domingo, 10 de marzo de 2013

ESE OSCURO OBJETO DEL DESEO, por Piti Ferrer


Hace unos días vi en el escaparate de la librería Beta un libro que me llamó la atención: “De Newton a Apple. Provoca tu talento”, de Fernando Alberca de Castro. Entonces caí en la cuenta de la importancia de la presencia de las manzanas. Es como si fuesen el alfa y el omega, el principio y el fin. 
Así, si empezamos por el principio de la historia, según la Biblia, Eva, una manzana y un Adán “atontao”, tuvieron la culpa de que hoy no vivamos en el Paraíso terrenal. Luego a Newton se le cae una manzana en la cabeza y, eso, duele. Os lo dice una a la que le cayó una naranja en el mismo sitio (¡a ver, esto es Córdoba y eso es lo que tienen sus calles, muchos naranjos!... Que cuando florecen, huelen a azahar), con la mala sombra de que a mí no se me ocurrió ninguna teoría irrefutable como la de la gravedad.  Y luego va el Sr. Steve Jobs, le pega un “bocao” a la manzana y convierte un logotipo en todo un símbolo de referencia en cuanto a progreso, tecnología y calidad en el mundo de la informática. Desde luego con el nombre no se quebró mucho la cabeza. ¿Qué ves? Una manzana, ¡pues que se llame Apple! Como Apple Record, el sello discográfico de Los Beatles.

Si al mundo del arte se refiere, la manzana también tiene una presencia muy importante. Así, la encontramos tanto en cuadros del Renacimiento, como “El juicio de París”. de Rubens, pasando por los míticos bodegones, hasta el surrealismo de Magritte, con el Hijo del hombre; cuadro que, por cierto, inspiró la película del Secreto de Thomas Crown (que me encanta).


Claro, que si hablamos de películas donde la manzana tiene su gran parte de protagonismo, no puedo dejar de nombrar una de Glen Ford y Bette Davis que se llama “Un ganster para un milagro” (es un clásico, no muy conocido pero que a mí, de vez en cuando, me gusta verla). Una historia entrañable en la que un gánster ayuda a una mendiga que vende manzanas a convertirse en una dama con el fin de casar a su hija, que desconoce la realidad en la que vive su madre, con un aristócrata europeo. Es una película preciosa. Pero para entrañable y bonita la película de Disney de Blancanieves donde, si no se come la manzana, no hay cuento; o la de Guillermo Tell, que menos mal que era muy bueno con la ballesta y consiguió acertar en la manzana sin herir a su hijo. Desde luego tenía que ser bueno y frío, en plan Fernando Alonso en plena carrera en el circuito de Monza, porque cualquier otro tendría el pulso como “pa robar panderetas”.

Bueno, y si ya hablamos de carteles de cine/series de televisión y, solo a modo de ejemplo, puedo empezar con Mujeres Desesperadas, pasando por Bad Teacher, y terminando por ¡aaaaahhhh! Crepúsculo (que no sé la de millones que habrá recaudado la saga y los libros), donde encima la manzanita es hasta la portada del primer libro.



También hay un premio muy valorado con forma de manzana: los Premios Max de las Artes Escénicas. Yo lo encuentro muy original y, como no, tenía que ser español. Pero para valorado, un apartamentito en la “Gran Manzana de Nueva York” con vistas a Central Park (esto es igual, a decir que quién vive allí no es rico, es súper rico).

En el mundo de la moda ¡también han causado furor las manzanas! Sobre todo, en el mundo de los perfumes: Delicious de DKNY, Lolita Lempicka o Red apple de Nina Ricci. ¡Por poner un ejemplo! Y seguro que si me paro a pensarlo, sale alguno más. Y desde luego, digno por lo menos de nombrar por lo feo que es, el bolso de Hermés con forma de manzana. Yo, ni regalado salgo con eso a la calle. Pero, si eso ocurriese, QUE NO VA A OCURRIR, siempre nos quedará Ebay, ¡para venderlo!


Por supuesto, Apple, aparte de un nombre comercial, también es un nombre de persona. La niña de Gwyneth Paltrow se llama así; por supuesto, es mejor no traducirlo, sobre todo porque suena raro que te digan “Manzana ven pa cá”. Y es que no es lo mismo que te llamen “Manzana” a “Manzanita”. Os recuerdo al cantante que tan buenas canciones nos dejó.

Pero para raro, raro, frases que han pasado a la posteridad; bien sea por parte de la sabiduría popular como “una manzana podrida echa a perder el resto” (gran verdad); o por personajes como Ana Botella, ¡ay!… como era, “si se suman dos manzana, dan dos manzanas, si se suma una manzana con una pera…”. Y ahí, ya se perdió y la lío. Ella misma y su genética vegetal.

Y, para terminar, en el mundo del sexo también tiene su protagonismo. Por ejemplo, en Córdoba hay un sex- shop que se llama Adán y Eva y el cartel tiene forma de manzana.

Como veis, hay manzanas para todos los gustos. Seguro que a vosotros se os están ocurriendo más ejemplos. Pero, todas coinciden en que son un punto de referencia para o por algo. Es complicado que una manzana “pase desapercibida” y, por supuesto, estoy convencida de que en la mayoría de los casos están íntimamente relacionadas con el talento tal y como insinúa el libro con el que comencé este post. Claro que, como toda norma, tiene sus excepciones.

6 comentarios :

  1. Dulces frutas que dejan buen sabor de boca y que, cómo en el caso de la manzana, no sólo son sabrosas sino que además andan siempre cogidas de la mano de las mayores perversidades del ser humano. Excelente artículo.

    Un saludazo.

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  2. Piti, no quiero entrar en polémicas. La cuestión no es que Adán se cree la palabra de Eva, y por eso está mal hecho ¿si no fuera sido a sido? ¿Si hubiera sido todo lo contrario?
    Nos podemos preguntar era un demonio “mu atontao” o “ mu bueno” el que le llevo hacer lo que hizo. No creo que hacer al hombre el problema de todos los males de la tierra sea el problema.

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    1. Pues, como todo en la vida, todo depende del cristal con que lo mires. Lo cierto es que, al final, Adán se comió la manzana.

      Gracias y un saludo.

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  3. Pitita, un ferviente admirador tuyo, como diría el gran chiquito de la calzada a tus pies ...

    Bueno, tengo una duda de estilo, ¿peros o manzanas? ...

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    1. ummmm... ¡a gusto del consumidor!

      Gracias y un saludo.

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