Entre encuestas y encuestas sigue el desvarío del fugado Puchemón, del que ya se conocen detalles de su huída y del apoyo de
un mozo para consumarla y al que el think tank checo, European
Values, ha premiado con el título de "campeón de Putin" y
calificado de “otro tonto útil ruso”, que goza de impunidad de actuación en
Bélgica. En su deriva esquizofrénica, tan pronto es europeísta como rompe con
Europa-uniéndose al euroescepticismo de los partidos de ultra derecha-, a la
que llama “Club de Estados decadentes”, cuando Europa dijo NO en claro apoyo al
Gobierno de España y a Mariano Rajoy
o habla de “CATEXIT”, al más puro
estilo británico, apareciendo desafiante y culpando al CNI del atentado en Las
Ramblas o anuncia su presencia en Barcelona el 21-D, buscando sin duda un golpe
de efecto con su más que probable detención y puesta a disposición ante el Tribunal Supremo, o sea, lo normal con
cualquier fugado sobre el que pesa una orden de busca y captura, que sólo el
incomprensible amparo de otro “país europeo”, sede de la UE para más inri,
evita que no se haya atendido ya.
Dice ahora en una entrevista “No soy expresidente, soy
presidente”, y los medios -todos-, en vez de limitarse a contarla -es
cierto que, desgraciadamente, es noticia y no se puede obviar-, la ofrecen
completa para mayor gloria del golpista. Sigue la supuesta derecha que ahora
gobierna, sin enterarse de que la comunicación hay que controlarla -ojo, no digo
censurarla-, por muy liberal y democrático que se pretenda ser o aparentar,
porque los medios -hoy, todos en contra- condicionan al final la opinión -que
se traduce en votos-, sobre todo en una población cada día más inculta, menos
lectora, saturada de información que no es capaz de digerir, con muy poca
capacidad de análisis -supone esfuerzo y eso no se lleva- y aborregada en su
mayor parte, que se deja llevar por lo que dice la ya no tan pequeña pantalla -crecieron
las pulgadas al mismo ritmo que la ignorancia del telespectador-.
Y como siempre -más aún en víspera electoral-, cada semana aparecen
encuestas para casi todos los gustos -no se cansan de errar estos sociólogos y
periolíticos-, todas con un denominador común, infraponderar al Partido Popular
-por lo civil o por lo “militar” si fuera preciso-, de forma más o menos
evidente en función del medio que las encargue, pague y publique, variando sus
mayorías hacia los nacionalistas -con apoyo de los “comunes”, que son de todo
menos eso- o hacia el comodín Ciudadanos, que vale lo mismo para un roto que
para un descosido, siempre dispuesto a pescar en río revuelto y a decir una
cosa o la contraria, según convenga. Ya lo hizo en 2015, cuando no iba “a
apoyar ni al PP ni al PSOE” pero apoyó a los dos, y ahora, que de ser contrario
a la aplicación del artículo 155 pasó a defensor acérrimo cuando vio en el
ambiente el clamor popular. Sólo le faltó atribuirse la iniciativa de sacarlo
del trastero constitucional. Así son: Begoña
Villacís, portavoz en el Ayuntamiento de Madrid decía en Septiembre: “aplicar
el 155 para evitar el referéndum no es la alternativa” y el “kantiano” Rivera, un mes después, corregía: “la
aplicación del 155 servirá para restablecer la convivencia y dar seguridad jurídica
a la economía catalana”. En su réplica al rechazo del cupo vasco fue Cristóbal Montoro el que lo puso en su
sitio: “la diferencia entre usted y yo es que yo llevo toda la vida en esto”,
¿Ignora Rivera que para eliminar el cupo hay que cambiar la Constitución? ¡Ah,
no!, es que eso no vende y, como el cupo no gusta, oponerse se convierte en
otra oportunidad de pesca. Quizás puso el dedo en la llaga el líder popular vasco,
Alfonso Alonso -que no despierta
precisamente mis simpatías-, asegurando que Ciudadanos “está en contra del cupo
porque tiene un 2% de apoyo en la
región y ha optado por agitar un sentimiento de agravio en busca de
votos en el resto del país”.
De nuevo, Ciudadanos encuentra apoyo en los que hace un par
de meses criticaban la inconsistencia y bisoñez de su líder y equipo, hasta que
vieron la nueva oportunidad de sacudir con fiereza a sus “intimos” Mariano, Soraya y ministros varios. Me refiero a los tertulíticos de la
alcachofa granate que deberían cambiar el color, que retoman su inquina hacia el charrán
popular y “naranjean” de nuevo, demostrando no conocer bien al -en mi opinión- inconsistente
líder catalán o, peor aún, llevados por su odio visceral al gallego, infravaloran
su capacidad de encaje y de corredor de fondo. Craso error.
Uno que sí los conoce bien, y los teme porque se disputan el
mismo espacio político, el Secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, intenta desviar la
atención para que no le reste votos de esa izquierda moderada -espacio natural
de Ciudadanos- colocándolo a “su” derecha: "Ciudadanos es un partido ‘populista’ de
derechas que juega al oportunismo", añadiendo que la formación
de Albert Rivera "quiere ser -parecer debió decir- más de derechas que el PP"
tratando deliberadamente de ignorar la tendencia real Ciudadanos, como ellos
mismos reconocen en sus estatutos y entrevistas varias. Invito a poner en
Google “Rivera, Youtube, centro izquierda” y, entre las 143.000 entradas que se
ofrecen, verán algunos vídeos ilustrativos de lo que el propio Rivera repetía
hasta que en 2016 “abandonó” ese espacio que “venían a cubrir” desde
que Francesc de Carreras -fundador del
partido con Antonio Robles, que no Rivera-
lo incorporó al Ideario y Alberto defendió contra los que lo querían suprimir: "El
ideario básico de Ciudadanos se nutre del liberalismo progresista y del
socialismo democrático" se decía entonces, para definirse ahora
como “liberales, socialdemócratas y progresistas”, o sea, casi lo mismo. Les
faltó añadir tradicionalistas y de las JONS.
Lógicamente, nadie pensaría otra inclinación que
“centroderecha” en un equipo liderado por Rivera, que reconoció estar o haber
estado afiliado a la UGT; Juan Carlos
Girauta, procedente del PSC; Luis
Salvador, exsenador del PSOE; Toni
Cantó, diputado por UPyD hasta que Rosa
Díez cayó en desgracia y un reparto menor como los Sres. Villegas, Gutiérrez, de Páramo y otros
oportunistas descolgados de sus partidos, por citar sólo a algunos, con líderes
regionales como Juan Marín -arcoíris
de colores políticos-, Inés Arrimadas
o Ignacio Aguado. Todos de la
“derecha” más centrada, evidentemente. Reitero mi invitación a buscar en “san
Google” sus currículums y comprobar sus “trayectorias en la derecha” y “amplia”
experiencia profesional o de gestión -algunos ni académica-. Como para tentarse
la ropa antes de decidir por esta opción. Incluso no faltan casos de corrupción
en algunos miembros de Ciudadanos casi sin haber tocado poder todavía -datos
hay también en el buscador-.
Ya he dicho muchas veces que puedo entender que haya votantes
clásicos del PP -incluso yo me lo pienso cada vez- que puedan llegar a no
votarlo decepcionados por la inacción ante muchas cosas en las que esperábamos
un cambio radical en la primera legislatura de Rajoy -Memoria histórica, Ley de
Educación, aborto, matrimonio homosexual, eliminación de gasto superfluo,
retrocesión de competencias autonómicas, respuesta al nacionalismo…-, como hicieron
más de 3’5 millones en 2015 (no todos clásicos, por cierto, sino muchos
hastiados tras la etapa ZParo), aunque casi 700.000 mil volvieron a votarlo en
2016, sólo seis meses después, viendo las demás alternativas; pero de ahí a
votar tendencias claramente contrarias a la teórica ideología de la mayoría de
esos votantes es “dispararse en un pie” y sólo la tendenciosidad o ignorancia
de algunos podría recomendar o votar a Ciudadanos. Uno de esos máximos
valedores del naranja, se permitía decir -en su característica línea
despectiva- que “Mariano no ha tenido ni una idea en su vida”, vendiendo esa
infravaloración de Rajoy a su fanatizada clientela, y yo le diría que dé
gracias a Dios de que no los tiene muy en cuenta, porque si le viniera la idea
de acabar con sus pequeños medios, tenían los días contados, como pasaría, sin
duda, si llegara la única alternativa posible al PP hoy, una ingobernable coalición
de izquierda y nacionalistas formada por PSOE, Podemos, BILDU, ERC, Compromís,
NC, PDeCat, PNV, CC, incluso -no me sorprendería mucho- con el apoyo de
Ciudadanos o el trasvase inverso de algunos de sus cargos actuales si ven poder
en sus partidos de origen.
Y mientras el Tribunal Supremo actúa tras asumir la parte
sustancial del procedimiento iniciado por la Audiencia Nacional contra el golpe
de Estado secesionista -ya citó para el viernes a los encarcelados- y todo
apunta, según el recurso de sus defensas, a que habrá más altas de
“arrepentidos” en la cofradía de “santa
Carmencita del parlament ni un paso atrás”, parece que algo está cambiando en España y Cataluña,
le invalidan un gol al Farça -recordemos que las dos últimas temporadas le regalaron los puntos en ese mismo estadio-
y el gobierno autonómico en funciones decide que las obras de arte de Sijena sean
devueltas a su origen, por algo empieza la “aplicación ejecutiva” del 155.
Descanse en Paz José Mª Romero de Tejada,
Fiscal General de Cataluña.
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