A estas alturas de la película nadie duda ya de que Pablo
Iglesias y demás chavistas de Podemos son unos auténticos maestros en la
utilización de los tiempos y del escenario político. Y es que los amigos del
narcoestado venezolano se mueven como pez en el agua en el medio de la imagen
pública y lo manejan a su antojo.
Ahí los teníamos el día de constitución del Congreso de los
Diputados con el numerito del bebé de Carolina Bescansa, porque está claro que
eso estaba perfectamente orquestado y planificado por los que realmente mandan
y manipulan en Podemos, es decir, su cúpula.
Y lo mismo ocurre con las vestimentas que luce Pablo
Iglesias. Todo medido al milímetro (aunque la ropa le quede grande), para
agradar a sus votantes y, de paso, dejar en ridículo a Pedro Sánchez. Y es que
Podemos, con estas actitudes, ha logrado que el líder del PSOE vaya chupando
rueda del pro chavista.
Y además consiguen que se hable de ellos y acaparar la
primera plana de los medios de comunicación, porque el día de la constitución
del Congreso se habló del hijo de la Bescansa y de que si Pablo Iglesias lo
cogía en brazos o no; luego, en las audiencias en La Zarzuela, se habló también
de la vestimenta de Iglesias, y de que si iba de camarero o si iba o no de la
forma apropiada, pero se habló de él. Y lo mismo ha ocurrido en la Gala de los
Goya del pasado sábado, aunque el esmoquin fuera de pena y él diera más pena
todavía.
Pero eso a los podemitas les importa poco, al revés, es lo
que buscan, está todo fríamente calculado; aunque para ello tengan que seguir
los pasos de su ídolo Hugo Chávez, el que se presentaba como un demócrata y
hombre de estado que engañó a casi todos...
No sé si engañan a sus votantes. O es simplemente que sus votantes quieren mandar todo al carajo y cargarse el sistema. Que se hunda el barco, aunque ellos se ahoguen también.
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