Hoy contamos con una nueva colaboración de Antonio de la
Torre. Y esta vez nos analiza el devenir de nuestra política y nos deja algunas
interesantes propuestas. Propuestas que no creo vayan a aplicarse, pero que
deberían ser tenidas en cuenta. Os recordamos que Desde el Caballo de las
Tendillas está abierto a las colaboraciones de sus lectores. ¡Feliz jueves!
Sí, porque, en este caso, ambos sentidos se hacen ‘sinónimos’,
como trataré de explicar tras un pequeño preámbulo que creo necesario, a riesgo
de alargarme.
Durante las dos últimas semanas hemos visto de todo en el
escabroso mundo de la política, traiciones, marchas atrás, pactos contra natura
y hasta jugadas que casi calificaría de maestras, teniendo en cuenta el poco
nivel al que nos tienen acostumbrados nuestros próceres políticos.
Después de una primera semana, tras el descanso navideño -de
solsticio de invierno dirían algunos-, empezaron las quinielas sobre los
resultados electorales que nos depararon las urnas el pasado 20 de diciembre y
las diferentes combinaciones aritméticas para conformar un gobierno estable.
Siguió otra de entrevistas entre Su Majestad y los
representantes políticos que habían obtenido cuota parlamentaria, de menor a
mayor, como establece el protocolo y hubo de todo. Desde la negativa a
entrevistarse por parte del representante de ERC hasta la declinación, por
parte del Presidente en funciones, al ofrecimiento regio de someter su
propuesta al Parlamento Nacional para conformar Gobierno, pasando por la
“generosa” propuesta de Ciudadanos para hacer de mediador en la “guerra abierta
entre PP y PSOE –más, en mi opinión, por parte de este último que al
contrario-, la ¿sorprendente?
comparecencia del “Gran Jefe Coleta Morada”, dándole prefabricado el gobierno a
formar a su socio de Ferraz, reparto de carteras incluido, y la descolocación y
falta de capacidad de reacción de éste ante el “favor” presidencial de Iglesias
y el órdago posterior de Rajoy. El PSOE se quedó sin palabras y las pocas que
ese cerebro privilegiado del número dos de Snchz, el singular “doctor” Luena, fueron
para dedicar algunos insultos a Mariano Rajoy, trilero y antisistema lo llamó
en un despropósito de comparecencia. Veinticuatro horas ha tardado el PSOE en
reaccionar con un pobre comunicado para no decir nada concreto y ante la
contestación interna de algunos barones y de una mayoría de los viejos
socialistas, Corcuera, Vázquez y Leguina a la cabeza.
Vimos también la marcha atrás del PSOE tras el desafío de
Podemos, y ahora ve “puntos comunes con Ciudadanos”, que se ha encargado de
dejar claro que “nunca votará SÍ a la investidura de Sánchez”. También que
Luena, después de decir que “nunca hablarían con BILDU ni con el PP”, ahora
dice que no ha hablado con nadie, pese a que se conocen conversaciones
PSOE-PODEMOS -Hernando-Errejón-, pero que están dispuestos a “hacerlo con
todos, incluso con el PP” y que su partido no aceptará el ofrecimiento de
presentar una alternativa de gobierno hasta que no “fracase Rajoy”, pero que
poco después mostraba la predisposición al ‘sacrificio’ del partido para presentar
la alternativa de investidura de su jefe, si el Rey se lo pedía tras una nueva
negativa a hacerlo del Presidente del PP. No ha faltado la aparición de
Zapatero que entiende la decisión de su predecesor en Moncloa -“estaba en su
derecho”, dijo- ni, nuevamente, como citaba antes, la recriminación de algunos
pesos pesados del PSOE a su Secretario General, del que dicen que “no da la
talla política requerida en estas situaciones” y ponen al Secretario de
Organización en Primaria o llaman ‘villano’ al popular y populista Alcalde de
Jun, que llamó desleal a Corcuera por esa crítica. Veremos que dan de sí estos
días que se presentan interesantes.
Ante ese panorama, se abre una nueva ronda de entrevistas en
el mismo orden que la anterior, no se sabe si esta vez con la presencia o no de
ERC, pero que no parece muy claro que vaya a arrojar unos resultados muy
diferentes salvo que, como decía, una nueva negativa de Rajoy a formar Gobierno,
se traduzca en la propuesta de Don
Felipe al candidato del PSOE para hacer lo propio.
Dicho lo anterior y admitiendo como posible casi todo lo que
pueda pasar los próximos días, la pregunta sería: “¿Y, entonces, qué?”,
¿investiduras sin visos de acuerdo? ¿convocatoria de nuevas elecciones en
Primavera? Ambas cosas supondrían un desgaste de la situación y una pérdida de
tiempo que viene mal a España y a su economía y credibilidad, que se estaban
recuperando y que sería desastroso volverlas a dejar caer después del esfuerzo
realizado. Dejemos los porqués y vayamos al cómo.
En mi opinión, sólo hay un camino para recuperar la cordura y
reinterpretar lo que, desde mi punto de vista, hemos dicho los españoles en las
urnas. Creo que ha quedado claro que, pese a todo, la mayoría de españoles
hemos votado al Partido Popular y queremos que ese cambio necesario sea fruto
de un acuerdo entre los principales partidos constitucionalistas, llamémosle
así a PP, PSOE y Ciudadanos. Pero también parece haber quedado claro que la
pérdida de más tres millones y medio de votos por el Partido Popular respecto a
2011 y el casi millón y medio sobre los más de cuatro que ya perdió Rubalcaba
en aquellas elecciones para el PSOE, se han debido en gran parte, si no en
toda, al descontento de los respectivos votantes con sus líderes, corrupciones
–en uno y otro partido- incluidas. Por un lado Mariano Rajoy no ha convencido a
su electorado por su falta de actuaciones fuera de lo económico y las pocas que
ha tenido parecieron más en contra que otra cosa. Por su parte, Pedro Sánchez,
porque después de perder las vocales, perdió el sentido común, si alguna vez lo
tuvo, y ha dejado demasiado evidente su rencor contra la derecha a la que
quiere destruir como principal o único objetivo, y su débil estructura mental,
por usar un eufemismo benevolente, que está haciendo bueno a su predecesor en
el partido, Rodríguez Zapatero, cosa que parecía imposible dado el nivel
demostrado por el “contador de nubes”, después de adjudicar la “pertenencia del
Mundo al viento”.
Así pues, nos encontramos ante la evidencia de que ni unos ni
otros votantes de los dos grandes partidos quieren a sus líderes, por cierto el
PSOE sigue siendo de los dos grandes por muy poco –menos de 350.000 votos le ha
sacado a Podemos- y es aquí donde, en mi modesta opinión, debería jugar un
papel fundamental nuestro Jefe de Estado que, hasta el momento, ha demostrado
bastantes mejores maneras que su padre y, por qué no decirlo, mayor sentido de
Estado. El Art. 99.1 de la CE dice textualmente que “Después de cada renovación del Congreso de los Diputados, y en los
demás supuestos constitucionales en que así proceda, el Rey, previa consulta
con los representantes designados por los Grupos políticos con representación
parlamentaria, y a través del Presidente del Congreso, propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno”,
lo que ya se ha realizado sin resultado alguno, aparte de lo ya comentado y el
inicio hoy de una segunda ronda de entrevistas que no dejan vislumbrar ningún
resultado positivo, como quedó dicho.
Pues bien, visto lo visto y en atribución de lo que el
mencionado artículo le confiere, y no limita, Don Felipe, tras esta segunda
ronda de entrevistas –podría haberlo hecho en la primera-, debería, a mi
juicio, proponer un candidato ajeno a ser posible a ningún partido político, persona de reconocido prestigio por su
trayectoria profesional, dentro o fuera del ámbito político, para la
conformación de un Gobierno provisional independiente, que afrontara las
urgentes reformas que el sistema actual requiere.
Me estoy refiriendo a
personas como Manuel Pizarro o Pablo Isla, ambos Abogados del Estado y
con una trayectoria profesional, pública y privada, impecable; a Francisco González o César Alierta, pongo por caso. Pondría
en esta relación a Miguel Boyer, si
no hubiera fallecido, porque no encuentro en el mundo de la izquierda
-desgraciadamente bastante pobre en buenos gestores como ha quedado demostrado
en los periodos 1982/96 y 2004/11- a ningún otro acreditado aunque,
seguramente, alguno de los antes citados como posible candidatos a formar
Gobierno, sí podrían incorporar a su equipo personas de pensamiento de
izquierda válidos para ese Gobierno provisional de reforma y recuperación del
espíritu de la Transición, por ejemplo, Mikel
Buesa o Nicolás Redondo, pongo
por caso.
No sería imprescindible, en mi opinión, que el candidato
independiente propuesto provenga de la Administración del Estado, porque ya
cuenta ésta con los suficientes y acreditados Cuerpos –Abogados del Estado,
Administradores Civiles, Economistas, Técnicos Comerciales, Ingenieros, etc.,-
suficientes para una rigurosa asesoría técnica en las labores de Gobierno (los
dos primeros propuestos cuentan, además, con acreditada experiencia en la
Administración).
Y hecha mi atrevida propuesta de designación de candidato,
dejo una pincelada de las principales reformas que habría que abordar, en las
que, por el sentir de la calle, prácticamente, la inmensa mayoría de españoles
estaría de acuerdo, sean de izquierda, derecha o centro –si es que el centro
existe, que yo creo que no, aunque quede muy bien eso de ‘en el término medio
consiste la virtud’, perfecto para un refrán- y que, a mi juicio, serían las
siguientes:
Reforma de la Ley de
Partidos, haciendo
bueno lo que dice el Art. 6 de la CE: “…Su estructura interna y funcionamiento
deben ser democráticos”, algo que brilla por su ausencia incluso en los que
alardean de eso aludiendo a sus ‘primarias internas’ que nunca aparecen con la
limpieza que sería deseable en democracia.
Reforma de la Ley
Electoral, para
acabar con las manipuladas listas cerradas, que confecciona el líder del
partido en base a la sumisión y capacidad de adaptación a su criterio que a la
valía profesional y personal de los posible candidatos que deberían ser
elegidos por las bases de la militancia si no por los simpatizantes en votaciones
sucesivas, de menor a mayor ámbito geográfico.
Reforma del Senado, dado que su papel actual no parece
el adecuado a un verdadero Órgano de Representación Territorial, como se
justifica, siendo más bien un ‘cementerio de elefantes’ de viejas gloria a las
que se les quiere agradecer los servicios prestados o proteger con el
aforamiento, fórmula más que dudosa a la vista de lo que hemos podido comprobar
en numerosos casos que no cito para no alargar más el artículo.
Reforma del Sistema
Judicial, al objeto de
que se produzca una auténtica separación de poderes, enterrada en su día -1985-
por el PSOE sin que el PP haya actuado en otro sentido, desvinculando a los
partidos políticos de los nombramientos de las altas instancias judiciales que
llevan a conocer sus pronunciamientos por el ‘color’ de sus miembros,
repartidos en proporción a la composición del Congreso de los Diputados.
Reforma del Sistema
Autonómico,
recuperando para el Estado aquellas competencias que nunca debieron ser
transferidas, Educación, Sanidad y Justicia, si no todas, convirtiendo a las
Autonomías en meros órganos de gestión próximos al ciudadano y sin capacidad
legislativa, por lo que serían innecesarios los parlamentos regionales. En todo
caso, las Autonomías deberían ser los órganos de coordinación de las actuales
Diputaciones, combinando sus funciones en representación de los municipios.
Creo que estas reformas se ajustan al Preámbulo de la CE y a
artículos como el 1, 2, 6 –ya citado-, 14, 23 y 27, por no citar algunos más, y
supondrían un recorte de gasto público más que notable.
Este Gobierno provisional desarrollaría una legislatura
corta, no más de dos años, previsiblemente, y, tras las reformas
constitucionales necesarias que se aprobarían de acuerdo con lo previsto en el
Art. 167 de la CE, convocaría elecciones generales después de ese plazo.
Es evidente que todo lo dicho supone el ‘sacrificio’ de los
dos líderes – y equipos- de PP y PSOE, que demostrarían así su generosidad,
anteponiendo los intereses generales de España y los españoles a los de su partido y a los
suyos propios, que parecen ser los que ahora priman. Creo que agradeceríamos a
los dos ese último gesto al servicio de la Nación y, sobre todo, a Don Felipe
VI, una decisión en esa línea.
Pido disculpas a los expertos juristas que puedan leer mis
reflexiones por si algo de lo que planteo requiriese algunos pasos no
contemplados en mi corto conocimiento jurídico, ya que lo hago desde el “Sentido Común” que, a mi juicio y dadas
las circunstancias actuales, está muy próximo al “Sentido de Estado” que reclamo para esta complicada fase de nuestra
Historia. Si no se impone éste último, ‘hermano’ del primero hoy, que Dios nos
coja confesados.
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