Hoy domingo traemos un
artículo publicado tras el accidente de tren en Santiago de Compostela, en el
que decíamos que los medios de comunicación no pueden publicarlo todo, que todo
no vale para informar. ¡Feliz día de los inocentes!
España ha vivido una
catástrofe importante, de las que sacuden cada cierto tiempo un País y dejan
huella entre sus ciudadanos. Pero, ¿qué tipo de huella dejan exactamente?
Y pregunto esto porque
salvo los que hayan tenido la desgracia de vivirlo en primera persona, por
sufrir el accidente o por acudir a ayudar y atender a las víctimas, los demás
hemos tenido conocimiento de lo sucedido por lo que nos han trasladado los medios
de comunicación, principalmente por medio de las cadenas de televisión ¿Y qué
venden los medios de comunicación?, ¿venden información o solo buscan audiencia
para sus programas y anunciantes?
La noche del accidente
muy pocos medios cambiaron su programación para ofrecer la noticia, como mucho
pasaban unas letras informando de lo sucedido, al día siguiente ya sí se
volcaron en lo sucedido; pero ¿con qué intención? Y es que da la sensación que,
ya acabado el juicio a José Bretón, más de un programa ha visto en el accidente
de Santiago un filón para subir los niveles de audiencia. ¿Y eso cómo se hace?
Pues muy sencillo,
emitiendo imágenes duras, muy duras, en las que han aparecido cuerpos de
personas fallecidas, de personas heridas, ¿es necesario eso para informar?,
¿qué buscan, el espectáculo o la información?
Y ahora que, según
parece, tanto ADIF como la propia RENFE culpan al maquinista de lo ocurrido,
haciéndole responsable de la tragedia, los medios de comunicación se han
lanzado a publicar su fotografía, herido y ensangrentado. Aun cuando no existe
un informe oficial sobre lo sucedido los medios de comunicación ya han señalado
al culpable, haciendo pública su imagen e identidad para que el pueblo ya lo
considere culpable.
Yo creo que todo no vale,
que los medios de comunicación en este País, especialmente la televisión, han
de meditar sobre esta cuestión, si es necesario emitir ciertas imágenes o
publicar determinadas fotografías para informar; meditar si determinados
tertulianos de sus programas (y aquí incluyo a mi querida radio) han de medir
más sus opiniones, porque no todo vale, todo no vale para informar.
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