Ayer
preguntábamos si todos los corruptos son iguales. Yo tengo claro, como
ya apunté, que no, que todos los corruptos no son iguales, que según el medio de
comunicación que toque unos son más corruptos que otros.
Vivimos
en una sociedad de etiquetas, le ponemos etiquetas a todo. Y lo peor (o mejor),
una vez te ponen una etiqueta ya es muy difícil de eliminar, para muchos
siempre serás eso que dijeron, leyeron o vieron de ti; aunque estuviera fuera
de contexto.
Hay
determinados medios, en especial los de izquierda, que no conocen otro tipo de
corrupción que la etiquetada al Partido Popular o a la derecha, como dicen
ellos. Estos medios, por lo tanto, solo hablan de Gürtel, sobres y Bárcenas,
para ellos no existe otra cosa. Bueno sí, antes existían los trajes de Camps,
pero eso ya lo tuvieron que olvidar.
Y
el hecho de que ayer la Juez Mercedes Alaya haya imputado a dos hermanos de la
Ministra de Empleo Fátima Báñez en el caso de Mercasevilla, caso que destapó y
dio lugar al caso ERE, me alegra y me entristece.
Me
alegra porque será la única forma de que mucha gente, asidua de estos medios de
comunicación tan especiales, conozca (al menos de oídas) el caso Mercasevilla y
el caso ERE, aunque este hecho sea utilizado por estos medios para “poner el
ventilador” y achacar el mismo a toda la clase política, a todos los partidos.
Y
por eso también me entristece esta situación; porque da la sensación de que
todos los partidos políticos juegan a lo mismo, al menos los dos principales.
Da la sensación de que los miembros de la casta en realidad están todos
relacionados, que colaboran unos con otros, que colaboran entre sí. Porque al
final, parece que todos se dedican a lo mismo.
