Cuando
uno observa a los dirigentes de los partidos de izquierda, principalmente
Podemos y demás sucedáneos, se da cuenta de que la mayoría de ellos visten de
manera desaliñada, como si hubieran cogido lo primero que se han encontrado en
el armario. Ya sean hombres o mujeres, ya sean jóvenes o más mayores así
visten, es su seña de identidad. Algo que también podemos llevar a su ámbito de
trabajo, con sus despachos desordenados, sin orden ni concierto y lógicamente a
su forma de actuar. Esta gente no cuida los detalles, y si uno no cuida los
detalles consigo mismo, difícilmente lo hará con los demás y con las cosas que
le rodean.
Y
eso es lo que ocurre con la izquierda que nos gobierna. En general no cuidan
los detalles, no se preocupan de su aspecto, de su vestimenta y, como es
lógico, tampoco se preocupan del aspecto y la “vestimenta” de las ciudades que
gobiernan. Algo que es normal siguiendo su estilo de vida pero que sufre la
gente. Y es que si uno no limpia su casa todos los días, no barre el comedor después
de comer o no arregla la cocina difícilmente se preocupará de que las calles
estén limpias de verdad y su ciudad dé un buen aspecto.
Una
situación que estamos sufriendo en Córdoba, donde las calles se limpian, pero
no a fondo, donde los jardines se repasan, pero no se cuidan, porque así es la
izquierda que nos gobierna, porque ellos no están en los detalles, porque ellos
van al bulto. Y se olvidan de que en los detalles está la diferencia y un
Ayuntamiento ha de mirar por los detalles, quitando maleza, recortando los
árboles para que no tapen la visión a peatones y a vehículos o pintando
correctamente los pasos de peatones o el mobiliario urbano. Pero no solo en
esos aspectos, también en la programación cultural, en la gestión del turismo y
en el resto de áreas del consistorio se han de tener en cuenta los detalles.
Lo que me lleva a la conclusión de que esta izquierda que nos gobierna hace lo que puede, pero claro, a una persona que se pone lo primero que coge del armario y que no se mira al espejo al salir de casa poco le podemos exigir, porque no estará en los detalles, jamás se preocupará de las cosas que marcan la diferencia y hacen que una ciudad sea más atractiva y cómoda para el que vive en ella y la visita.
Disiento de tu apreciación sobre la vestimenta de estos petrimetres. Los podemitas son unos lechuguinos de cuidado, todo muy meditado. Lo mismo que su comportamiento político, solo es una fachada que pretende ocultar, o suavizar, su siniestro interior: el más casposo y terrible neocomunismo que quieren imponer sí o sí.
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