Contamos con la primera colaboración del 2017 en Desde el Caballo de
las Tendillas, un artículo que firma Antonio de la Torre y en el que nos habla
del uso del lenguaje, del amigos y amigas, vecinos vecinas… Un artículo que no podéis dejar de
leer…
La pasada noche de fin de año, estuve viendo un
programa de TVE en el que, el genial José Mota, hizo una extraordinaria parodia
sobre lo que la actual progresía denomina “lenguaje inclusivo”, cursilada que
no es otra cosa que una aberración lingüística en aras de la no menos aberrante
ideología de “género”, que hasta en el nombre es un error, ya que el género no
es sino un accidente gramatical, en su triple categoría de masculino, femenino
o neutro, con su antigua variante epiceno, que realmente se refiere al sustantivo
-persona, víctima- válido para
individuos de ambos sexos
independientemente del género
gramatical. Remito a la consulta de cualquier libro de Gramática Española para
ver más sobre el tema.
Esta ‘forma de expresión’, que el bueno de Mota
personificó en el ‘versátil y flexible’ Antonio Hernando, no es, a mi juicio,
sino una absurda deformación del lenguaje sometido a la no menos penosa y
artificial “corrección política” que
se ha ido imponiendo -y lo que es peor, aceptando- en las últimas décadas tanto
en el argot popular como en algunas instituciones, especialmente si los que
hablan pertenecen a esa “progresía” de izquierdas -perdón por la redundancia-.
Al ver el programa, me acordé de una carta que
circuló por las redes sociales y correos electrónicos hace algún tiempo, y que
guardé, en la que una veterana profesora se lamentaba de la degeneración de los
nuevos planes de enseñanza, que no “educativos”,
como decía ella -en muchos centros públicos ni enseñan ni, mucho menos, educan-.
Decía esta profesora que “en castellano, existen los participios activos como derivados de los tiempos verbales” y ponía como
ejemplos los de los verbos atacar, "atacante"; salir,
"saliente"; cantar, "cantante" o existir,
"existente".
Añadía después el del “verbo ser, "ente" -que significa "el que tiene identidad" o,
en definitiva, "el que es".
Así, “cuando queremos nombrar a la
persona con capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se añade a éste
la terminación ente". De
ahí, explicaba, “al que preside, se le
llama "presidente" y nunca
"presidenta", independientemente del género -sexo, diría yo- (masculino o femenino) del que realiza la
acción”.
De manera análoga, se dice "capilla ardiente",
no "ardienta"; "estudiante", no
"estudianta"; "independiente", no
"independienta"; "paciente", no
“pacienta"; "dirigente", no dirigenta"; "residente", no
"residenta”…
Y se hacía esta pregunta: “nuestros políticos y muchos periodistas
(hombres y mujeres, que los hombres que ejercen el periodismo no son
"periodistos"), ¿hacen mal uso de la lengua por motivos ideológicos o
por ignorancia de la Gramática de la Lengua Española?” Concluyendo que era
por “por las dos razones y que la
ignorancia les lleva a aplicar patrones ideológicos y la misma aplicación
automática de esos patrones ideológicos los hace más ignorantes (a ellos y a
sus seguidores)”. Conclusión que comparto.
Proponía a continuación “pasar el mensaje a amigos y conocidos -lo que estoy haciendo de esta manera, aunque ya lo hice de la carta completa en su día-, en la esperanza de que llegue finalmente a esos ignorantes semovientes (no "ignorantas semovientas", aunque ocupen carteras ministeriales)”.
Proponía a continuación “pasar el mensaje a amigos y conocidos -lo que estoy haciendo de esta manera, aunque ya lo hice de la carta completa en su día-, en la esperanza de que llegue finalmente a esos ignorantes semovientes (no "ignorantas semovientas", aunque ocupen carteras ministeriales)”.
Pero me pregunto yo siempre que por qué será
que, ese modo de hablar “políticamente correcto”, que va calando en nuestro día
a día, impuesto, como digo, por la “progresía” de izquierda, sólo pretende
cambiar las terminaciones de los sustantivos comunes o epicenos que no acaban
en “a”, terminación que, para este grupo, debe satisfacer suficientemente su
ansia igualitaria y de protección para el supuesto sexo débil, que no género,
aclaro. Recordemos aquella ‘genial’ intervención de su señoría tuvo aquella ministra de “Igual Da” del
insigne Rodríguez, la inolvidable Señora Aído, cuando dijo aquello de “miembros
y miembras”
-¿hubiera dicho “señorío”, de haberse referido a un hombre?-.
En esa misma línea de “preocupación”, nuestra
querida maestra que inspira este artículo, nos dejaba un último párrafo en su
carta, toda una “antología”, demostrando una exquisitez y educación propias de
otros tiempos -ojo, no digo que todos los alumnos de los sistemas actuales sean
poco exquisitos y maleducados, pero desgraciadamente abundan- en el que se
lamentaba de “haber aguado la fiesta a un
grupo de hombres que se habían asociado en defensa del ‘género’ y que habían firmado un manifiesto. Algunos de los
firmantes eran: el dentisto, el poeto, el sindicalisto, el pediatro, el
pianisto, el golfisto, el arreglisto, el funambulisto, el proyectisto, el
turisto, el contratisto, el paisajisto, el taxisto, el artisto, el periodisto,
el taxidermisto, el telefonisto, el masajisto, el gasisto, el trompetisto, el
violinisto, el maquinisto, el electricisto, el oculisto, el policío del esquino y, sobre todo,
¡el machisto!” –faltan unos cuantos, pero no era cuestión de ponerlos todos-. Puede que hubiera también algún “feministo”, añado yo, pero no está comprobado.
E, incluso, ya puestos, algún “separatisto,
nacionalisto e independentisto”.
Y remataba su escrito con una frase antológica:
“Porque
no es lo mismo ‘tener’ UN CARGO PÚBLICO que ‘ser’ UNA CARGA PÚBLICA".
¡Feliz Año Nuevo, amigos! ¿O habría que decir ¡”Feliza
Aña, amigas”!? ¿Suena mal, verdad? Pues eso. Ahí lo dejo, deseando a todos un año de parabienes y “parabienas”.
Estimado Antonio:
ResponderEliminar• El tema que abordas en tu reflexión (“LENGUAJE INCLUSIVO Y SUS ABERRACIONES”) es muy importante y plantea una grave cuestión lingüística, que hiere la sensibilidad de aquellos que somos sibaritas del lenguaje. ¿Por qué? Porque dificulta y hace la comunicación imposible.
• Para justificar lo que acabo de aseverar, te invito e invito a tus lectores a que lean, no un artículo de Peréz-Reverte sino un “copy-past” que hizo Peréz-Reverte de una parte de la “Resolución R-323/16 del rectorado de la U.P. de Cartajena, por la que se convocaba concurso de Catedráticos y Catedráticas de Universidad”, publicada en el Boletín Oficial de la Región de Murcia del viernes 29 de abril de 2016, por La Consejería de Educación y Universidades. He aquí el “link”:
http://www.xlsemanal.com/firmas/20160901/sobre-catedraticos-y-catedraticas.html
• Lee, Antonio; y leed, lectores de Antonio. No tiene desperdicio. ¡¡¡Es para miccionar y no echar gota!!! Por cierto, después de hacer el ”copy-past”, Pérez-Reverte termina con esta reflexión personal: “Les ahorro el resto del decreto; que sigue, hasta el final, del mismo tenor y tenora. Y es que, como dijo no recuerdo quién -o quizá fui yo mismo quien lo dijo- una ardilla podría cruzar España saltando de gilipollas en gilipollas, sin tocar el suelo”.
• Entre mis carpetas de temas que tengo que abordar, se encuentra una que lleva el título “Compañeros y compañeras”: mensaje conativo de los maestros Ciruela (aquellos personajes que no saben leer ni escribir y ponen escuela) de la casta política española, que se dice de izquierdas. En su momento, intentaré dar también en este clavo ya que, como escribió Miguel de Unamuno, “el modo de dar una vez en el clavo es dar cien veces en la herradura”.
• Te felicito, Antonio, por tu texto. ¡Feliz año 2017! Esperando continuar teniendo comercio lingüístico contigo aquí, en el Blog de Ángel Campos, o en el mío, Honestidad Radical, ambos miembros de la RED DE BLOGS COMPROMETIDOS, un abrazo.
Manuel I. Cabezas González
5 de enero de 2017
www.honrad.blogspot.com