Ya ha llegado septiembre,
el verano se acaba, ¡y menuda recta final de año nos espera!, porque en escasas
tres semanas tenemos las elecciones autonómicas catalanas y para el mes de
diciembre las elecciones generales. Unas elecciones en las que nos jugamos
mucho y en las que la gente debería pensarse dos veces a quien va a votar,
además de votar pensando en el futuro de Cataluña y en el de España.
Y es que nos jugamos
mucho en los dos próximos procesos electorales. Bueno, en las catalanas no
tanto, porque solo son unas elecciones autonómicas, aunque los separatistas las
estén vendiendo como si se tratara de un referéndum, engañando una vez más a la
población catalana. Y es una pena, porque esta situación a la que más perjudica
es a la propia sociedad catalana, que asiste al proceso sin que se hable de sus
problemas reales, de sus problemas cotidianos, de cómo mejorarlos, una sociedad
que no escucha propuestas de cambio porque se están dedicando a hablar del sexo
de los ángeles. Y ahí es donde el Partido Popular, por ejemplo, con su nuevo
candidato, puede convencer a muchos votantes, hablando de lo que realmente importa
a la gente, de las necesidades reales de los catalanes.
Igual que espero que se
hable de las necesidades reales de los españoles en las próximas elecciones
generales, en las que espero que Mariano Rajoy logre un apoyo necesario para
continuar siendo Presidente del Gobierno. En las que espero que los españoles
sean pragmáticos. Porque por muy facilón que suene es o Rajoy o el caos, porque
un gobierno socialista apoyado por los populistas de Podemos, por los separatistas
de ERC y por otras tantas formaciones rupturistas e izquierdistas puede
llevarnos directamente al precipicio.
Lo dicho, que este primer
trimestre del nuevo curso político empieza muy fuerte, con dos exámenes finales
a la vuelta de la esquina.
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