Hoy quiero analizar a la clase política (y social) de
cualquier capital de provincia, imagino que en todas será muy parecido y en las
localidades que además son capital de comunidad autónoma la situación se
multiplica, de Madrid o Barcelona mejor ni hablar.
En estas localidades existe una “clase social”, la
de los políticos y añadidos, personas que aplican el “porque yo lo valgo”,
pensando que tienen derecho a estar en esos puestos porque han nacido para eso.
Entiendo por políticos los cargos públicos de las distintas administraciones en
la ciudad de turno, desde el alcalde, concejales, pasando por diputados y
senadores, diputados autonómicos, cargos de la diputación, subdelegación del
gobierno y representantes del correspondiente gobierno autónomo. Y como
añadidos, pues los que han dejado de ocupar esos puestos, pero siguen en el
“candelabro”, los dirigentes de la universidad de turno, los de los sindicatos
y demás representantes de la vida social. En algunas ciudades hasta el director
de El Corte Inglés es una institución.
Muchas de estas personas han llegado a los puestos
de turno por obra y gracia de su apellido o, simplemente, por llevarse bien con
el político de turno. Entrar en esos círculos, en la mayoría de las ocasiones,
es tener el puesto asegurado. Y tengo por seguro que algunos, por estar en la
pomada ¡matan!
Muchos políticos locales no tienen otra cosa, solo
su puesto, el cual le deben al líder de turno, por lo que se ocuparán muy mucho
de llevarle la contraria o hacer algo que le pudiera molestar. Y si además,
tienen a la esposa, al marido o a algún familiar viviendo de otro puesto o
cargo de confianza, pues el cuidado y la pleitesía se multiplica.
Estas personas son siempre las mismas, se van
sustituyendo entre ellas. O se cambia de partido o se va cambiando de puesto.
Si eres “bueno”, siempre tendrán algo para ti. Por no hablar de los buenos
contactos que desarrollan con las empresas locales. Es curioso, pero muchas de
estas familias parece que han sido tocadas por la gracia divina. Familias en
las que varios hermanos son catedráticos o profesores de la universidad local,
hijos o cónyuges de políticos trabajando en la caja de ahorros de turno o
familias en las que todos los hijos son altos empleados de empresas públicas.
Por no hablar de los lazos de sangre que se
desarrollan. Basta con mirar el directorio de muchas empresas públicas, de la
caja de ahorros de turno o de la universidad para ver la cantidad de apellidos
iguales que aparecen (y ahí no cuentan los cuñados y cónyuges).
Esto siempre ha ocurrido, y seguirá pasando por los
siglos de los siglos, salvo que cambie la mentalidad y se empiecen a valorar a
las personas por su mérito y capacidad. Pero me temo que no será así, porque el
“porque yo lo valgo” es algo muy nuestro.
me parece muy loable y meritorio tu articulo compañero y son cosas que se deben decir y que nosotros tenemos que recordar a la hora de dar nuestro voto para que los gualtrapillas de tres al cuarto se vayan hacer puñetas en vez de hacer rositas jajaja
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo, la pena es que tenemos la memoria muy corta. Un saludo y gracias por participar en el Blog!!!
EliminarTotalmente de acuerdo. Comparto.
ResponderEliminarUn abrazo, Angel
Tal cual, Ángel. Siempre se dicho que "el que tiene padrino, se bautiza". El problema es que el nivel de los "padrinos" ha bajado a niveles paupérrimos y claro, los "ahijados" no podían desentonar.
ResponderEliminarLas autonomías han degenerado en el clientelismo mediocre que ha usurpado el poder y, cuando unos mindundis prueban lo que es vivir de la mamandurria, como dices, "matan" antes que volver a la nada de la que, la mayoría, salieron. Véase él currículum del presidente del Congreso saliente, por ejemplo, y su "merecidísima" pensión vitalicia de 70.000€, a la que no sé si tendrá el descaro de acogerse.