos, buscando que alguna de
estas dos formaciones (o las dos), den algún paso para permitir que sea elegida
Presidenta de la Junta de Andalucía.
Y lo primero que me llamó
la atención cuando leía el discurso es que en las 44 páginas con las que
contaba el mismo, solo una vez utilizó la palabra paro y en 4 ocasiones la
palabra desempleo, como si de eso no hubiera en nuestra tierra. Eso sí, de
corrupción habló en 21 ocasiones, imagino que buscando el plácet de Juan Marín
y su grupo. Desahucios la pronunció en 2 ocasiones y transparencia en 7. Y
podría continuar, pero ¿para qué?
Es verdad que propuestas
hizo muchas la candidata del PSOE, otra cosa es que se lleven a cabo, vaya a
ser que pase como con el pacto que se firmó con Izquierda Unida y del que se
cumplió un escaso número de las medidas acordadas. Y también es verdad que
muchas de las propuestas que ha hecho, en mi opinión, se escapan a la esfera
competencial de la Junta de Andalucía. A lo mejor es que la Sra. Díaz está
pensando en otras cosas…
Lo dicho, un discurso que
cualquiera de nosotros podría haber firmado al 80 %, pues en la mayoría de sus
pasajes vino a hacer brindis al sol y a decir obviedades, al estilo candidata a
miss que contesta que desea la paz mundial…
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