Publicaba ayer la prensa de Córdoba un escándalo
más, un escándalo de ámbito chiquitito, de nivel local, pero que denota como
está el patio y que, como decíamos hace unos meses, da la sensación de que la
corrupción lo abarca todo.
Resulta que, según estas informaciones, el
presidente de la Cámara de Comercio de Córdoba, Ignacio Fernández de Mesa,
habría cometido diversas actuaciones que, cuanto menos, llaman la atención.
Para empezar el Día de Córdoba, que publica que el hijo del Sr. Fernández de
Mesa habría realizado numerosos cursos de la Cámara sin pagar por los mismos, a
diferencia del resto de alumnos y también que el presidente de la institución
remitió una carta al responsable de la Cámara Oficial de Comercio de España en
Gran Bretaña, solicitando ayuda para su hijo, que se había trasladado a Londres
para perfeccionar el inglés, y la ayuda que pedía era unas prácticas
remuneradas, ni más ni menos.
Y otros medios, además publican que la Cámara de
Comercio pagó una cena de lujo para el presidente y su esposa en París, dentro
de un viaje organizado a la capital parisina, con un coste superior a los 2.100
euros. Además según otras publicaciones, se ha conocido que la Cámara ha estado
financiando a la Confederación de Empresarios de Córdoba, CECO, al realizar regularmente
pagos de difícil justificación.
Mientras tanto los empleados de la Cámara de Comercio
de Córdoba han visto como sus sueldos han sido recortados un 13 % de media y,
muchos de ellos ven peligrar sus puestos de trabajo.
Y yo me pregunto, ¿a qué espera el Sr. Fernández de
Mesa para dimitir?, en cualquier sociedad normal ya habría dejado la
presidencia de la Cámara, porque una persona que ha actuado de esta forma no
debe estar ni un minuto más en un cargo como ese. Aunque claro, después de ver como actúa el Sr. Almunia es
normal este proceder y más aún después de ver como actúa gran parte de la
sociedad, que no exige responsabilidades y que sigue otorgando su confianza a
personas que actúan de esta manera. Mientras tanto tendremos que soportar que
personas como esta continúen manejando dinero público. Y me temo que estas no
serán las últimas noticias que tengamos de la Cámara.
M e ha gustado. Se dan como los hongos
ResponderEliminarGracias Julio, un saludo!
EliminarEn todos lados llega la corrupción pero solo a los entes de izquierdas o los que defienden de mejor o peor al trabajador son los que se están acusando de corruptos. Algo muy común es escuchar que los sindicatos roban cuando solo ha sido un sindicato, no todos.
ResponderEliminarHay también por ahí un caso en la comunidad de Madrid de unos cursos fraudulentos, que casualmente no ha salido en los grandes medios de desinformación o bien lo hacen muy a la ligera. Como si no se quisiera desprestigiar estos entes. Ha sido desde la CEOE y lo que no se puede es decir que todas las asociaciones empresariales son lo mismo, mientras no se demuestre lo contrario.
Cuando vamos a dejar de tratar como aislados y de forma adoctrinada la corrupción, donde dejemos las excusas, cojamos el toro por los cuernos. El día que tratemos esto de manera seria y responsable, en ese momento será cuando empecemos a salir de este agujero, pues creo que esta situación va unida a este tipo de cosas.
Hola Alfonso, en parte estoy de acuerdo con lo que dices. No obstante en este artículo se habla de una corrupción que parece no está muy relacionada con la izquierda. Un saludo.
EliminarCórdoba ¿mafiosa?
ResponderEliminarÉsto es un sainete al lado del entramado Cajasur.
http://www.change.org/es/peticiones/al-tribunal-de-justicia-de-la-uni%C3%B3n-europea-cajasur-no-a-la-impunidad-de-los-responsables-de-la-quiebra-de-la-intervenida-cajasur-de-la-santa-iglesia-cat%C3%B3lica
Me sorprende que, en casos como el que se refiere en este artículo, se acabe conjugando exclusivamente el verbo dimitir, cuando la realidad es que debiera serlo el de cesar de forma fulminante, porque no tiene sentido que el propio infractor o delincuente sea el que tenga que imponerse a sí mismo la pena.
ResponderEliminarMe pregunto si se trata de de la rigidez garantista del estatuto del funcionario, del blindaje de los cargos públicos o de la ausencia de un interesado directo en el ámbito público, como pasaría en casos similares en la empresa privada.
Querido Rafael, ¿me has leído el pensamiento? Precisamente mañana quería escribir sobre eso, sobre los que callan y no cesan a los que deberían dimitir. Un saludo y muchas gracias por tus comentarios.
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