martes, 13 de noviembre de 2012

RED DE BLOGS ENTREVISTA A JOAQUÍN JAVALOYS


Joaquín Javaloys es conocido en las Redes Sociales por su libro El Ocaso de las Autonomías, ampliamente promovido por “Recortes para Todos” y “Red de Blogs Comprometidos”.   Ha escrito innumerables artículos que han sido publicados en la prensa digital y ha sido entrevistado en varias ocasiones en prensa escrita, radio y TV.

Pero Joaquín es bastante más que el autor de “El Ocaso de las Autonomías”. Su faceta de historiador y escritor es también muy interesante y reconocida entre público especializado.  Destacan sus obras El origen judío de las monarquías europeas, publicado en 2000, El grial secreto de los cátaros, de 2001, Yo Parsifal, de 2006 y Yo Juan de Austria, de 2009.

- ¿Son,  Joaquín, los libros como los hijos y se quiere a todos igual, o tienes un preferido entre tu obra?
R.: A los libros que he publicado yo los valoro y aprecio desigualmente. De ellos, mi preferido es El origen judío de las monarquías europeas por su temática y por sus originales conclusiones. Se trata de un libro controvertido,  basado en una concienzuda labor de investigación y documentación, que ha aportado una nueva luz a la explicación de la Historia de Europa y que cuestiona planteamientos tales como el sionismo, el antisemitismo o “la limpieza de sangre”.  La crítica lo acogió positivamente y lo calificó de “el mayor secreto de la Historia” (Juan Tomás de Salas, director-editor de la revista Historia16, en el editorial de su número 275). Ese libro mío se encuentra ahora en todas las bibliotecas importantes del mundo. Fue un best-seller.

- ¿Estás actualmente preparando algún nuevo libro? ¿Puedes adelantarnos algo sobre él?
R.: Acabo de terminar un nuevo libro, que yo considero mi obra cumbre.  Ya lo tiene mi editorial y espero que lo publique pronto, en los próximos meses. Se trata de una fascinante biografía histórica, dedicada a un personaje excepcional. Se titula Carlomagno, el carismático fundador de Europa.  La biografía se dedica a una persona carismática que, más allá de sus hazañas como guerrero, fue arquetipo del fundador genial;  pues él fue la instancia originaria del renacimiento cultural carolingio y de un conjunto de poderes e instituciones, tanto a nivel local –monasterios, condados, Marca Hispánica, por ejemplo- como a nivel estatal –Francia, Alemania, Italia…- y al supranacional –la Cristiandad, el Imperio, Europa-. 
La obra de Carlomagno, el padre de Europa, pervive actualmente porque, a pesar de que vivió en una época en la que la fuerza primaba sobre el derecho, se impuso la misión de hacer prevalecer la justicia y, en base al universalismo cristiano, reguló jurídicamente las relaciones entre los hombres e instauró una cultura y una ética social en el continente europeo que todavía orientan algunos de nuestros comportamientos.  Pero su más perfecta obra vital fue su desarrollo personal,  ya que el palurdo juvenil  que era se convirtió en un brillante alumno de su escuela palatina y, posteriormente,  llegó a ser un sabio emperador romano-germánico.

- ¿Cómo se compatibiliza la economía con la Historia? ¿Qué te interesó antes?
R.: Yo soy una persona multifacética y siempre me han interesando simultáneamente la literatura, las ideas políticas, la economía y la Historia porque, en mi opinión, están interrelacionadas. Aunque no me gusta la especialización, tuve que centrarme primero en lo que me ofrecía un medio de vida seguro a corto plazo, la economía, y me convertí  en economista del Estado y en profesor universitario de política económica.  
Yo soy un economista clásico porque me gusta la economía política, la de la polis o  ciudad-estado; es decir, hablando con terminología actual, la macroeconomía. Pero la economía política acabó confundiéndose con la política económica, en la que la economía deja de ser  lo sustantivo y se convierte en lo adjetivo, en un apéndice de la política. Entonces, en mi evolución personal-intelectual me vi inmerso más que en la política propiamente dicha en las ideas políticas y en su evolución histórica; por lo que, en vez de quedarme simplemente en la historia económica, di el salto a la Historia porque, en el fondo, a mí más que las ideas me gustan los personajes, los protagonistas de la Historia.
Desde entonces, para mí ha sido fácil y lógico compatibilizar mi medio de vida, la economía, con mi afición a la Historia (el pasado) porque explica la política (el presente) que condiciona y determina los comportamientos de una colectividad nacional. Y ahora, como escritor, doy preferencia a lo sustantivo: las ideas políticas de los personajes históricos, sobre lo adjetivo: los medios económicos que utilizan para llevar a cabo sus objetivos.  Por supuesto, me encuentro más cómodo y más  a gusto escribiendo sobre política o narrando sobre personajes históricos que haciéndolo sobre temas económicos.
- ¿Qué obra de otro autor te ha impactado, ha dejado huella en tu persona?
R.: No tengo un único autor favorito. En mi ya larga vida hay diversos autores cuyos libros me impactaron. Además de La Biblia recuerdo ahora algunos, que cito cronológicamente: El miedo a la libertad, de Erich Fromm; Obra Escogida, de Rabindranaz Tagore; Historia de la Teoría Política, de George H. Sabine; Mística ciudad de Dios: vida de la Virgen María, de María de Jesús de Agreda; El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, de Fernand Braudel; Charlemagne, de Arthur Kleinclausz; Los Reyes Sabios, de Manuel Alejandro Rodríguez de la Peña; y Postguerra: una historia de Europa desde 1945, de Tony Judt.

- Respecto a tu obra “El Ocaso de las Autonomías” sabemos que es producto de un seguimiento de años a la evolución de este invento político.  Poca gente sabe que hace años escribiste un profético libro sobre el mismo tema. Cuéntanos sobre ese trabajo, por qué te interesaron las autonomías  y cómo surgió el interés por escribir acerca de esto, entonces y ahora.
R.: Al terminar la dictadura franquista, el Gobierno aprobó el 14 de junio de 1976 una ley que regulaba el derecho de asociación política. La primera asociación política que se aprobó se denominó Partido Popular (que no tiene nada que ver con el actual Partido Popular), del que yo fui uno de los 60 fundadores, y sirvió de embrión del importante partido Unión de Centro Democrático (U.C.D.), que se crearía posteriormente y que acabó siendo presidido por Adolfo Suárez.
Entonces, para los españoles que comenzábamos a disfrutar de una incipiente democracia, la autonomía se nos presentaba como algo deseable y factible, como un buen camino que nos iba llevar a… ¡la libertad, al desarrollo, a dar vitalidad a las comunidades políticas territoriales!, en oposición al centralismo despótico. La descentralización política se presentaba como una profundización de la democracia y de la libertad individual. Y los novatos demócratas de 1978 nos lanzamos con ilusión a demandar una desconocida autonomía que, sin embargo, nos atraía ¡sentimentalmente!. Y nos dejamos llevar de los nacionalistas, del consenso entre los partidos y de lo políticamente correcto. ¡No todos!. ¡No completamente!. Yo mismo tenía dudas: la autonomía ¿era la solución de la cuestión regional o, más bien, un problema?.
Por supuesto, no hubo un debate sobre la autonomía. Nadie advirtió entonces de que la autonomía tenía inconvenientes, ¡y grandes!. Solo unos pocos expertos manteníamos ciertas reservas sobre la bondad del resultado del proceso autonómico. Yo publiqué en abril de 1978 un libro titulado La Autonomía Regional ¿solución o problema? en cuyo prefacio decía que “la autonomía regional, en sí misma, ni es el problema regional ni es su solución; la autonomía regional es precisamente el camino entre el problema regional y su solución. La autonomía regional será buena cuando nos acerque más a la solución de la cuestión regional. La autonomía regional será mala si nos aleja de tal solución. Por eso, la autonomía es, sobre todo, la esperanza, el camino, que ha de hacerse bien, con tiento”.
Los “padres” de la Constitución, incapaces de llegar a un consenso en lo relativo a los preceptos reguladores de las autonomías, elaboraron un Título VIII que dejaba indefinido un modelo autonómico que, finalmente, quedó abierto.
Esa apertura del modelo ofrece un potencial factor de inestabilidad y de enfrentamiento incesante entre el Estado central y las comunidades autónomas, porque no se estableció un techo o límite de competencias transferibles, pues incluso las competencias exclusivas del Estado podían llegar a ser transferidas.
El proceso autonómico español se caracterizó por la improvisación, el desconocimiento técnico, la componenda, el cortoplacismo y la ignorancia de las futuras consecuencias de la generalización de las autonomías. El intenso proceso de traspasos de competencias se realizó de una manera precipitada, sin analizar previamente qué servicios pueden prestarse mejor en el ámbito nacional y cuales en el ámbito autonómico, tal vez porque ese análisis no interesaba a los políticos.
Hoy, treinta y tres años después, es posible comprobar ya si se ha hecho bien o mal el proceso autonómico y si, en consecuencia, existen o no problemas y tensiones territoriales, motivados o no por la partitocracia avasalladora imperante.
Por ello, a finales de enero de 2012 publiqué El Ocaso de las Autonomías donde hago un balance de resultados del Estado de las Autonomías durante los últimos 34 años, que es más bien negativo.

- Toda tu obra tiene una característica común, son libros extraordinariamente  bien documentados. Eso requiere una labor de investigación enorme. ¿Cuánto tardas en escribir un libro como por ejemplo, Yo Juan de Austria?
R.: Para hacer una novela histórica como Yo, Juan de Austria tuve que  llevar a cabo una profunda labor de investigación antes de comenzar la narración. Esa investigación duró bastante más de un año. Posteriormente la redacción  de la novela me llevó unos ocho meses, por lo que en total la elaboración de Yo, Juan de Austria me ocupó casi dos años.
Sin embargo, cuando he escrito obras de historia pura, como El origen judío de las monarquías europeas, o la biografía histórica que he terminado recientemente, Carlomagno, el carismático fundador de Europa, he tenido que dedicar varios años a una rigurosa labor de investigación, más otro año aproximadamente a la redacción de cada obra.

- Podríamos decir que tu obra en general, y especialmente El Ocaso de las Autonomías, tiene una función didáctica,  y en general mucho de lo que haces últimamente está dirigido a advertir a los ciudadanos acerca del daño que a nuestras cuentas ha provocado este modelo de Estado. ¿Por qué restar tiempo a tu verdadera pasión que es la historia para advertir a una sociedad que renuncia a ejercer de ciudadanos sobre los perjuicios que nos ha ocasionado una estructura de estado que parece que a la mayoría ni le va ni le viene?
R.: Por un elemental sentido de responsabilidad y de justicia social. Yo creo que los intelectuales, que tenemos información y formación,  aunque no tengamos aspiraciones políticas personales, debemos ayudar a los que carecen de formación o de información a reclamar y a conseguir sus derechos cívicos. Yo no puedo permanecer indiferente  a los problemas que tienen mis conciudadanos, en una España empobrecida por la ineptitud y el egoísmo de unos políticos elegidos endogámicamente por sus partidos, cuando hay millones de parados,  suicidios por injustos desahucios y miles y miles de personas que tienen que acudir a Caritas para no morirse de hambre.  Yo no puedo ver a mis hijos y a los de mis amigos, todos ellos magníficamente preparados, buscar vanamente puestos de trabajo y tener que emigrar por no encontrarlos. Yo no puedo ver pasivamente que el crédito de las entidades financieras no se da a las empresas, a los emprendedores  y a las personas que los necesitan porque se conceden a las Administraciones públicas a cambio de que el Estado rescate a los Bancos insolventes con fondos europeos que se consolidan como una deuda del Estado que habrá que amortizarse con el dinero de unos contribuyentes cada vez más esquilmados.
Aunque yo no pertenezca a ningún partido ni tenga aspiraciones personales políticas tengo que luchar, con los medios a mi alcance, por la justicia social, por la regeneración democrática de España y por la desaparición de unas ruinosas y superendeudadas Autonomías, que son cotos de caza, pesca y caciqueo de los políticos, a costa de unos empobrecidos contribuyentes. Ahora, en la dramática situación que padece esta España en crisis económica, política y ética, algunos nos sentimos  obligados a ser levadura que movilice la masa aborregada de unos españoles a los que han convertido en súbditos, antes una dictadura personal, y desde hace 34 años una dictadura oligárquica de partidos políticos. Los “borregos” deben abandonar su silencio, porque ha llegado la hora de que los súbditos se conviertan en ciudadanos con plenitud de derechos cívicos.
Si el tiempo que dedico ahora a  la lucha ciudadana contra la opresora Partitocracia he de quitárselo a mi dedicación a los estudios o a las investigaciones históricas, lo hago gustosamente; pues yo estoy ya jubilado y no vivo de esas investigaciones, que son ocupaciones prescindibles y que pueden hacerse ahora o más tarde. Lo que no se puede demorar más es la lucha ciudadana porque es urgente y necesario que se mantenga el Estado del Bienestar y que se margine  el bienestar del Estado autonómico, que es lo único que interesa a los políticos.

El Ocaso de las Autonomías nos documenta la sangría que significan estas instituciones para el erario. ¿Tu preferencia personal sería eliminarlas, modificarlas, convertirnos en estado federal? ¿Qué camino propones para implementar tu preferencia?
R.: Mi preferencia es lo de menos, lo que importa es que el pueblo soberano tenga la ocasión de decidir democráticamente lo que quiera sobre el futuro de las ruinosas Autonomías. Dicho esto, no me importa “mojarme” exponiendo mi preferencia: como en España no hay recursos económicos para financiar las autonomías territoriales hay que retornar a un Estado centralizado que, a pesar mío, habrá de ser asimétrico para encajar las aspiraciones de las mafias nacionalistas de Cataluña, Euskadi y Galicia. Convertirnos en estado federal sería consolidar lo peor del disgregador autonomismo e iniciar un proceso desintegrador de España como el que tuvo lugar en el siglo XIX, con la primera República, en que la federalización se generalizó y degeneró en un caótico cantonalismo antiespañol, pues hasta ciertas ciudades se declararon independientes de España e incluso Cartagena llegó a solicitar su integración como nuevo estado en…¡los Estados Unidos de América!. Menos mal que ya sabemos, por sus antecedentes  históricos que el federalismo  sería un suicidio anunciado de la nación española. Actualmente, ciertos antiespañoles y bastantes ignorantes quieren llevarnos a un federalismo que tampoco llegará a ser aceptable para las nacionalidades, porque los nacionalistas de Cataluña y de Euskadi solo quieren una España confederal integrada por tres estados: Catalunya (que comprenda todos los países catalanes), Euskadi y Navarra, y la restante España. Eso sí, los nacionalistas quieren formar parte de una Confederación española para seguir formando parte de Europa y para mantener su mercado en toda España, así como los privilegios de un concierto económico fiscal, como el que tienen ahora el País Vasco y Navarra.

- Los políticos, denominados en las redes sociales como la “casta política”, y últimamente como la “elite extractiva”, utilizando terminología del libro “Why Nations Fail?”, son el tercer problema de los españoles, después de la situación económica y el paro.  ¿Qué ha pasado para que personajes como Ortega y Gasset, Manuel Azaña o Unamuno, tengan en el congreso sucesores como José Blanco, Isabel López i Chamosa o Celia Villalobos?
R.: Los actuales políticos se caracterizan por su mediocridad y por su ineptitud. Ello se debe a que, por imperativo de la vigente Ley electoral, son elegidos por los partidos en función de su docilidad a la cúpula del partido, en lugar de serlo por su mérito y capacidad. La tradición endogámica en la selección de nuestros políticos hace que sean cada vez más mediocres e ineptos, pero más obedientes a sus partidos y más displicentes con los ciudadanos, a los que no quieren servirnos porque no dependen de nosotros. En realidad los actuales políticos electos son algo así como empleados de unos partidos que han secuestrado la voluntad popular. Representan únicamente a sus partidos, aunque se atribuyen la representación de los ciudadanos. Los españoles no elegimos a los diputados, solo elegimos a un partido político, porque –conforme a la Ley electoral vigente- estamos tutelados por los partidos; tal vez porque el legislador considera que estamos en minoría de edad política; o sea, que todavía somos más bien súbditos que ciudadanos en plenitud de derechos cívicos.
- Nos ha pasado que conversando sobre muchos de los problemas de nuestra democracia,  hemos concluido que si los ciudadanos ejerciésemos un voto nominativo muchos de esos problemas no existirían, ¿Qué te parece a ti? ¿Solucionaríamos algo si pudiésemos votar directamente a nuestros representantes?
R.: Desde luego si se quiere regenerar la democracia española lo fundamental que debe hacerse es reformar la Ley electoral  para que los ciudadanos elijamos directa y nominativamente a nuestros representantes políticos, sobre todo a diputados y a senadores. Para mi lo ideal sería que una nueva ley electoral instaure un sistema abierto y mayoritario de representación política, por circunscripciones o distritos electorales, a doble vuelta, como en Francia, para elegir nominativamente a nuestros representantes, a los que en su caso podríamos exigir responsabilidades directas y, por supuesto, no volver a votarlos en el futuro si nos defraudan. Pero otro buen referente, en cuanto a elección directa de diputados, es el caso de Alemania porque combina el sistema mayoritario –típico del Reino Unido, donde en cada distrito se elige a un representante correspondiente a la papeleta uninominal más votada- con el proporcional, ya que en cada demarcación se elige a un número de representantes según el volumen de población.
En todo caso, en España debe abrirse ya un periodo transitorio, en el que se proceda a una rápida e intensa demolición del ruinoso e inservible Estado autonómico, con un gradual desmantelamiento del Régimen político de 1978 y la subsiguiente instauración de una verdadera democracia, que se concretará en la futura Constitución de una España europea. Entonces los ciudadanos volveremos a reconciliarnos con los políticos, porque sí que serán genuinos representantes nuestros al haber sido elegidos directamente por los españoles, de acuerdo con una nueva Ley electoral auténticamente democrática.

- Cuál es el camino para comenzar a salir de la crisis, más autonomía, más España o más Europa?
R.: Lo primero es diagnosticar la naturaleza de la crisis, para aplicar las medidas adecuadas. En España la crisis no es solamente económica, sino más bien política e institucional, e incluso ética, dada la generalización de la corrupción existente. Lo peor para España es que, actualmente, no se vislumbra la solución para salir de la crisis múltiple que padece; ni en lo político, ni en lo social, ni en lo económico. Ningún partido tiene un plan a largo plazo o una estrategia para sacar a España de la crisis, que incluya crecimiento económico a corto plazo para que disminuya el paro. Por ello la gente, que está harta de recortes sociales, copagos, repagos y mayores impuestos, expresa su profundo malestar en manifestaciones callejeras, cada vez más frecuentes. La mayoría de los españoles estamos convencidos de que la crisis la sufrimos los más débiles y de que apenas la pagan los políticos, las entidades bancarias y los más ricos.
En consecuencia, la fórmula para salir de la crisis yo la enunciaría así: más Europa, sí; pero logrando tener una España más centralizada y menos autonómica.

- Existe una creciente separación entre la sociedad real, la de los ciudadanos, y la clase, o casta política. ¿A qué crees que se debe?
R.: En principio, se debe al inmenso malestar social generado por la crisis económica y la incapacidad de los dos últimos gobiernos de España (del PSOE y del PP) para resolver los graves y crecientes problemas económicos, sociales y políticos que nos aquejan, pues han generado un gran problema de desconfianza en nuestro sistema político.
Los dos grandes partidos acusan un gravísimo desgaste, tal vez por la ineficacia de sus dirigentes, por lo que aumenta cada vez más la divergencia entre los ciudadanos y los ineptos políticos. Los españoles no tenemos ya confianza en nuestros políticos: hemos perdido la fe en el Gobierno y en la oposición, porque estamos convencidos de que a la clase política lo único que le guía es el mantenimiento de sus privilegios.
El Barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) del mes de octubre pasado, recientemente publicado, concluye que ningún político español consigue el aprobado de los ciudadanos y que la práctica totalidad de los políticos pierden nota.
Los ciudadanos estamos convencidos de que la Partitocracia es la culpable de la brecha existente entre los políticos y la sociedad civil española, que cada vez agrandan más su divorcio. Ahora apenas quedan ya políticos con sentido de Estado dispuestos a ceder sus privilegios para que retorne el bienestar a los ciudadanos.  Los españoles somos conscientes de que se ha iniciado el ocaso del Régimen porque la ineptocracia de nuestra clase política es tan enorme que son incapaces de sacarnos de la crisis. Por ello, nadie pide ahora nuevas elecciones generales: todos estamos seguros de que ni el actual Gobierno del PP, ni un futuro gobierno del PSOE sabría sacarnos de la crisis. Ante esta trágica situación política, muchos españoles comprendemos que nos encaminamos irremediablemente hacia el final del Régimen político de 1978.
Dado el creciente divorcio entre los ciudadanos y los desprestigiados políticos, es preciso recordar que la soberanía reside en el pueblo y que nuestros representantes políticos son simples mandatarios nuestros; porque somos un pueblo que tiene mayoría de edad política y no necesita ser tutelado por los partidos, como ocurre actualmente.
En esta dramática situación política somos los ciudadanos los que tenemos que tomar la palabra y, en lo posible, el timón de España para encarrilar su rumbo y salvar lo salvable de esta nación arruinada. Es urgente hacer ya una reforma política que permita encaminarnos hacia la necesaria Constitución democrática mediante la convocatoria de unas Cortes constituyentes que instauren un modelo de Estado satisfactorio para la inmensa mayoría de los españoles. 

- ¿Cómo te definirías políticamente?
R.: Como centrista, porque odio los extremismos.  Pero dado que el centrismo no es una ideología sino una actitud política, yo acepto las cosas que me parecen buenas tanto de la derecha como de la izquierda. No soporto los sectarismos, vengan de donde vengan. Por eso, no pertenezco a ningún partido. Prefiero mantenerme libre. Soy simplemente un intelectual preocupado por la miserable situación de España que nos ha dejado la egoísta Partitocracia y cooperaré intensamente con todas las personas y las organizaciones que trabajen eficazmente para sacar a España adelante dentro del marco de una Europa verdaderamente confederal.

Preguntas desde los blogs de la Red de Blogs Comprometidos:

- Desde el blog http://lascosasdetannhuser.blogspot.com.es/ te preguntan:
¿Crees que si triunfase en España un movimiento pro eliminación de las autonomías, nuestros "aliados" europeos y norteamericanos permitirían que las eliminásemos, cuando son, precisamente la mejor garantía de que jamás podamos ser un competidor serio para ellos?.
R.: Ciertamente algunos “aliados” nuestros, europeos y norteamericanos, no quieren una España poderosa que les pudiera hacer competencia; pero tampoco quieren una España miserable que sea una carga económica, financiera y política para la España del euro y para el capitalismo occidental.  Por ello, esos “aliados” quieren ahora que España mejore su situación económica y, en consecuencia, es preciso que haga reformas estructurales y que adelgace su gigantesca y ruinosa administración territorial. Precisamente el Banco Central Europeo, la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional quieren rescatar a España, pero a condición de que, entre las reformas estructurales exigidas, exista el compromiso firme del Gobierno español de reducir sustancialmente las Autonomías, sus presupuestos y su endeudamiento; entre otras cosas para que España tenga un mercado interior único y homogéneo donde sea más fácil operar para las empresas  extranjeras. Por lo tanto, si en España triunfase un movimiento pro eliminación de las autonomías, creo que esos “aliados” nuestros no solo lo permitirían sino que, además, lo estimularían.

Si tuvieras la ocasión de ser Presidente del Gobierno y la situación económica y social cuando accedes al cargo se encontrase en las mismas circunstancias que ahora, ¿Cuál sería la primera medida que tomarías en tu primer consejo de ministros?
R.: La de controlar lo mejor posible la totalidad del gasto público. Con tal fin procedería a obligar a todas las administraciones públicas a reducir sus gastos para ajustarlos a sus disponibilidades presupuestarias, prohibiéndolas endeudarse y castigando, incluso penalmente, a los gestores incumplidores. Paralelamente las obligaría a preparar sus próximos presupuestos en base cero; es decir, teniendo que justificar debidamente todas y cada una de sus partidas de gasto. Y finalmente, abriría un proceso de análisis y auditoría de todas las empresas públicas y entes autonómicos y municipales (incluso TVs autonómicas y locales) para proceder a suprimirlas, salvo que se demostrase fehacientemente  que son totalmente necesarias.

¿Qué es lo que más te duele de la España actual?
R.: La generalización de la corrupción a todos los niveles, especialmente la de los que tienen cargos públicos, cuyo comportamiento debería ser ejemplarizante. Para los particulares, sí que existe el Código Penal. Desde luego, la peor de las crisis que padece España es la de carácter ético que, además, es muy lamentable en el caso institucional, porque suele salir gratis a los infractores, generalmente políticos. En esta España de hoy es impensable que un cargo político tenga que dimitir por haber mentido;  por conducir borracho; por abuso, sexual o de otra clase, de una persona subordinada suya en la escala política o militar (presunto uso de coacción); por dar una subvención pública indebida a familiares o amigotes; por no atender correctamente un cargo electo a los electores de su circunscripción; por presunta omisión de su deber con resultado de muerte de una o más personas; etc.

- ¿Consideras las redes sociales como la única herramienta que tienen en este momento los ciudadanos para acercarse a los políticos en la democracia?
R.:
 La redes sociales no son la única manera de conectarlos. Todos podemos dirigirnos a ellos individualmente por correo postal o electrónico, e incluso por teléfono. Lo que ocurre es que posiblemente nos hagan poco caso individualmente. Por ello, siempre que sea posible, conviene dirigirse a ellos a través de una asociación o de una organización o colectividad, por ejemplo asociaciones de consumidores, de vecinos, de usuarios, etc. o bien organizaciones empresariales o sindicales, colegios profesionales, etc. Los diputados y senadores tienen despachos en los edificios de las Cortes y, en principio, pueden recibir allí personalmente a los ciudadanos que lo soliciten. 
- ¿Clasificas tú también a los políticos como el tercer problema de los españoles, después de la situación económica y el paro?.
R.:
 Sí, pero hay que tener en cuenta que el paro y la situación económica son dos aspectos, el personal y el general, de un mismo problema, ya que el paro se genera precisamente por la mala situación de la Economía. Si se analizan las últimas encuestas del CIS veremos cómo se está agudizando cada vez más la consideración de los políticos como problema. En efecto, los barómetros del CIS de septiembre y de octubre pasados cuantifican el aumento de la desconfianza de los españoles en sus políticos; pues aunque la clase política y los partidos políticos siguen siendo el tercer problema principal que existe hoy en España, la preocupación de los ciudadanos por la clase política está aumentando, como se observa en el siguiente cuadro:
             Concepto                                               Septiembre                  Octubre
- La clase política, los partidos políticos                      26,9 %                      30,5 %
- El Gobierno y partidos o políticos concretos               3,2 %                        3,3 %
- “Los recortes”                                                          4,8 %                        6,7 %

- Desde que comenzaste con tus trabajos de investigador histórico-político,  ¿Ha cambiado el interés de los españoles por la política?
R.: Sí, actualmente, hay mayor interés de los ciudadanos por la política, ya que anteriormente, en la dictadura franquista, estaba mal considerado “hacer política”; y en la democracia, tras el periodo de la Transición, los ciudadanos dejaron que la política la hicieran solo los políticos profesionales, mientras la Economía y el Estado del bienestar funcionaba más o menos bien. Es, sobre todo, a partir de la crisis económica cuando los españoles empiezan a preocuparse seriamente por la política ya que el Gobierno y los partidos parece que no saben enfrentarse a la crisis ni al creciente paro, y que comienzan a recortar el Estado del bienestar, a establecer copagos y a subir los impuestos. Entonces, ante el evidente fracaso de nuestros políticos los ciudadanos nos hacemos algunas preguntas: ¿son esos políticos idóneos y capaces de resolver nuestros problemas económicos y sociales?; ¿hemos elegido bien a nuestros representantes políticos?; ¿no serán ineptos porque tales políticos han sido elegidos por sus partidos y no directamente por los ciudadanos?. Si los partidos no eligen a profesionales que sepan gobernar y resolver eficazmente los problemas sociales y económicos, ¿será porque el Sistema falla?. ¿es eficiente o no el Régimen político de 1978, el Estado de las Autonomías, para solucionar los problemas que tiene ahora España? ¿es preciso que se instaure un nuevo modelo de Estado con una modificación sustancial de la Constitución?.
En los últimos años, al intentar obtener respuestas a estas cuestiones, es cuando se intensifica el interés de los españoles por la política, pues nos afecta negativamente cada vez más.

- Finalmente Joaquín, una muy documentada pregunta de http://pandacongafas.blogspot.com.es/ :
Hace un tiempo, mi padre me enseñó un libro de su niñez sobre la historia de España  escrito por Jose Luís Comellas. En el libro se narra un pasaje bastante desconocido de la historia de nuestro país. 
Los hechos se produjeron durante los primeros años de la 1a Republica, cuando el Gobierno aprobó el “federalismo” como modelo a seguir por España.  Paso a relatarlo literalmente como aparece en el libro:

Se ensayó "una república de republicanos puros", a base del ala extremista del partido que eran los federales, y subió al gobierno el padre del federalismo, PI y MARGALL, subir al mando este señor y proclamarse "repúblicas federales" fue todo uno. 
     -La Federación de Barcelona hizo proclamar la República de Cataluña.
     -Málaga se hizo República Independiente de Madrid
     -Ese camino fue seguido por Cádiz, Sevilla, Granada, Valencia, Cartagena y otras muchas ciudades y hasta pueblos.
     -Utrera se declaró independiente de la República de Sevilla, estallando una guerra entre las dos .
     -Granada y Jaén también entraron en guerra.
     -Cartagena, que contaba con gran parte de la escuadra y una fuerte guarnición declaró la guerra a Madrid, conflicto sangriento que duró varios meses.
Bien, ahí va mi pregunta Joaquín: Con mis años, ni en el Colegio ni en el Instituto había oído hablar de semejante esperpento en la historia de España.  Crees que ¿Un pueblo que no recuerda su historia está condenado a repetirla?

R.: Por supuesto que sí, hay que recordar nuestra historia para no repetirla. Por eso, en principio, es bueno tener en cuenta la memoria histórica, siempre que se haga objetivamente, sin interpretaciones sesgadas por sectarismo, como ha ocurrido frecuentemente con lo relativo a la Guerra civil de 1936-39. En cuanto a la historia de la época que citas, de la primera República, a finales del siglo XIX, creo que nos ofrece una enseñanza fundamental: en España pervive la cultura de las taifas, por nuestro excesivo individualismo. Por ello, si nos dan derecho a una autonomía territorial, acabamos pidiendo Más: queremos la secesión, la independencia. Y si España se convirtiese en Estado federal entonces querrían ser estados federados las comunidades autónomas, pero también las provincias, las ciudades e, incluso, los pueblos grandes. En fin, el caos, como en la primera República: una España ingobernable y arruinada por los egoísmos de las taifas. El jefe del partido federalista, Francesc Pi i Margall, al proclamarse la primera República en 1873 ejerció el cargo de ministro de la Gobernación en el Gabinete de Figueras, a quien sucedió como presidente del país en junio de ese mismo año, en medio de una absoluta anarquía, pero solo pudo ejercer tal cargo un mes, porque las sublevaciones de los cantonales (Alcoy y Cartagena) le obligaron a dimitir el 18 de julio ante el imparable caos federalista.

- Joaquín, además de agradecerte tu tiempo y tu disposición, así como también todo lo que has ayudado al despegue de la Red de Blogs, te dejamos un espacio para que cierres esta entrevista, dirigiéndote a los blogueros de la Red y a todos nuestros lectores – visitantes en general:
Antes de terminar esta entrevista quisiera saludar a los blogueros integrantes de la Red de Blogs Comprometidos y agradecerles profundamente que me hayan hecho la presente entrevista. Por supuesto, quedo gustosamente a vuestra disposición para cooperar en las tareas en las que creáis que puedo aportar algo interesante.
Por último, quiero expresar también mi agradecimiento a los lectores visitantes de este blog de la Red de Blogs Comprometidos por haber tenido la paciencia de llegar hasta el final de esta amplia entrevista, leyendo atentamente mis contestaciones a las preguntas que los redactores de la Red  me han hecho. Desde luego, recomiendo a esos lectores que sigan con atención la evolución de los blogs y de los medios de la Red de Blogs en las redes sociales, porque pronto serán imprescindibles medios digitales de referencia, dado que los numerosos bloguers de la Red hacen sus excelentes aportaciones con buen criterio y objetividad, a pesar de la enriquecedora variedad de sus posiciones ideológicas, que pueden deducirse leyendo sus respectivos blogs.                                                                      

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