Hoy contamos con una
nueva colaboración de Antonio de la Torre, en la que nos da su visión sobre las
elecciones del pasado domingo. Y es que en este país todos ganan. ¡Feliz
miércoles!
Es curiosa la
interpretación de los principales líderes a la hora de valorar los resultados
electorales, que se viene repitiendo elección tras elección. Sí, todos ganan
las elecciones aunque, tal vez, habría que aplicarles el título de aquella
canción de Conchita Velasco, la actriz vallisoletana que, a buen seguro, será
de los españoles que estén contentos con el giro a la extrema izquierda que ha
dado el mapa electoral; canción que se ajusta, como anillo al dedo, a lo que
muchos españoles de uno y otro signo quisiéramos decirles, sobre todo, a los
líderes de los dos grandes partidos.
Y la prueba de que no se
quieren enterar son las primeras declaraciones de los máximos representantes de
uno y otro partido.
El gran Floriano -porque su
líder, Mariano Rajoy, no tuvo siquiera la mínima dignidad y decencia política de
comparecer- nos dice que “Hemos ganado las elecciones” -amarga victoria, en
todo caso, que sirve de poco- cuando se han perdido las mayorías absolutas en
todas las Comunidades Autónomas que gobernaban, once de las doce, si no
recuerdo mal, porque Galicia no comparecía en estos comicios, y en todas las
capitales de provincia, 34, más Santiago de Compostela y Mérida, como
principales municipios, además de en Melilla, y la conserva sólo en Ceuta.
En las elecciones
municipales de 2011, el Partido Popular obtuvo 8.474.031 votos, que
representaron el 37’53% del sufragio y 26.499 concejales, mientras ayer fueron 6.032.496
votos, representativos del 27’03% y de
un total de 22.750 ediles. Es decir, 2.441.535 votos menos y 10 puntos sobre el
total del sufragio que suponen un 28’81% de caída relativa respecto a 2011 y
3.749 representantes en las corporaciones locales.
Por su parte, en las
autonómicas de ayer, el Partido Popular ha perdido 2.030.699 votos desde las
anteriores elecciones de 2011, lo que representa un 34’52% de sus electores de
entonces.
No menos llamativa es la
intervención del Secretario General del PSOE, el “avocálico” Pdr Snchz, que empezó
perdiendo las vocales y, a este paso, perderá hasta la camisa. Decía ayer, todo
eufórico, que “Hemos alcanzado al PP”, dándole la vuelta a la realidad ya que
es el PP el que, con su batacazo, ha recortado la diferencia con el PSOE,
porque los socialistas han seguido cayendo en 689.003 votos en el ámbito
municipal, lo que supone un 10’98% de caída en relación con sus resultados de
2011, en los que obtuvieron 6.276.087 votos, un 27’79% del total escrutado que
se tradujeron en 21.767 concejales frente a los 5.587.084 votos de ayer, que
han supuesto un 25’03% del sufragio y un total de 20.824 ediles. Es decir que los
socialistas han continuado con su descalabro perdiendo 943 concejales desde
2011.
Por otro lado, en lo que
a comunidades Autónomas se refiere, el PSOE ha perdido también 510.000 votos
respecto a 2011, que supone un 13’98% menos en relación con los anteriores
comicios.
Además habría que tener
en cuenta que los dos grandes partidos perdieron 500.000 y 130.000 votos,
respectivamente, en las pasadas elecciones andaluzas de hace dos meses, que incrementarían
la ya, por sí sola, importante sangría de este 24 de mayo.
En resumen, que el que no
se consuela es porque no quiere.
Mientras tanto aparecen
dos nuevos actores en el mapa político autonómico y municipal español, ya lo
habían hecho en Andalucía en el primer nivel, que han fagocitado de una u otra
manera a UPyD e IU, que desaparecen prácticamente del mapa político tras perder
50% y 30%, respectivamente, y que también tienen otra lectura en cuanto a los
resultados obtenidos. Por un lado está Ciudadanos, que ha conseguido menos
representación de la que le daban las encuestas, la hace diciendo que es la
tercera fuerza con más apoyo a nivel nacional, 1.461.258 votos, cierto, aunque representan
un exiguo 6’55% del electorado. Por otro lado Podemos, que realmente ha sido
representado por una amalgama de siglas diferentes en las distintas provincias
y Comunidades Autónomas, especie de “marcas blancas”, que dejan en el aire la
pregunta de ¿qué hubiera pasado de haberse presentado con su marca como hizo en
Andalucía, donde los resultados fueron también sensiblemente inferiores a los
que le daban las encuestas? Lo cierto es que ambas formaciones se han
convertido en clave para la gobernabilidad en la mayor parte de comunidades y
en casi todas las capitales y ciudades importantes.
Esperemos ahora a ver qué
hace el PSOE, si se une al partido bolivariano de Pablo Iglesias y anexos, con
tal de tocar poder, quitando así el gobierno al Partido Popular, objetivo
fundamental de la izquierda, o, por una
vez, antepone los intereses de España a los propios del partido, generosidad
que dudo.
El pacto del PSOE con
Podemos, desde mi punto de vista, puede representar la puntilla que don Mariano
Rajoy, dilapidando la más importante mayoría absoluta que un político ha tenido
en nuestro país, al menos en los últimos cuarenta años, fue incapaz de darle en
estos tres años y medio de gobierno en los que continuó gran parte de las
políticas sociales de su antecesor, limitándose, que no ha sido poco pero no
suficiente, a recuperarnos de la recesión/crisis económica heredada, a costa,
fundamentalmente, del sacrificio de la clase media en lugar de recortando el
gasto y la dimensión del aparato administrativo y actuando con rigor ante
desafíos soberanistas y actuaciones judiciales en el ámbito del terrorismo.
Y, aunque, de mucha menor
importancia, no me resisto a dedicarle unas líneas a ese partido que representó
en las pasadas europeas, de hace justo un año, una pequeña esperanza de
regeneración política ante el descontento con las políticas del Partido Popular.
Me refiero a VOX que, tras la deslealtad de los que de manera espuria se
quedaron con el partido tras ver la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el
propio, y abusando de unos pocos a los que la desinformación les ha mantenido
fieles a un Manifiesto “usurpado” a sus verdaderos autores, ha consumado el
descalabro que algunos vaticinábamos después de vivir de cerca la rebelión de
unos pocos fanáticos ambiciosos. Por poner sólo un ejemplo, los 37.043 votos
obtenidos en la Comunidad de Madrid frente a los 80.557 de hace un año o los
18.000 de Andalucía frente a los 32.000 de las europeas, son una buena muestra
de la debacle. Pero también habrá quien interprete que VOX ha ganado por esos
concejales aislados y un par de alcaldes en municipios con un solo candidato. Claro,
veintidós concejales sobre cero que tenía suponen un crecimiento igual a
“infinito”. ¿Suficiente para que alguno siga viviendo del cuento unos meses
más? Seguro. Para reír por no llorar.
¡Que Dios nos coja
confesados ante el panorama que se nos presenta! ¿Será la antesala de esa gran
coalición que Tigrekán proponía?
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