Atacar
al turismo, ahora es lo que está de moda. Estar en contra de la primera
industria de este País, la que más empleo ha creado y está ayudando a que la
crisis pase a la historia. Y la izquierda ya se ha hecho con la bandera de eso
del anti turismo, y si los más radicales mueven el árbol los moderados son los
que recogen las nueces y proponen el cambio de modelo.
Sí,
es la izquierda la que quiere vetar el turismo, los que se supone ayudan y
piensan en los más necesitados son los que quieren poner coto a los que nos
visitan y, lógicamente, los más perjudicados serán los que menos medios tienen.
Y
es que gracias al turismo “low cost” muchos son los que pueden (podemos) viajar
y precisamente es ese turismo más económico el que la izquierda quiere
limitar, impidiendo que las personas con menos recursos viajen y hagan turismo.
Sí, ¡la izquierda!
Es
decir, las personas con más capacidad económica, que viajan en líneas regulares
y que se hospedan en hoteles caros no están en el punto de mira de la
izquierda, la izquierda está en contra y acosa a las clases populares, las que
ahorran durante todo el año para darse una escapada, las que tienen que hacer
turismo en grupos organizados y acudir a establecimientos económicos. Y quieren
acabar con este tipo de turismo, y de paso con el futuro de de tantas personas
humildes y normales que trabajan en este sector .
Esta es la deriva de la izquierda, una izquierda que ha perdido su sentimiento de clase y su vocación internacionalista para acabar mirándose el ombligo y que no duda en atacar y perseguir a las personas de su misma “clase social” que se limitan a hacer turismo y pretenden conocer sus ciudades.
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