Los sábados recordamos en
Desde el Caballo de las Tendillas y hoy os traemos este artículo de octubre de
2013, en el que criticábamos la intención de la Junta de Andalucía de crear un
impuesto a las grandes superficies comerciales para ayudar al comercio de
cercanía. Algo que quedó latente, pero que está ahí, al acecho…
Sé que este artículo va a
crear polémica y que muchas personas no van a compartir mis opiniones. Lo
entiendo y soy consciente de que es muy complicado remar contra corriente, pero
las actitudes de los comerciantes “de cercanía” no dejan de sorprenderme.
Primero lo del nombre
“comercio de cercanía” imagino que se debe a que se trata de comercios que
están en los barrios, en la calle, y no ubicados en centros comerciales, por lo
demás no entiendo lo de “cercanía”, pues muchas veces están muy lejos de las necesidades
de los consumidores ya que, por un lado, cuentan con horarios muy limitados y
por otro, sus precios en muchas ocasiones son muy elevados.
Y la pregunta es, yo como
consumidor, ¿tengo que comprar en el “comercio de cercanía” solo por el hecho
de que no se trata de grandes superficies o tiendas franquiciadas?, ¿esas son
las únicas razones? Porque yo, como consumidor, miro el precio de las cosas que
compro, pero también el horario de los establecimientos y los servicios que me
ofrecen; y en la mayoría de las ocasiones las grandes superficies o las cadenas
me ofrecen mucho mejor servicio y precio. ¿Por qué entonces he de comprar en el
“comercio de cercanía”?
Y ayer leía una noticia
que decía que la Federación Provincial del Comercio “Comercio Córdoba” mostraba
su apoyo a la imposición, por parte de la Junta de Andalucía, de un impuesto
que se destinará a programas para la mejora y fomento del “comercio de
cercanía”. Y es que los comerciantes apoyan la creación de un impuesto a las
grandes superficies comerciales que sirva para crear un fondo de apoyo al
“comercio de cercanía”. Al parecer se trata de un tributo que ya existe
en siete Comunidades Autónomas (Aragón, Asturias, Canarias, Cataluña,
Islas Baleares, Navarra y País Vasco) y que está llamado a convertirse en un
instrumento para el mantenimiento de este tipo de establecimientos en
Andalucía, para la creación de empleo de calidad y para la dotación de espacios
públicos que mejoren los entornos de los centros comerciales abiertos, según
informaba la propia asociación de comerciantes.
Y este impuesto, ¿quién
lo gestionaría?, ¿quién desarrollaría estos proyectos de ayuda al “comercio de
cercanía”?, ¿la propia Federación de Comercio?, ¿sus dirigentes?, ¿cualquier
establecimiento tendría derecho a estas ayudas o solo los asociados?...
Volvemos a lo de siempre,
¿la viabilidad del “comercio de cercanía” se ha de garantizar vía impuestos?,
¿es la administración, y los demás con sus impuestos, los que han de financiar
este tipo de negocios? En mi casa se compra mucho en los “comercios de
cercanía”, pero también en las grandes superficies; es decir, compramos donde
nos interesa y donde nos es más rentable, ¿no es mejor dejar que el propio
mercado se organice y que perduren los negocios rentables y que ofrezcan un
mejor servicio?
Lo que da la sensación es
que algunos comerciantes quieren vivir de las subvenciones.
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