Hoy contamos con una
nueva colaboración de Antonio de la Torre, que nos habla de todos lo ocurrido
la pasada semana en nuestro País, empezando por el domingo en el que fue
investido el nuevo presidente de la Generalidad. Un artículo interesante en el
que Antonio nos da su particular visión. ¡Feliz semana!
Pues sí, queridos
lectores, una segunda semana de Enero en
la que hubo de todo, pero vamos por partes.
Empezamos, el domingo 10,
con la consumación de una traición que, aunque iniciada sibilinamente en 1978,
se lleva perpetrando con más desparpajo e impunidad desde la reforma de Julio
de 2010 del Estatuto de Cataluña, ya reformado en 2006 respecto del inicial que
se aprobó en 1979. Recordemos el brindis de Rodríguez ZP a Más, en Zaragoza,
antes de las elecciones de 2004: “Pascual, aprobaremos en Madrid, lo que venga
aprobado de Cataluña”. Ahí comenzó el final de la desenfrenada carrera, veremos si con freno -brusco y/o
violento- y marcha atrás.
Así, el domingo 15, se
consumó el ‘teatro’ que, desde Septiembre del pasado año, tras las elecciones
autonómicas catalanas en las que, recordémoslo también, perdió el
independentismo, venía interpretando ese pestilente contubernio de Juntos por
el Sí, en el que se refugió Mas ante la debacle, con las CUP como artista
invitado, y que culminó con la renuncia –‘sacrificio por el bien del proceso’- ,
in extremis, del menos honorable catalán de casi todos los tiempos –discípulo
“bien untado” del miserable Puyol, 3%- y el nombramiento de su clon que, para
completar un perfil muy bajo, nos enteramos de que es uno más de los que
adulteraron su currículum vitae, algo que parecía exclusivo de la izquierda y
de lo que no se libró ni el PP andaluz.
Después llegó el circo, no
se puede llamar de otra forma al espectáculo de la formación del congreso de
los diputados –no me atrevo a ponerlo con mayúscula, como correspondería de ser
un auténtico Órgano representativo de los españoles- que, tal vez, habrá que
empezar a llamar de los ‘disputados’, a partir de ahora, porque en eso se puede
convertir. Un circo en el que no faltó de nada, desde una ‘directora de
orquesta’, en la mesa constituyente, que parecía estar para pocos trotes y que ,
por su desaliñado aspecto, más podría haber sido podemita que del PP, hasta
auténticas ‘fieras’, con melena y todo, algunos en los que lo que más –bueno,
lo único- ‘brilla’ en sus currícula es el enfrentamiento a golpes e insultos a
la Policía o el tráfico de drogas y abusos a menores, con no menos descuido en
sus atuendos, demostrativo del poco respeto que sienten hacia una mayoría de
españoles a los que, teóricamente, representan, aunque se ve que sólo se
sienten representantes de los que los han votado –más de cinco millones, que ya
es decir-. Y, para completar el show, el ‘lanzamiento’ de bebé, de brazo en
brazo hasta llegar a los de la cuidadora, de los que no debió salir. Pero se
imponía el ‘espectáculo’.
Hubo ‘transformismo’, o
sea transfuguismo con la renuncia a su partido, que no al escaño del vil Gómez
de la Serna -¿renunciar al aforamiento? ¡Por Dios!-, después del presunto y
‘compatible’ <forramiento> en su anterior etapa política en esa ‘norma’
incomprensible de que el escaño es personal e intransferible sin tener en
cuenta que lo obtiene, no por él, sino porque el magnánimo dedo del que ‘mueve
la cuna’ tuvo a bien ponerlo en una lista. Transfuguismo que se completó con la
‘prestidigitación’ perpetrada en el senado –tampoco con mayúscula, por la misma
razón- por la que, ‘visto y no visto, nada por aquí nada por allá’ cuatro
senadores del PSOE –ni S ni O ni, mucho menos, E- aparecen en las filas de
nacionalistas catalanes, ERC y DL, -un partido, por cierto, no inscrito con ese
nombre, que ya tiene otro-, en un más que evidente “do ut des”, lindando con un
fraude electoral, que una “cortesía parlamentaría”, como se escudó el
desmemoriado Óscar López para tratar de ‘explicarlo’ –ese que olvidó la tercera
cosa en aquel mitin, de las tres que iba a decir, y se atascó-; “excusatio non
petita…”.
No faltó la ‘desaparición’
de Pachi López, que llegó a lo más alto que nunca pudo imaginar después de su
etapa de ‘nadismo’ y que tuvo muy poco protagonismo, eclipsado por el circo. El
que fuera más conocido como Pachi Nadie tras su paso por la presidencia vasca y
su negociación con ETA, receptor de aquella frase para la antología de las
Víctimas del terrorismo, cuando la madre de Pagazaurtundúa, en el funeral de su
hijo asesinado por ETA, al que no dejó entrar a los representantes del Partido
Popular, le dijo aquello de: “Harás cosas que nos helarán la sangre”. Como
digo, el socialista que hubiera debido ser protagonista del acto de formación
del nuevo congreso, ya que era elevado a tercera autoridad del Estado –¡qué
barato se ha puesto esto!-, pasó casi desapercibido, aunque hizo un discurso
aseadito dentro de la teoría en que se mueven estos políticos de perfil bajo.
Por cierto, otro de los que se inventó el CV al hacerse pasar por Ingeniero
Industrial cuando ni siquiera terminó el primer curso. Eso sí, se ‘doctoró’ en
el arte de la trepa, desde esa Escuela de deformación profesional que son las
Juventudes Socialistas, en dura pugna con la de las Nuevas Generaciones del PP
por lanzar al ‘mercado’ a funambulistas, que van del equilibrismo a lo más alto
de la cuerda, dos actividades también muy circenses.
En fin, poses, malas
formas, falta de respeto e incluso, por qué no decirlo, de higiene, más que
aparente en algunos de ‘nuestros próceres’ -¡válgame Dios, qué
representantes!-, fueron las principales características de ese circo en que se
convirtió ayer el hemiciclo, fiel reflejo del no menos circo en que se ha
convertido la política nacional y, desgraciadamente, nuestra sociedad, año tras
año, por esa manifiesta desidia de nuestros gobernantes para abordar lo
verdaderamente importante que lastra nuestro país desde hace décadas, ¡la
EDUCACIÓN, estúpidos!, unos por interés demostrado en su afán igualitarista
–por abajo, claro- y otros por ese maldito complejo de no sé qué, que los
paraliza y los lleva a consentirlo.
Esto no ha hecho más que
empezar tras el prólogo escrito desde 1977.
Viene especialmente a
cuento, en este circo político algo que dijo Ortega al respecto: «Es de plena
evidencia que hay, sobre todo, tres cosas que no podemos venir a hacer aquí: ni
el payaso, ni el tenor, ni el jabalí». ¿Alguien se lo hará ver a esas
formaciones emergentes que deberían haber pasado antes por el detergente y el
champú?
Por último, nos
desayunamos hoy con un nuevo ‘sacrificio’ político, el del ‘altruista’ José
Antonio Durán y Lérida ,–‘catalán’ de Huesca, por cierto- socio fiel del, no
menos, anteriormente citado ‘primer mártir por la catalanidad’, que, tras su
entrega y esfuerzo por el Estado del Bienestar, del que fue destacado impulsor,
‘malviviendo’ durante décadas en una ‘pobre’ suite del Hotel Palace –era más
económico para el contribuyente, justificó-. Se nos va después de la ruptura de
su partido -UDC- con el de Mas –CDC- y, cosa menor seguramente, no haber podido
revalidar su escaño en las últimas elecciones generales y, por tanto, tener que renunciar a la reserva que, sin
duda, tenía hecha en el lujoso hotel antes citado para seguir disfrutando del
‘bienestar de su estado’ en definitiva, el único que le importaba vista su
trayectoria, en la que no se le conocen más que ambigüedades y declaraciones
‘de perfil’, muy bajo, por cierto. Descanse en paz en su retiro político el
abnegado Durán. Se lo merece después de su ‘impagable’ esfuerzo y espíritu de
sacrificio tras más de treinta años. Ahora, a disfrutar de su pensión, ganada
con tanto ‘merecimiento’ y a esperar el merecido homenaje que, con todo
merecimiento, le deberían rendir en el conocido y ya mencionado Hotel Palace,
en el que propongo que le podrían entregar la ‘medalla al huésped ejemplar y
más sacrificado por los demás’ que se haya alojado allí, a lo largo de su
historia.
En fin, la undécima
legislatura, si no consideramos la primera con elecciones democráticas de 1977,
no ha hecho más que empezar y, tras los resultados del pasado 20 de Diciembre,
no sabemos lo que dará de sí, pero, a buen seguro, nos va a dar bastante juego
para seguir comentando entre posibles pactos, contra natura quizás, o en un más
que posible adelanto electoral en unos meses. Dios proveerá.
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