Se han anunciado como los
salvadores, los que venían a eliminar esa casta casposa que tanto daño ha hecho
a nuestra democracia, venían a llevar la voz del pueblo a las instituciones,
porque decían que ellos mismos son parte de la gente, de la gente normal, que
coge el autobús cada día, o el metro, de la gente que paga sus facturas y se
enfrenta a la realidad de la crisis y de no llegar a fin de mes.
Y el ejemplo más claro de
esta “nueva política” lo tenemos en la actual alcaldesa de Barcelona, Ada
Colau, que saltó a la fama como la defensora de los desahuciados, aunque ella
nunca ha sido propietaria, pues ha vivido de alquiler, algo de lo que hablamos
en Desde el Caballo de las Tendillas. Pero las cosas cambian y al final, entre
purga y purga, entre nombramiento y nombramiento, sale el verdadero yo de esta
gente de Podemos y sus satélites…
Porque Ada Colau, la que
se movía en metro por Barcelona, la que se encerraba en sucursales bancarias
para defender a los que le pagaban el sueldo porque gratis no lo hacía, parece
que le ha cogido el gustillo a eso de ser autoridad. Y ahora huye de juntarse
con la gente a la que dice representar.
Y si hace unas semanas
conocíamos la actitud de la jueza canaria, diputada de la formación de Pablo
Iglesias, que exigió que se le abriera la sala de autoridades de un aeropuerto
para que se le hiciera más agradable la espera, por cierto, sin tener derecho a
eso pues no es privilegio de los diputados, estos días se ha sabido de una
actitud similar de la alcaldesa de Barcelona, que pidió que se le abriera la
sala de autoridades del aeropuerto de El Prat el pasado verano, cuando iba a
pasar una semana de vacaciones en el parque natural de Cabo de Gata, en Almería.
Y es que parece que es
fácil cogerle el gustillo a eso de pisar moqueta y viajar en coche oficial, lo
que unido a los altos sueldos de la exactivista y su círculo de confianza y al
nepostismo y endogamia que impera en el nombramiento de cargos, hace que la
actitud de esta señora deje en evidencia todo aquello que proclamó antes de
llegar al cargo. Parece que han tardado muy poco en aferrarse a los privilegios
de la casta, y encima tendrán la cara de decir que lo hacen en nombre del pueblo,
eso sí, mucho pueblo pero ellos primero y en sala vip…
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