Hoy contamos con una nueva colaboración de Antonio de la
Torre que nos da su opinión sobre las actitudes de los líderes de PSOE y
Ciudadanos tras las pasadas elecciones. A ver qué pasa…
Después de las elecciones del 20 de diciembre y a la vista
del 'sainete' que se estaba presenciando por parte de algunos de los números
uno -¡qué barato está hoy ser número uno en algunos partidos- escribí un
artículo -28 de Enero pasado- en el que apelaba al "Sentido de
Estado", tan poco demostrado por algunos de esos 'líderes', que comparaba
entonces con el tan manido y poco aplicado, "sentido
común", ese del que se dice que es 'el menos común de los
sentidos'.
Decía entonces que "durante
las dos últimas semanas -12 a 27 de enero- hemos visto de todo en el escabroso mundo de la política: traiciones,
marchas atrás, pactos contra natura y hasta jugadas que casi calificaría de
'maestras', teniendo en cuenta el poco nivel al que nos tienen acostumbrados
nuestros próceres políticos". Y comentaba que, visto lo visto y lo
poco que nuestros políticos habían demostrado, podía ser momento de que, el
Jefe del Estado, "en atribución de
lo que el artículo 99.1 de la Constitución
Española le confiere y, a mi juicio, no limita, tras -entonces- la segunda ronda de entrevistas, debería
proponer a un candidato de reconocido prestigio por su trayectoria profesional,
dentro o fuera del ámbito político y ajeno, a ser posible, a cualquiera de los
partidos políticos en litigio, para la conformación de un Gobierno
independiente, que afrontara las urgentes reformas que el sistema actual
requiere" e, incluso, me permitía apuntar algunos nombres y una
relación de esas medidas urgentes, que se pueden consultar en el enlace
anterior y no repito.
Como se veía venir después del esperpento al que nos
sometieron en la anterior ¿legislatura?, la más corta de la historia de nuestra
bisoña 'democracia' -pero ¡ojo! que se puede superar en ésta-, el 'pacto de
perdedores' -ese que "nunca apoyaría" Albert Rivera, pero del que
formó parte-, después de dos intentos desesperados de investidura en los que el
candidato Snchz -y su socio, con él- acabó embestido, se tradujo en que nos
viéramos abocados a la disolución del Congreso -que, por cierto, no llevó
aparejada la devolución de emolumentos, gastos y prebendas de sus 'señorías',
ante tamaño fracaso- y a la convocatoria de unas segundas elecciones en el
plazo de seis meses, celebradas el pasado 26 de junio, y que sólo sirvieron
para acentuar aún más la penosa situación de diciembre.
Es decir, se evidenció -con mayor separación que entonces- la
más que difícil formación de Gobierno ante la dificultad de que esos
"líderes del NO" -los mismos del bochornoso ridículo anterior-
quisieran entender lo que los votos evidenciaban: Volvía a ganar el Partido Popular, pero esta vez con casi ocho millones de seguidores y 700.000 votos más, los 390.000 que bajó Ciudadanos -traducidos
en la pérdida de ocho escaños- y otros tantos, más o menos, procedentes de
la abstención de diciembre; salvó los
muebles para quedarse, por los pelos, como segundo partido más votado el PSOE, aunque con cinco escaños menos y perforando el ya bajo suelo de los
anteriores comicios; y la coalición de
izquierdas, con la suma de IU a Podemos, perdió un millón de votos, aunque la extraña fórmula de reparto de
nuestro lamentable sistema electoral le obsequiara con los mismos escaños que
la suma de ambos consiguiera seis meses antes. En resumen, el soberano pueblo español, pedía a gritos que se entendiesen nuestros
políticos en torno al Partido Popular, que había ganado por mucha más
diferencia, respecto a todos los demás, estas segundas elecciones.
Pero no, los dos hombrecillos que dan pie al título de mi
artículo, Pdr Snchz y Albert Rivera, siguen enrocados, uno en el "Qué
parte del NO, no entiende, Sr. Rajoy" y el otro negando el veto al
presidente en funciones pero insistiendo en que "estarían dispuestos a
negociar con un Partido Popular sin Mariano Rajoy", ¿qué parte del
significado de 'veto' no entiende, Sr. Rivera?
Hemos visto, ayer, el resultado del último encuentro de Rajoy
con Sánchez, con otra forma de reiterar el NO que ya viene siendo la constante
vital del que perdió las vocales, el Norte y lo que haya que perder que, a buen
seguro, será el empleo si, como parece probable, nos encamináramos a unas
terceras elecciones dentro de otros seis meses o menos. En su huída hacia
adelante y demostrando que no es que no tenga "Sentido de Estado",
sino que no sabe ni lo que es, y ante el
ofrecimiento del Presidente del Gobierno en funciones de formar una gran
coalición (254 escaños) -a la manera de lo que han hecho otros países de
nuestro entorno- se descolgó diciendo que ellos son "la alternativa de gobierno
y que, por tanto, no van a apoyar al Partido Popular que tiene que ponerse de
acuerdo con 'las derechas' y, si no lo consigue, es su problema", ¿a qué
derechas se refiere Sr. Snchz, a ese partido naranja que se postula en su web
como el que "nace para ocupar el hueco de centro izquierda" -sic-, es
decir, el suyo y que se define después como "liberal, progresista y
socialdemócrata", es decir, dos de tres -como su Óscar López-, su espacio?
Ya caigo, a usted le interesa 'vender' a Ciudadanos como 'derechas' -su
derecha, claro- para poder presentarse usted como el adalid del centro
izquierda moderado, lugar que hace tiempo -si lo estuvo alguna vez- abandonó su
PSOE desde la época del contador de nubes que jugaba en la Champions League de
la economía, ese del que usted es su más destacado clon.
Y seguimos viendo, hoy, que Albert Rivera, dominador del postureo y el blablablá, no da
la talla como político nacional -tampoco
tengo muy claro que la haya dado más allá de las formas en Cataluña- por mucho que esos valedores de algunos
medios de comunicación -con vehemencia insólita y declarándose sin tapujos como
votantes suyos- quieran hacernos ver que gracias a él, el PSOE no pactó con
Podemos hace unos meses -pactó con el que 'nunca apoyaría al PP ni al PSOE'- o
que es el único que puede regenerar España, cuando tiene mucho trabajo para
enderezar su propio partido -lleno de expedientes y expulsiones por ese aluvión
de oportunismo y desecho que recibió- y, se mantiene en su "NO, pero
SÍ", ahora "me abstengo pero más tardes puede que diga SÍ" y
apelo al 'Sentido de Estado' de Pdr Snchz, pero yo me lo reservo para otro
momento que 'me rente' más" -esto lo digo yo tras las declaraciones que
acabo de ver en directo-. ¿Por qué no ha dicho, de una vez, que SÍ apoya -con
las condiciones que sea- en lugar de mantenerse en la abstención en primera
votación de investidura y ese Sí con matices en la segunda? ¿También quiere
-como su socio del 'pacto de perdedores' de marzo pasado-, que Rajoy 'muerda el
polvo', una vez al menos, y así tener su 'pequeña' -o grande- 'satisfacción
personal', ya que supondría tragarse el VETO que 'nunca hizo', pero que dejó
diáfano? Que cada cual responda en conciencia. Mi opinión está implícita en las
propias preguntas.
Frente a los dos
"hombrecillos de estadillo" -ya sé que el significado literal de
'estadillo' es el de 'tabla de cifras o nombres...', pero permítaseme la
licencia del uso que hago del término, aquí y en el título de mi artículo-,
Mariano Rajoy , demuestra de nuevo su serenidad y manejo de los tiempos -con
todos los matices que se quiera y las merecidas
críticas que muchos de sus votantes (yo mismo) le hemos hecho, -
así como ser el único que tiene de verdad dimensionado el riesgo de la
situación, del que uno y otro -cada uno a su manera, supervivencia o desastre y
asentamiento o dilución, respectivamente- parece que sólo quieren 'sacar
tajada', anteponiendo su prioridad personal a la del Estado -que dicen
representar 'a boca llena'- y querer 'regenerar' y de defensa de los intereses
de los españoles, como ya comentamos.
Seguiremos atentos a
las negociaciones y cambios de tendencias, si las hay, como apunta don Albert
con su "NO, en primera votación, pero puede que SÍ, en segunda". Y
Pdr Snchz, temblando.
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