Hoy quiero hablar sobre
el ‘Toro de la Vega’, que tanta atención mediática recibe cada año, con ocasión
de la celebración del Torneo. Y es que, aunque mucha gente no le guste este
festejo, a mí sinceramente tampoco me atrae, creo que se ha generado un estado
de opinión contrario consecuencia de las modas o de una catarsis colectiva.
Igual que, por ejemplo, está sucediendo con la situación de los refugiados,
aunque esa es otra cuestión muy diferente y mucho más seria…
Porque estos días casi
todo el mundo se posiciona en contra del ‘Toro de la Vega’, sin saber en qué
consiste el Torneo, sus características y reglas. Y que conste que no quiero
justificar ni defender esta celebración, solamente pretendo poner las cosas en
su sitio.
Y no voy a hablar de los
antecedentes históricos, las tradiciones y su reconocimiento como fiesta de
interés turístico Nacional. Simplemente voy a explicar en qué consiste el
Torneo del ‘Toro de la Vega’ porque creo que muchos de los que lo critican ni
siquiera saben en qué consiste y tampoco conocen que cuenta con una serie de
reglas para su celebración.
Para empezar los lanceros
han de estar autorizados por el ayuntamiento, es decir, se deben inscribir y
deben conocer las normas. El toro, que debe reunir unos requisitos, tener entre
5 y 6 años, pesar entre 500 y 600 kilos y no estar despuntado, solo puede ser
lanceado en una zona establecida. Además el animal cuenta con 3 vías de escape,
que si sobrepasa le darían el indulto, como ya ha ocurrido en más de una
ocasión. Este año, por ejemplo, de las 3 zonas de indulto, 2 estaban taponadas
por los manifestantes contrarios al Torneo, disminuyendo las posibilidades de
salvación del toro. Y existen una serie de normas relativas a la forma de
actuar y de lancear al animal, que tratan de evitar, en la medida de lo posible
su sufrimiento. Una de ellas, por ejemplo, es que una vez un lancero hiere al
toro solo será este el que pueda matarlo, estando prohibido que los demás
puedan intentarlo, es decir, no lo matan entre todos, pues se supone que es una
lucha entre el hombre, armado con una lanza, y el toro.
¿Con esto que quiero
decir? Pues en primer lugar que los vecinos de Tordesillas y aquellos que participan
y están a favor del Torneo del ‘Toro de la Vega’, para nada son unos asesinos,
ni disfrutan viendo morir a un toro, ni buscan la sangre ni la tortura. Simplemente
participan en una fiesta, con unas reglas y unos requisitos previos.
Ya he dicho que a mí no
me gusta este festejo, que no asistiría a verlo y mucho menos participaría en
él. Pero además creo que en los ataques al mismo existe una serie de intereses
por movilizar a la población y lo han conseguido, pues no es normal que los
medios de comunicación abran sus diarios y sus portadas con este tema.
En este pais es mas facil criticar ignorando, que debatir conociendo.
ResponderEliminarVayamos por puntos:
ResponderEliminarCualquier festejo consistente en el sufrimiento, ya sea de una persona o un animal, debería estar prohibido, ya no solo por ley, sino también por moralidad.
El hecho de que pueda escapar no tiene relevancia. En 500 años creo que han escapado dos. ¿Aceptaríamos esto en el caso de que fuese una persona?
Y sí, es completamente normal que todos los medios se hagan eco de una barbarie que sucede en nuestro país. Es deshonroso. Es una vergüenza que nos identifiquen con el maltrato animal.
Y quien no quiera verlo que no lo vea.
Totalmente de acuerdo en que torturar y sacrificar animales en festejos es algo cruel y aberrante que nos retrotrae a las primeras civilizaciones primitivas. Pero entonces ¿Porqué somos tan hipócritas y regalamos pollitos pintados de colores o dejamos y cachorritos de perro que cuando crecen abandonamos? ¿ Porqué no recordar las peleas de gallos o la lacra de.galgos ahorcados por no correr como exige el dueño? Por no hablar de las luchas ilegales que borramos selectivamente de nuestra mente de los canes adiestrados para matarse...
ResponderEliminarSi estamos en contra del maltrato animal seamos coherentes y vayamos a por todas y no por lo que se pone de moda en el momento haciéndolo políticamente correcto por intereses mediáticos.Pero ante todo. Si no somos capaces de respetar a los seres humanos de nuestra propia especie que no vamos a hacer con los animales.
Un saludo