Hoy domingo recordamos un artículo publicado en noviembre de 2012, en
el que comentábamos sobre la última huelga general y la actitud de CCOO y UGT y
sus piquetes “informativos”. ¡Feliz día!
Este es un artículo que podría haber sido
escrito hace semanas, pero no, lo escribí ayer noche, tras evaluar la evolución
de la huelga general que vivió ayer España. Y ya puedo decir, con total
rotundidad, que ésta fue un fracaso absoluto.
Lógicamente los sindicatos (CCOO y UGT)
afirman que ha sido un éxito, pero con la boca chica. Ellos saben que no, que
la sociedad les da la espalda, que los ciudadanos “pasamos” de ellos. Que no
tienen poder de convocatoria. Que nos representan porque lo dice la Ley, no
porque tengan autoridad moral para hacerlo. Los sindicatos convocantes deberían
hacer una autocrítica seria y profunda, a fin de valorar su papel en la
sociedad.
Me atrevería a decir que más de la mitad de
los trabajadores que ayer hicieron huelga fue por miedo a los piquetes, por
miedo a la coacción de éstos. Los piquetes se dedican a amedrentar, a asustar a
los trabajadores que quieren ejercer su derecho al trabajo. Solo así tienen
seguimiento las huelgas.
Ya lo analicé en el artículo “¿nos dejan o les dejan sin futuro?”, Comisiones Obreras y UGT pertenecen a la
casta, son parte del sistema y viven de él, al igual que los partidos políticos
y las organizaciones empresariales.
Estamos en un País en el que a los sindicatos
les interesa que exista paro, pues éstos organizan cursos de formación para
parados por los que reciben importantes subvenciones. Dinero con el que se
mantienen y financian.
Y a qué espera el Gobierno para aprobar una
ley de huelga. Es una vergüenza la situación de este País. La actual ley de
huelga es preconstitucional, de 1977, y ningún gobierno se ha atrevido a
plantear una nueva ley de huelga, adaptada a los tiempos y a las nuevas
situaciones.
Mientras tanto los sindicatos seguirán
peleando por lo suyo, por sus intereses, que no son los intereses de los
trabajadores. Como en la foto que ilustra este artículo, cortando jamón para
preparar el día de huelga, a lo que están acostumbrados, a comer jamón del
bueno. A estos ya se lo decían sus padres, cuando pidas un bocadillo di, “¡aunque
sea de jamón!”.
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