Contamos con una nueva colaboración de Antonio de la Torre,
que aprovecha las páginas de Desde el Caballo de las Tendillas para enviar una
carta abierta a la periodista de la COPE Cristina López Schlichting en la que
critica algunos de sus comentarios sobre el Presidente de EE.UU. Donald Trump…
Estimada
Dª Cristina:
Escucho
casi todos los fines de semana gran parte de su programa y, en general,
coincido, en el fondo, con muchos de sus comentarios del campo de la política,
pero desde luego no en la forma de tratar algunas noticias.
Debo
decirle --permítame el atrevimiento que mi edad y vivencias me podrían
permitir, eso sí, con todo el respeto que me merece--, que la demagogia es a
veces peor que la media verdad --ya sabe, esa de la que “…dirán que mientes dos
veces si dices la otra mitad”, que se atribuye a Antonio Machado --.
Por
ejemplo, en su forma de tratar la información sobre Trump que, evidentemente,
parece que no goza de su simpatía, lo que es respetable también, faltaría más.
No
digo yo que no sea Donald Trump un personaje excéntrico o incluso heterodoxo,
sobre todo si lo valoramos desde la óptica actual de lo ‘políticamente
correcto’ --para mí sería bastante ortodoxo, ya que actúa conforme a
principios, antes muy comunes y ahora casi desterrados por esa progresía
dominante, que parece que le influye, no diré que la domina--, pero considerar
una barbaridad que pretenda reforzar su frontera con México cuando no se habla
de la que ese país tiene por el Sur con Guatemala, me parece poco objetivo, si
no, algo tendencioso. O hablar de reforzar la seguridad del país y del cierre
temporal de fronteras que --por veinte días, creo haber oído en algunas
noticias-- ha ordenado Trump a musulmanes --que no a cristianos-- provenientes
de siete países que no son precisamente los más deseables y seguros del mundo
islámico, para comprobar de qué tipo de viajeros se trata, no sólo no me parece
descabellado sino, por el contrario, muy prudente y ya me gustaría a mí que
aquí se hiciera --o, mejor dicho, se hubiera hecho desde 2004, lo mismo—con las
fronteras de Ceuta y Melilla o el coladero del Mediterráneo y los Pirineos. No
veo a ninguno de esos ‘piadosos’ con los refugiados --muchos, por supuesto,
dignos de compasión-- dejar abiertas las puertas de sus casas a la libre entrada
de los que ya andan por aquí, aunque pongan muchos carteles de “Wellcome
refugees” en las fachadas de los ayuntamientos y otras instituciones.
También
la he podido oír hacer gracietas y reírse a mandíbula batiente por la
‘ocurrencia’ --no puedo calificarla de otro modo-- de un científico canadiense
que ha ‘bautizado’ a una polilla con el nombre de “Neopalpa donaltrumpi” --ya hay que tener una
imaginación desarrollada, si no tendenciosa, después de observar al mencionado
lepidóptero--, en clara
alusión al recientemente “elegido”
--parece que se olvida usted (y muchos otros) de este pequeño detalle--, mayoritariamente por cierto, por el
demócrata pueblo americano como SU
presidente, que se ha declarado, como suele ocurrir en ese, para mí, admirado
país, como el Presidente de todos los
norteamericanos, aunque unos pocos miles de perroflautas y bastantes medios
de comunicación a los que pone en su sitio –también en España se echa en falta algo así-- hayan salido a protestar, al
más puro estilo de la izquierda radical y española, en particular, --ganar en
la calle lo que le niegan las urnas--. Pero no veo que se hagan esas mismas
gracietas y se celebren con tanta risa si se ‘bautizara’ –que no se atrevería
nadie-- cualquier cosa aludiendo a alguno de los personajes, por ejemplo,
islámicos. ¡Ah, no!, que esos matan y fíjese lo que se organiza por una simple
broma o chiste de mal gusto, que después, todos esos ‘caritativos’ demagogos
invaden las redes sociales y muchos medios entonando el “Je suis Charlie Hebdo”,
“Je suis Paris”, Bruselas, Marsella, Berlín, o donde toque el siguiente
atentado, para el que esos desalmados no necesitan ni que medie provocación.
Por
favor, Dª Cristina, un poco más de rigor y objetividad que, tampoco en los
medios radiofónicos, en los que, ‘alcachofa’ en mano, se goza de total
impunidad y vale casi todo en aras de captar audiencia ‘plural’, parece ser la
premisa primordial de la comunicación en estos tiempos. Siempre habrá algunas
--permítame la expresión-- ‘mentes acomodaticias’ del sistema que le reirán
esas gracias y ocurrencias, pero haya muchos otros, quizá más, de esa mayoría
silenciosa que, como a mí, les desagrada y preferimos dar tiempo al tiempo y
juzgar después de ver y no por prejuicios.
Sin
ninguna acritud, como diría uno de los padres de esa ‘corrección política’ tan
arraigada, le deseo un buen fin de semana en COPE.
Admiro mucho a Cristina, pero en esta carta tiene usted toda la razón. Sería bueno, para ella y sus oyentes, que la tuviese en cuenta.
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