Como los españoles saben -o deberían saber-, el lunes 20 de
Noviembre se conmemoraron algunos hechos destacados, si no trascendentes, de la
Historia de España del último siglo. Empezando por el más antiguo, se cumplió el ochenta y un aniversario
del asesinato, en la cárcel modelo de Alicante, en 1936, de José Antonio Primo de Rivera que quizás
menos, sepan que fue el fundador en 1933 de un movimiento, que no partido, Falange Española, que en su discurso
fundacional del 29 de Octubre decía, entre otras muchas cosas: “Que
desaparezcan los partidos políticos” y “Queremos menos palabrería
liberal y más respeto a la libertad profunda del hombre”, algo que no
sonaría mal hoy.
También ese mismo día -carambolas del destino- pero de hace
cuarenta y dos años murió en la cama el General
Franco -sí, en 1975, señores del PSOE, Podemos, ERC y nacionalistas varios-,
aunque para algunos siga más vivo que nunca, a juzgar por la guerra que le
tienen declarada en ese estúpido intento de querer ganar lo que perdieron hace setenta y ocho.
Sin duda, con los matices que se quieran, que se saldrían del
alcance de un artículo y, antes de que me llamen “facha” -que si lo hacen por
decir esto será motivo de orgullo-, fueron en mi opinión dos auténticos Patriotas Españoles -con mayúscula los
dos términos- y desde su conocimiento profundo de la Historia de España -me
atrevo a decir que, en ambos casos, mucho mayor que el de la mayoría de
políticos actuales, si no de todos, e incluso de algunos de los que negociaron
la transición-, coincidieron en el daño que los partidos políticos hicieron a
nuestro país. Arriba está la rotundidad del primero al respecto y basten algunas
frases del segundo, que seguirían siendo válidas para muchos de los que hemos
vivido estos últimos cuarenta años y el nuevo fracaso del régimen de partidos,
por muchos matices que se quieran, porque no todos son iguales, gracias a Dios,
y unos son menos malos que otros. Decía Franco que, «Repudiar el sistema de partidos
por lo que tiene de disgregante y envilecedor no es desconocer la
diversidad de opiniones” añadiendo después que “La razón de ser de los partidos políticos
estriba en lo que divide, no en lo que une” -¿se puede dudar esto
viendo la cerrazón de la mayoría de los partidos actuales?- frente a los que,
insistía, “oponemos nuestra democracia orgánica, en la que la
representación se hace a través de la familia, del municipio y del
sindicato, en los que el hombre vive y se encuadra, y en los que
los elegidos mantienen vivo el vínculo con la asociación que les designó”
-nada de transfuguismo y acta en “propiedad”- y hablaba de la “repulsa
del pueblo español hacia los partidos políticos” demostrada en el “entusiasmo
popular con que fue acogida la Dictadura del general Primo de Rivera, y lo que
sucedió a los pocos años de implantada la Segunda República, que hubo de
culminar en el Movimiento Nacional -que, aclaro para políticos actuales
y otros ignorantes, no fue Franco el que lo promovió, sino Mola con Sanjurjo-.
No era que el pueblo español rechazase los principios democráticos,
enraizados en su ser siglos antes de que otras naciones los practicasen;
sino que era la repulsa, el asco y el desprecio que le producían el ver
sepultada su voluntad por la tiranía de los partidos políticos predominantes”.
Los dos tuvieron unas últimas palabras a España en sus
respectivos testamentos, producto de su grandeza, que también debieran leer
muchos de nuestros políticos y españoles en general. Decía José Antonio que “Ojalá
fuera la mía la última sangre española que se vertiera en discordias civiles. Ojalá
encontrara ya en paz el pueblo español, tan rico en buenas cualidades
entrañables, la Patria, la Justicia y el Pan”. Por su parte, Franco nos
dejaba un último mensaje que se empezó a dejar de lado en el abierto Título VIII
de la Constitución Española de 1978, permitiendo después su libre
interpretación y la puesta en marcha del insostenible e ingobernable sistema de
las autonomías: “… os pido que perseveréis
en la unidad y en la paz…
No olvidéis que los enemigos de España y de la civilización cristiana
están alerta… No cejéis en alcanzar la justicia social y la cultura para
todos los hombres de España y haced de ello vuestro primordial objetivo. Mantened
la unidad de las tierras de España, exaltando la rica multiplicidad de sus
regiones como fuente de la fortaleza de la unidad de la patria”. Algo, sobre todo
lo de la “alcanzar la cultura para todos…” que es justo lo contrario de lo conseguido
transfiriendo la competencia de Educación a las comunidades y consintiendo que
se haya transformado de manera casi unánime en el adoctrinamiento más zafio,
encaminado a criar rebaños desinformados, fácilmente manejables, a manipular conciencias
ya producir adictos “fieles a la causa”,
sin dejar espacio al librepensamiento, enriquecedor de la dignidad del
individuo.
Y dicho esto, que me
parece de justicia, recordaré que también ese día, de 2011 en este caso, se
produjo lo que muchos creíamos que iba a ser la “muerte” de una triste etapa
que llevó a España a la mayor ruina económica, moral y social desde los
dramáticos años 30. Se produjo entonces la victoria indiscutible de Mariano
Rajoy en las elecciones generales tras el triunfo aplastante del PP en
municipales y autonómicas de Mayo, pero de eso ya he escrito bastante y dejado
mi opinión de lo que debió ser y no fue y de que faltó principalmente
comunicación de la situación real encontrada y justificación de lo que se tenía
que hacer frente a lo que muchos esperábamos. Empezó así la caída en picado de
esa opción política -de ahí lo del “medio aniversario”-, frenada en Junio de
2016 al repetir seis meses después las elecciones del 20-D-15, que dieron un
pequeño repunte -con casi tres millones de votos menos que en 2011- más por miedo
a lo que podría llegar -nuevo frente popular reeditando 1936- y a la nulidad
política de los representantes del PSOE y de partidos nacientes que por méritos
propios del vencedor, y en esas estamos, sin el menor atisbo de mejora, salvo
en lo económico -que no es poco- y en la reacción de una parte importante del
pueblo español que, como en episodios importantes de nuestra Historia, salimos
a la calle para decir basta ya a los partidos políticos y sus remedos.
Dos días antes del
aniversario, en Buenos Aires, se produjo la sorpresiva muerte del Fiscal
General del Estado, José Manuel Maza, al que los que lo conocían
califican como un hombre bueno -tengo algún amigo común que me lo ratifica- y
los que no lo conocíamos más allá de sus actuaciones de los últimos tiempos,
ante los lamentables acontecimientos vividos en Cataluña -como es mi caso-,
sólo podemos decir que lo hizo muy bien y que defendió la ley hasta sus últimas
consecuencias, anteponiendo su sentido de la Justicia - con mayúscula esta vez - a cualquier otra valoración, dada la gravedad
que supone un golpe de Estado, que no otra cosa fue lo ocurrido en ese “país
pequeñito de allá arriba”, que dijera ese que ahora se postula como
candidato a presidirlo, que “canta” más que su homónimo del “Di papá”. Y, cómo
no, no faltaron mensajes repugnantes de algún podemita catalán, al que no voy a
dar la satisfacción de citar aquí ni a sus basuras, y de esas “juventudes” de Arran-CUP
que, como todas, deberían dedicarse a estudiar o trabajar y formarse.
Y, para terminar con los
obituarios, tengo que referirme, en este caso en sentido figurado, a los
“difuntos políticos”, encabezados por el prófugo Puchemón y su equipo, la
mayoría disfrutando de unas merecidísimas “vacaciones pagadas” -ya lo estaban,
pero ahora entre rejas- que se “unieron” a la “doctrina” de “santa Carmencita del parlament ni un paso atrás” y se “convierten”,
a su manera, claro, acatando ”oficialmente” la aplicación del artículo 155 pero
llamando a la defensa y proclamación de la “república catalana” en las redes
sociales y medios, maniobra en la que espero no caiga el Tribunal Supremo y se
mantenga la postura del fallecido FGE y de la Juez Lamela, cuyo auto admitiendo
que la causa sea absorbida por el Alto Tribunal salió ayer, argumentando su
decisión en que “se investiga a miembros de una organización compleja, en la que cada
uno cumple una función para la secesión de Cataluña y su proclamación de
república independiente” y en
que "Cualquier
escisión de la causa conduciría al examen parcial y sesgado de los hechos, que
dificultaría la investigación y la determinación de responsabilidad de los
investigados".
Y seguimos sin intervenir el altavoz principal de los
golpistas, esa TV3 que alienta precisamente lo contrario que los dos fallecidos
el 20-N proclamaban, la Unidad de España. Se podría haber aprovechado esa fecha
para hacerlo, aunque cualquiera será buena, si llega.
Muchos lo dudarán pero yo no. Tanto José Antonio Primo de Rivera como Franco fueron grandes patriotas y profesaron y gran amor a España,como otros muchos. Eso no quita para que al segundo lo tachemos de dictador que posiblemente fue a la guerra viendo el destrozo que se estaba haciendo en el país, pero una vez terminada la guerra, debiera ir poco a poco a una democracia y no lo hizo,posiblemente por aquello de que algo tiene el ejercicio del poder que atrae sobremanera. No cabe duda que la democracia, además de salir carísima económicamente, tiene grandes defectos, sobre todo la española debido a políticos mediocres que piensan más en tener un sueldo que de otra manera nunca alcanzarían a tenerlo, muchos de ellos; pero no cabe duda que la misma es la menos mala de las políticas. Por eso abundan las democracias y se rechazan las dictaduras.
ResponderEliminar