Hoy en Desde el Caballo de las Tendillas contamos con una nueva colaboración
de Antonio de la Torre. Esta vez nos habla de José María Aznar, sus últimas
decisiones y Mariano Rajoy...
Se viene hablando mucho en los últimos dos años, y casi a
diario desde el pasado 20 de diciembre, del distanciamiento entre el Presidente
Fundador del Partido Popular, José Mª
Aznar y su ‘delfín’ y actual Presidente ejecutivo del partido, Mariano Rajoy. Yo mismo pude observar
esa, ya entonces, evidente frialdad personal en el acto de clausura del Campus
FAES de Agosto de 2015, donde se limitaron a un saludo protocolario, pronunciar
sus discursos de cierre y una más que justa despedida, sin que en ningún
momento se pudiera observar la más mínima sintonía entre ‘el fundador y su
heredero’ –si se me permiten los términos—teniendo en cuenta, además, que esa ‘herencia’
se produjo merced al ‘dedo’ del primero, que eligió a su sucesor entre cuatro
potenciales candidatos, Rato, Mayor
Oreja, Acebes y el susodicho Rajoy, que no era el preferido ni por la
militancia ni por el electorado simpatizante, según datos de una encuesta
encargada al efecto por el propio Aznar.
Fue precisamente ese 20 de Diciembre pasado cuando Aznar
comunicó oficialmente al Presidente del Gobierno su renuncia como Presidente de Honor del partido pasando a
considerarse “militante de base”, que le
permitiría “actuar con más libertad en el futuro”. Esta ‘ruptura’ se produjo dos meses después de que, la que
durante veinticinco años fuese su referencia ideológica como “think tank” del
partido, la Fundación FAES, comunicara su desvinculación del mismo. Después FAES ha aprobado la reforma de sus
estatutos y un nuevo órgano de gobierno, sin vocales natos del PP, aunque “sin
descartar futuras colaboraciones”. Circunstancias ambas que obligaban a Aznar a
elegir su nueva posición y, como se podía suponer, se decantó por seguir como
Presidente de la Fundación.
Así pues, una vez ‘liberado’ de sus honores, y ya como “militante
de base” --una base fuerte, hay que añadir--, el Sr. Aznar ha hecho, en pocos
días --12 y 23 de Enero--, un importante ‘doblete’ con dos discursos que no han
dejado indiferente a nadie y que, entre lo dicho por él y lo interpretado entre
líneas, están alimentando no pocos artículos de opinión y tertulias. Así pues, como estuve en los dos actos y escuché en
directo las manifestaciones del Presidente de FAES y he analizado sus respectivos
discursos, quiero precisar algunas cosas sobre lo que he leído y escuchado en
los diferentes medios de comunicación, redes sociales incluidas.
El primero fue
organizado por la propia Fundación presidida por Aznar bajo el título ‘FAES, Ideas
para la sociedad española’. En mi opinión, este discurso no
respondió, del todo, a la enorme expectación despertada en cuanto al rumor de
que ‘Aznar formará un nuevo partido
político’ --que algunos querrían, otros piden y muchos, los más, sueñan--.
Incluso hemos visto que, un periódico digital, dirigido por uno de los periodistas
más recalcitrantes contra el actual Gobierno y contra su presidente en
particular, publicó hace unos días una encuesta en la que le daba a ese hipotético
partido cerca de cuatro millones de votos traducidos en 51 escaños ¡Casi nada! Incluso
se hablaba de que Aznar tenía ya su nuevo ‘delfín’ --¿deberíamos decir
‘delfina’?--, Cayetana Álvarez de Toledo, que se ‘dejaba querer’ en alguna
tertulia. La misma que se rebeló contra Rajoy cinco minutos antes de recibir la
confirmación de que no iría en las listas para el Congreso en las elecciones
del 20 de diciembre de 2015 que --en mi opinión-- sólo sirvieron para demostrar el resultado de
no haber hecho las cosas como Dios manda durante cuatro años de mayoría
‘absolutísima’ en todos los niveles de la Administración, Estatal, Autonómica,
Provincial y Local --lo cortés no quita lo valiente--. Pero, para desgracia de
ese medio y de algún otro --que rápidamente, y quizás por las mismas razones,
se hizo eco de esa encuesta--, del primer discurso de Aznar, en mi opinión, no
se dedujo en ningún momento esa posibilidad.
Habló
Aznar de una nueva etapa en FAES, de su inicio en 1989 como “institución de
reflexión política al servicio de España y para hacer que fuera una de las
mejores democracias del mundo” y de lo “decisiva que fue para articular una
alternativa, llevarla al gobierno y hacer que éste cambiara realmente nuestro
país, empezando por las ideas, siguiendo por los programas y terminando en las
políticas, contando con los mejores”.
Definió
la nueva etapa de FAES como “proyección de futuro pero también con algo de
retorno a los orígenes, para favorecer
ideas y políticas mejores y convocar a un número suficiente de españoles
dispuestos a llevarlas adelante”, llamó a “superar la suma de fragmentaciones
--electoral, generacional y territorial--
y habló del actual como de “un momento clave de nuestra historia, en el que se
pretende que nuestros problemas sean abordados mediante el dilema que obliga a
escoger entre disolución o fractura, un falso dilema que es sólo la forma que
adoptan las viejas ideologías antidemocráticas, contrarias a la libertad”.
Terminó
diciendo que “España es tarea de todos,
no solo de algunos” y asumiendo que “España
es nuestra tarea y queremos hacerla bien, desde nuestro sitio. Ahí vamos a permanecer. Ahí nos podrán encontrar.
Y ahí esperamos encontrarles a todos ustedes”.
Como puede verse hasta aquí, ni una sola alusión directa a un
nuevo partido o a un retorno a la política activa, aunque algunos interesados
en la división del PP así parecen verlo.
La segunda parte del doblete, con más asistencia y expectación aún
que en la primera, fue el 23 de Enero, inaugurando el ciclo ‘El necesario
fortalecimiento de España’, organizado por la Fundación Valores y
Sociedad que preside Jaime Mayor Oreja y la Fundación
Villacisneros, presidida por Íñigo Gómez-Pineda. José
Mª Aznar fue presentado por María San Gil, que anunció un ciclo de conferencias hasta
el mes de Julio, que habrá que seguir.
Empezó Aznar recordando a Gregorio
Ordóñez -- ese día se cumplía el vigésimo segundo aniversario de su asesinato ‘a
pistola de ETA’-- “con la misma
lealtad a su memoria de siempre”, añadiendo que “era absolutamente inocente. Ni
incitó ni ejerció jamás violencia alguna”.
Continuó diciendo que no venía “a hablar de ocasiones perdidas
sino de oportunidades. Con realismo y preocupación, pero con gran esperanza”
para “la reflexión sobre el fortalecimiento de España”. “Los países, como las
personas, se fortalecen en la acción y se debilitan en la inacción”, dijo, lo
que algunos medios y ‘sabios’ tertulianos ‘enciclopédicos’ han interpretado
como una crítica directa al Gobierno de Mariano Rajoy al que ni aquí ni en toda
su intervención citó.
Dejó constancia después de su añoranza de otros tiempos de “convivencia
pacífica en los que se aprendió a ser adversarios porque renunciamos a mirarnos
como enemigos” y recordó algunos hitos de nuestra Historia reciente, desde “la
Constitución de 1978 y las primeras elecciones del periodo constitucional de
1979”.
En la continuación de su discurso puede que sí alimentase el
morbo de su vuelta a la política cuando dijo que ”lamentablemente, hace tiempo
que tenemos graves dificultades para dar continuidad a este relato y no
podríamos situar en 2009 ningún acontecimiento histórico semejante a los que he
mencionado” y que “tampoco estamos en el camino de poder celebrar nada parecido
en 2019” volviendo, como en el anterior discurso, a referirse a la aparición de
brechas que desvertebran España: Social,
territorial y políticamente, que pueden ensancharse hasta convertirse en
amenazas de fractura” para apostillar con su opinión de “que la tarea nacional
más urgente es sellar esas tres brechas, vinculadas entre sí y agravadas por el
contexto internacional”.
Repasó después estas tres brechas empezando por la que él
considera como principal “la social, aumentada por la crisis”. Definió la
segunda, “la brecha territorial”, como un “proceso de centrifugación
institucional derivado del mal uso de nuestro modelo autonómico” y terminó esta
parte afirmando que “con un Estado débil y fragmentado perdemos todos” para referirse
después a la brecha electoral, la
tercera que nos amenaza, “reforzada por las anteriores, que desvincula
territorios y personas y termina por reflejarse en las ofertas electorales”
añadiendo que “los partidos nuevos no
han tomado el relevo de los anteriores en su capacidad de integrar y de impulsar
España y que no actúan para un proyecto nacional”.
En la parte final de su discurso sí dejó algunas cosas que
podrían relacionarse con una propuesta política --o una invitación a terceros--,
desmentida de nuevo por Mayor Oreja en algún medio, cuando dijo “esta no es una
tarea pendiente de ser dicha, sino de ser hecha. Nuestro progreso, equilibrado,
transversal, nacional, ha quedado detenido. Hay que ponerlo en marcha”, para
añadir que “España no se va a romper. Sería lamentable que lo único que nos faltara
fuera la voluntad”. Terminó diciendo que “este nuevo empeño nacional debe
impulsar una reordenación del mapa electoral en el que primen movimientos
inclusivos con programas con ambición nacional y deseo de progreso, alejados
del localismo empobrecedor, del populismo mendaz y del adanismo insustancial” y
que, “cuando llegó la crisis económica
ya estábamos sumergidos en una crisis de cohesión política, de ideas y de
valores” --en clara alusión a la época de Rodríguez--y que “nuestra actual
debilidad tiene ahí su principal causa. Debemos evitar que esas brechas sean
fracturas y, más aún, derrumbe”.
Animó por fin a “no dar
nada por seguro, pero sin dar nada por perdido”, expresando su
convencimiento de que “sabremos hacerlo”.
Mientras tanto, Mariano Rajoy, preguntado sobre las últimas
apariciones de Aznar, se ha limitado a decir: “Vengo a dar mis opiniones y no a
comentar las de los demás” ¿Sorprende? A mí, desde luego, no. El hombre
impasible no se iba a alterar por esta “nimiedad”. A imaginar se ha dicho…
Difícil veo de momento, lo que la mayoría desearía.
ResponderEliminarAgradezco la carta (aunque sigo considerándolas extensas y algo agotadoras).
Antes de que Aznar concrete algo, ya se habrá levantado en España "La verdadera derecha".