Contamos con una nueva
colaboración de Antonio de la Torre, en la que analiza la actitud y exigencias
de Ciudadanos hacia el Partido Popular a la espera de lo que ocurra mañana en
la reunión del Comité Ejecutivo de los populares. Veremos…
No deja de sorprenderme
la 'diligencia pasiva' o la pasividad diligente, según se mire, de Ciudadanos y
su carismático líder y demás cabezas visibles de este partido, todos,
encantados de haberse conocido.
El pasado martes, día 9,
Albert Rivera, ese 'carismático' líder bipolar, que cada día -según
convenga-mira a un lado del espectro político y algunos se queda agazapado en
ese 'centro' inexistente que él quiere vendernos -o su socio por la izquierda,
situarlo- como su gran 'descubrimiento universal', lanzó un imperativo 'órdago
a la grande' -enorme para él, diría yo- a Mariano Rajoy, -anunciado, como es
lógico, con la rimbombante antelación de 24 horas, como requería un comunicado
de tan 'alto calado'- en el que le imponía seis condiciones, que en realidad
son siete y que, bien analizadas, no son sino lugares comunes sin concreción
alguna, varios de ellos expresados en cientos
de artículos y comentarios que
se llevan leyendo y oyendo desde hace varios años en periódicos y tertulias, y
otros totalmente secundarios y que no responden, en mi opinión y a juzgar por
las encuestas, a las verdaderas y urgentes preocupaciones y necesidades de los
ciudadanos a los que este 'pipiolo' de la política -y de la vida, que es mucho
peor- dice representar e incluso -algunas veces- pretende salvar, de un abismo
en el que él cree que los votantes no son capaces de reparar, por sí solos, sin
las iluminadas y cambiantes ideas de los líderes naranjas. ¡Qué osada es la
ignorancia!
Recordemos que, esas
medidas, con las que Ciudadanos se abstendría en la primera votación a una
posible investidura de Rajoy y cambiaría al SÍ en una segunda -digo yo que para
qué esperar a la segunda si hubiera acuerdo por parte del PP-, en líneas
generales, eran: 1.- No incluir imputados de corrupción en las listas
electorales. 2.- Fin de los aforamientos de todo tipo. 3.- Cambio de la Ley
Electoral -hablaba, creo recordar, de listas desbloqueadas y de igual valor del
voto-. 4.- Limitación a dos mandatos para el Presidente del Gobierno. 5.-
Acabar con los indultos para casos de corrupción, y 6.- Creación de una
comisión de investigación, en el Congreso, para el caso Bárcenas. Además, y
sobre todas ellas, la fijación inmediata de una fecha para la celebración de
los debates de investidura.
En definitiva, tres de
ellas que tienen que ver con la corrupción, pero que se pueden resumir en una,
la sexta que, a mi juicio, es la que de verdad les importa y que más parece
estar impuesta por el Partido Socialista -su socio en el pacto de perdedores de
Marzo, que ya se unió formalmente a esa petición- y esa visión selectiva y
obsesiva de la corrupción que tiene, el caso Bárcenas, ya judicializado, por
cierto, por lo que ¿para qué más investigación que la que ya está en manos de
la Justicia? ¿O es que los señores diputados van a mejorar la acción judicial?
O tal vez sea que el Sr. Rivera no se fía mucho de la Magistratura o que se
persigue a toda costa someter al escarnio público al PP de Rajoy y la enorme
gozada de verlo 'morder el polvo', al menos una vez, como lo hiciera dos el
'candidato' Snchz ¿Por qué no se tiene la misma preocupación e interés por la
corrupción andaluza -ERE, EDU, Diputación de Almería, etc.-; la catalana
-familia Puyol- o la asturiana -con el líder de la UGT pringado hasta las
cejas-, pongo por caso. Junto a esas condiciones de 'pureza' ejemplar, otras
tres, que -salvo mejor opinión- no podrían adoptarse con la única concurrencia
del Partido Popular y Ciudadanos sino que necesitaría de una mayoría
parlamentaria reforzada que no reunirían, en ningún caso, estos dos partidos.
¿No habría sido mejor -y
más coherente con su prédica y honrado para los votantes- formalizar una
propuesta para que cualquier imputación de corrupción suponga la salida
inmediata del puesto de representación política que ocupe de la persona
afectada, su posterior inhabilitación -si se demostrase la culpabilidad- por el
periodo que corresponda o, mejor, perpetua. O ¿por qué no? abordar de una vez
el tan cacareado por muchos 'levantamiento de alfombras' en las diferentes
administraciones -para las que, por cierto, no ha habido una sola palabra entre
las seis condiciones-, y 'caiga quien caiga'.
¿Dónde queda en esas
condiciones la preocupación de los españoles por el desastre económico y de
funcionamiento del sistema autonómico clientelar y endogámico? -el 25 % dice
que habría que eliminarlas y un 15 % pide que, al menos, el Estado recupere
Educación, Sanidad y Justicia. ¿Dónde, la aprobación, de una vez por todas, de
un sistema educativo -en mi opinión, donde está la causa principal de muchos de
los problemas de España- para treinta años por lo menos y no sujeto al albur
del capricho del gobierno de turno? ¿Dónde la diferencia de atención sanitaria
en función de la autonomía de procedencia del paciente? ¿Dónde la
despolitización absoluta de la Justicia y un sistema de elección para la
composición de los distintos órganos judiciales por los profesionales de la
Justicia? ¿Dónde la obligatoriedad de respetar las leyes y sentencias por parte
de algunos gobiernos autonómicos para que los padres puedan elegir la lengua de
aprendizaje para sus hijos? ¿Dónde algún punto a mejorar de la Reforma Laboral
para garantizar la creación de empleo estable y continuado? ¿Dónde la
preocupación por la igualdad fiscal de todos los españoles? ¿Dónde el estudio
profundo del sistema de pensiones que garanticen las mismas para las futuras
generaciones? ¿Dónde el análisis serio de lo que supone la inmigración en
España, en cuanto a la calidad de los servicios que pagamos todos los españoles
y de nuestra seguridad? ¿Dónde la falta de preparación y experiencia de la
clase política, una actividad profesional en nuestro país para la que no se
exige más allá que la militancia y sumisión al aparato del partido? ... Esos y
algunos otros son los problemas que, de verdad, preocupan prioritariamente a
los ciudadanos que vemos que existen unas diferencias de privilegios
importantes entre comunidades y entre los políticos y el resto de los mortales
-y no sólo por el aforamiento-.
Ojo, que no digo que no
sea importante atajar la corrupción, pero toda y hasta el final -hemos visto la
persecución en Andalucía a la Juez Alaya, hasta apartarla del caso de los ERE y
su asignación a una juez más 'flexible' y próxima al aparato socialista
andaluz-. Ni que no lo sea analizar el posible sistema de aforamientos, pero
cuidado en cómo se hace el recorte o supresión porque con la facilidad
existente de ejercer la acusación popular por parte de cualquier ciudadano o
asociación, podríamos colapsar aún más los ya saturados juzgados. Ni, mucho
menos, voy a negar la urgencia de hacer un cambio serio de la Ley Electoral,
pero no como imposición en una línea, sino con propuestas concretas, listas
abiertas, cualificación de los candidatos, verdaderas primarias abiertas a
todos los militantes -no como se han hecho por parte de Ciudadanos o el PSOE,
por ejemplo-, circunscripción única, distritos uninominales, etc., etc., pongo
por caso-. Mi pregunta a Ciudadanos es ¿se ha analizado en profundidad el
alcance de esos seis puntos o responde al postureo característico de Rivera y a
la necesidad de dar un golpe de efecto ante la perspectiva de dilución que se
palpa en el ambiente y se demostró el 26 J? Sinceramente, lo dudo.
A esa imposición
pretenciosa y prepotente de Rivera -a mi juicio, como apunto, poco reflexiva y
seria- Rajoy ha respondido con que "la consultará con su Comité Ejecutivo
el próximo día 17" -lo que tampoco me parece serio teniendo en cuenta el
carácter presidencialista del PP y la necesidad de tener un Gobierno estable
cuanto antes-, en lo que yo creo que no es otra cosa que darle 'hilo a la
cometa' para que el nerviosismo juegue a su favor -como ha hecho hasta ahora-.
Después, se conocía la opinión del 'portavoz de guardia' del PP, en el sentido de que se aceptaría "la
casi totalidad de la propuesta de Ciudadanos, con algunos matices" y la
inmediata respuesta de estos, en esta ocasión a través de Fernando de Páramo
-no menos encantado de haberse conocido-, otro que sin SER nada no podía
esperar nunca ESTAR en la posición que está, al que ha faltado tiempo para
decir de manera tajante que "esas condiciones son intocables" ¿Qué parte de 'negociar' es
la que no conoce ni entiende este recién llegado?
En definitiva, Ciudadanos
sigue con su ambigüedad y bisoñez características, si no algo más, que ya
veremos por donde sale después de tantos vaivenes desde la campaña del 20 de diciembre.
Por eso sigo diciendo que a
dónde va. Tal vez, a su desaparición -o casi- tras unas terceras
elecciones.
Y mañana más, aunque no
estoy seguro si mejor. Nos mantendremos expectantes para la próxima jugada.
No hay comentarios :
Publicar un comentario