Hoy en Desde el Caballo de
las Tendillas contamos con una nueva colaboración de Antonio de la Torre que
nos hace un personal y pormenorizado resumen del acto organizado por la
Plataforma “Libres e Iguales” del pasado martes…
El pasado martes estuve en el acto que organizó la Plataforma “Libres e
Iguales” en el Teatro Calderón de Madrid y la verdad es que no salí
especialmente satisfecho y me explicaré.
Para empezar, la organización dejó bastante que desear porque las
invitaciones enviadas por correo electrónico no explicaban el sistema de acceso
y se formó una cola descomunal –a muchos españoles, eso de las colas, parece
que les gusta- ya que, esa invitación recibida, implicaba –sin explicación
alguna al respecto- que había que pasar por taquilla para recoger la localidad
de asiento correspondiente. La consecuencia fue que el acto empezó con un
notable retraso –casi a las 20:00, cuando parece que estaba previsto que lo
hiciera a las 19:30-.
Dicho esto y desde la perspectiva que me da el haber asistido a otros
dos actos de Libres e Iguales –creo que hubo otro más, cuya invitación me llegó
tarde y no había sitio cuando solicité mi asistencia-, el celebrado en el
Circulo de Bellas Artes –Septiembre de 2014, que tuve que seguir en una
pantalla, desde un salón exterior- y el siguiente, que tuvo lugar en El Ateneo
–Septiembre de 2015, en el que mucha gente se quedó en la calle por falta de
espacio -¿o previsión-, anticipo que, de los tres, ha sido el que menos me ha
gustado, quizás por tratarse –en mi opinión- de un ‘más de lo mismo’. También
me explicaré, que ya intuyo algunas caras de sorpresa entre los lectores.
Teniendo en cuenta que los actos que convoca “Libres e Iguales” son
siempre “a caballo ganador”, puesto que la asistencia es, casi en su totalidad,
la de un ‘público entregado a la causa’ –casi mil personas esta vez-, me
pareció un intento de espectáculo muy pobre y bastante previsible, como decía.
En esta ocasión, se pretendió “sorprender” al respetable con un
escenario repleto de siluetas envueltas en la penumbra –como siempre- para dar
paso a continuación a una serie de parejas de intervinientes formadas por
personas, más o menos conocidas, muy dispares en “edad, dignidad y gobierno”
–permítaseme la expresión-, que se presentaban a sí mismas con nombre, edad y
posición social, todo ello ‘amenizado’ por una melodía de violín, no estoy muy
seguro de si muy bien interpretada. Como elemento común, había amontonados una
serie de cubos rojos y amarillos, que las distintas parejas iban colocando al
otro lado del escenario para formar tres franjas de igual ancho, dos rojas y
una central amarilla, que más bien dieron lugar a una parte de la bandera de
Aragón que a la enseña nacional que, como todo el mundo sabe –o debería saber-,
con la misma distribución, tiene la banda gualda de doble ancho que las rojas.
Así, vimos ‘desfilar’ al Profesor Sosa Wagner –el que fuera director de tesina (que no tesis, según me dijo él mismo) del
‘gran’ Rodríguez ZP- con la periodista Laura Fábregas,
que hablaron sobre independencia de la Justicia, separación de poderes y nombramientos
a dedo del Tribunal Supremo -¿original, verdad?-, parodiando con unos pasecitos
de baile la habitual política de "puertas giratorias", tan frecuente
entre nuestros políticos.
A
continuación, Paula Baena Velasco –Agencia EFE- y el catedrático de
Derecho Constitucional Roberto Blanco Valdés tomaron el Art. 24 de
la Constitución como centro de su intervención, ese que empieza, en su punto 1,
diciendo “Todas las personas tienen derecho
a obtener la tutela efectiva de los jueces y tribunales…”. ¿Les suena
también a nuevo, verdad?
Después fue el turno para la
periodista –y ahora también consejera- de Libertad Digital, Emilia
Landaluce con el exministro Rodolfo Martín Villa, que pusieron la nota de ‘humor’ con un
‘buen intento’ musical, cantándole a la Constitución en tono de jota, don
Rodolfo, y bajo el fondo de la sensual melodía de finales de los sesenta –la
recuerdo de mi época universitaria-, “Je t’aime, mois non plus” -de Jane
Birkins y Serge Gainsbourg-, para una letra sobre la privacidad de las
comunicaciones, ‘su’ pareja.
Joaquín Leguina y Mariana
Boadella –la hija del gran ausente
ayer (Albert Boadella), cuya figura callada y paciente apareció en un discreto
segundo plano y por el que yo principalmente acudí, así que decepción por mi
parte -, hablaron del Art. 3: “El
castellano -¿por qué no ‘El Español’? Ahí empezamos a perder la ‘guerra’- es la lengua
oficial del Estado español…”. Nada nuevo, pero –a mi juicio- una de las
mejores intervenciones, la de esta improvisada pareja ‘temporal’.
Con un par de ‘parejas’, más
atípicas si cabe, pues, además de la edad y posición, masculinos fueron sus dos
miembros, continuó el acto:
Primero, el Catedrático –Emérito,
supongo- de Derecho Administrativo de la Universidad Complutense Tomás
Ramón Fernández y Gorka Maneiro, sucesor a título de presidente
de Rosa Díez en UPyD, leyeron el utópico Art. 14: “Los españoles son iguales ante la Ley…”. El vasco ‘descubrió’ que
"en España hay demasiada desigualdad”, ¿nuevo, verdad? y que Educación y
Sanidad “deberían ser competencias del Estado”, como ‘casi nadie’ había dicho
antes –más vale tarde, que nunca, reza un dicho popular-.
Por su parte, el exministro
de Justicia de uno de los gobiernos de Felipe González, Enrique Múgica formó
pareja con uno de los delfines del Partido Popular, Pablo Casado, e hicieron lo propio con el Art. 10:
“La dignidad de la persona, los derechos
que le son inherentes… son fundamento de la paz social”. ¡Qué cosas dice la
Constitución! El recuerdo de su estancia en la cárcel por parte del exministro
socialista -fuera de lugar, a mi juicio- y la declaración de Casado –mucho
mejor-: "no voté la Constitución, pero estoy muy agradecido y muy
orgulloso por la generación que hizo posible nuestra libertad y nuestra
democracia" y su final: "hay que seguir defendiendo nuestra libertad
frente a tres enemigos: terrorismo, populismo y nacionalismo", fueron lo
peor y lo mejor de esas cuatro intervenciones, ‘sólo de hombres’.
Volvieron las ‘parejas mixtas’ con
Nicolás
Redondo Terreros, con el
que el Partido Socialista Vasco sería, sin duda, otra cosa de lo que ha sido
estos últimos años que culminan con la llegada de don Pachi López, alias
‘Nadie’, acompañado de Begoña
Villacís, la portavoz de Ciudadanos en el
Ayuntamiento de Madrid -encantada de haberse conocido, ´como siempre- que
cometió el error de párvula de dar la nota partidista al espectáculo
–lamentable, una vez más y fuera de contexto su apología ‘ciudadana’-,
supuestamente ‘apolítico’ y que, a mi juicio, borró el resto de su
intervención. Mucho mejor Terreros, que dijo que "está en juego el sistema
del 78” tras resaltar "la capacidad de renuncia" de los padres de la
Constitución.
La
siguiente ‘pareja’, Arcadi Espada y Verónica Puertollano, al parecer, ‘reencontrada’ para este acto –creo
que compartieron alguna etapa profesional en el pasado-, estuvo a punto de
hacerme abandonar el Teatro antes del final, pero la esperanza de que Albert
Boadella compensaría ese pequeño disgusto y la compañía de un buen amigo, hicieron
que me mantuviera pegado a mi asiento del Anfiteatro del Calderón.
Llegaron después los
periodistas Victoria Prego –toda
una referencia de la Prensa española-y Juan
Fernández-Miranda -sobrino nieto de
Torcuato Fernández-Miranda, al que él mismo define como el ‘guionista’ de la
Transición- que se
centraron en el Art. 20: “1. Se reconocen
y protegen los derechos: a) A expresar y difundir libremente los pensamientos,
ideas y opiniones…” –dependiendo, claro, de qué opinión sea y de quién
emita esa opinión-, otra ‘ocurrencia’ de nuestra Constitución. Si llega Podemos
veremos donde queda este artículo.
Otra
‘extraña’ pareja fue la formada por Teo Uriarte –antiguo militante
de ETA Político/Militar y salvado por la campana de su condena a muerte en el
proceso de Burgos de 1970- y Marta Rivera de la Cruz –diputada por Ciudadanos de esta ‘breve’ y
fallida Legislatura, que solo ha servido para que seiscientos diputados y
senadores cobren por ‘no hacer nada’– a la que, en otro error de
párvula, su compañera Begoña Villacís, no pudo evitar referirse en su
‘politizada’ intervención anterior. Citaron el Art. 15: “Todos tienen derecho a la vida y a la
integridad física y moral…” –otra cosa más que cuestionable de nuestra
Constitución, no por lo que dice, sino por cómo se lleva a la práctica-. Uriarte
dejó una buena observación: "detrás de la comprensión a ETA está su
justificación” y advirtió del peligro de “dividir a nuestra sociedad en buenos
y malos”. La de Ciudadanos no pasó de las obviedades al uso en ese partido de
aluvión, teórico y oportunista.
De nuevo una pareja de ‘iguales’, José
María Fidalgo, médico y ex
secretario general de CC.OO., y el periodista Rafael Latorre que
citaron el Art. 66: “Las Cortes Generales
representan al pueblo español…”, cuando
menos, otra paradoja eso de ‘representan’ porque nuestros diputados y
senadores, en la práctica, sólo se representan a ellos mismos y, en todo caso,
a sus partidos, especialmente a la cúpula, claro, que es la que tiene el ‘dedo divino’ de la designación de
candidatos.
Otro de los momentos más esperados era la intervención del presidente de Libertad Digital, Federico Jiménez Losantos -en su programa de la mañana en esRadio ya se había encargado de 'calentar' el ambiente para la tarde-, que estuvo acompañado por la joven periodista Andrea Mármol. En su línea más característica -y en atención a su público, claro- despertó al auditorio y fue interrumpido en varias ocasiones por los aplausos de sus enfervorecidos fans. Tuvo unas palabras de agradecimiento para el 'jotero' Martín Villa, por no haberlo detenido cuando era Gobernador Civil de Barcelona en 1978 y comentó que la Constitución de 1812 fue quizás la "más heroica", pero que la del 1978 es la "mejor que hemos tenido". Por su parte Andrea Mármol apeló a la "corresponsabilidad de los ciudadanos en lo que pase el próximo domingo". Cómo no, terminó don Federico -obviamente, le vino muy corto su tiempo de intervención- pidiendo un aplauso para el empresario de Fincas Nebot -víctima de la política lingüística catalana, que fue multado por no rotular en catalán- despidiéndose al grito de: "¡Viva el Sr. Nebot y viva España!", que fue respondido con el correspondiente ¡Viva! por gran parte del respetable.
Terminó la intervención por
parejas con la actriz Victoria Vera y el periodista de El
Mundo y COPE, Jorge Bustos, que dejaron, en clave de humor, algo
que ‘atenta’ contra ese mantra de la izquierda de que “Tenemos la juventud
mejor preparada de la historia” al decir que sería conveniente replantearse la
edad necesaria para ejercer el ‘derecho’ al voto y, lejos de lo que algunas
formaciones de izquierdas postulan sobre rebajarla, ellos dejaron su opinión
–que comparto- de llevarla a los veinte años, por lo menos, argumentando que si
la expectativa de vida es tan alta, habría que reconsiderar la edad de la
mayoría de edad también.
Y llegó el fin de fiesta y, con
ello, mi mayor decepción. Apareció en escena Albert Boadella –al que, como
decía al principio, esperaba para ‘compensar’ el rato de intervenciones, salvo
algunas, poco ‘interesantes’ y llenas de obviedades- y tras poner un atril en
el centro del escenario y unos papeles sobre él, se retiró a un lado y se sentó
en el suelo para dejar paso a la portavoz de “Libres e Iguales” –no sé si es
también es su presidenta-, Cayetana Álvarez de Toledo que, bajo la luz cenital que caracteriza
sus apariciones en público en esta Plataforma iluminando su estilizada y
angelical figura–al menos las tres que yo he presenciado- leyó, en su también
característico tono monocorde y poco emotivo un, sin duda, interesante pero
manido discurso, que leeré más despacio, pero que me pareció cargado de
obviedades y con pocas aportaciones que no hayamos oído ya cientos de veces en
los diferentes foros, plataformas y asociaciones que no pasan del diagnóstico sobre
la delicada situación por la que pasa España -¿no tienen nada que ver con ese
deterioro los que han estado sentados varias legislaturas en el Hemiciclo sin
que se les conozca actuación alguna salvo, quizás, cinco minutos antes de que
sus nombres se fueran a ‘caer’ de la siguiente convocatoria electoral?- y las
reformas necesarias. Tras calificar el acto como una "celebración
política", pidió –brindis al sol, se me antoja- a un público, como decía
al principio, en su mayoría entregado, la ‘gran coalición’ que el Presidente en
funciones puso sobre la mesa el pasado 21 de Diciembre, ya vimos con qué éxito
dado el grado de ‘madurez’ política de nuestros supuestos ‘representantes’ y
finalizó con un “¡Viva el centro!” -¿brindis a ese partido, a veces de centro
izquierda (como ellos se definen), a veces de centro derecha (como a los de más
izquierda les gusta situarlo), que responde al nombre de Ciudadanos?
Se cerró el acto con un ‘débil’
Himno Nacional salido del mismo lánguido violín que ‘amenizó’ todo el evento,
que escuché ya saliendo, pues temía la avalancha del fin de fiesta.
Para terminar, diré que eché en
falta un llamamiento a algún tipo de actuación por parte de la Sociedad Civil y
además, tratándose de un acto de exaltación a la Constitución, eché en falta
también alguna alusión a la aplicación del Art.
155, o al desastre insostenible, económica y administrativamente,
que ha supuesto el lamentable Estado autonómico tan mal cerrado en el Título
VIII de nuestra Carta Magna que puede que haya que cambiarla, pero que tampoco
vendría mal que se cumpliera, como por ejemplo el Art. 149 y las competencias
‘exclusivas’ del Estado.
La Sociedad Civil como catalizadora de un gran cambio a mejor, parece que pronto es historia
ResponderEliminarParece raro.
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