Los domingos en Desde el Caballo de las Tendillas son para
recordar y hoy os traemos un artículo publicado en febrero de 2015 en el que hablábamos
de la necesidad de reformar la universidad pública española; una cuestión que
nos preocupa mucho, porque en la universidad está el futuro de un país. ¡Feliz
domingo!
Esta pasada semana el Gobierno aprobaba una modificación en
la duración de los grados de los estudios universitarios, entre otros aspectos,
con la intención final de adaptarlos al resto de los países europeos.
Y se ha levantado la polémica. Como estamos acostumbrados en
este País nuestro, en lo relativo a la educación, como en otras muchas cosas,
no existe consenso, no existe una política de estado y por eso pasa lo que
pasa, que el Gobierno del Partido Popular aprueba una norma sabiendo que el día
que la izquierda llegue al poder será derogada, porque al revés no ocurre eso,
porque los populares se comen todos los sapos que le dejan.
Y como era previsible pues los rectores de las universidades
han dicho que no aplicarán esa nueva normativa hasta su límite temporal, allá
por el 2017, esperando que cambie el color del gobierno de España y que
se derogue esta normativa. Todo esto en base a la llamada autonomía
universitaria, autonomía de la que ya hemos hablado en
Desde el Caballo de las Tendillas y que configura las universidades públicas
como mini estados, pero mantenidos por los impuestos de los demás…
Yo no sé si esa reforma legal es buena o mala, si es positiva
o negativa para los futuros estudiantes, pero lo que sí sé es que la
universidad pública española está a años luz de las mejores, porque no hay ni
una sola universidad entre las 200 primeras del mundo, lo que denota que los
distintos “planes de estudio” y el actual sistema docente no es de lo más
competitivo y avanzado que digamos; por lo que, en mi opinión, los rectores y
los distintos estamentos universitarios deberían estar muy interesados en que
las cosas cambien, con la intención de encontrar la eficiencia y situar a
nuestras universidades en un peldaño superior. Por eso cualquier cambio que se
proponga, en principio, no lo veo mal, más cuando lo que se pretende es que se
siga lo marcado por países más avanzados. Y es que la universidad española hay
que cambiarla.
En mi opinión, el primer y gran cambio que necesita la Universidad pública española, es la drástica reducción del número de ellas -desbocado desde la llegada del PSOE al poder, no remediado por el PP- y el dimensionamiento en las que queden -no deberían ser más de veinte en toda España- de las disciplinas que en ellas se impartan en función de la verdadera demanda del mercado y los servicios públicos -Educación, Sanidad, Justicia, etc.-
ResponderEliminarLo que llamé hace muchos años “Incontinencia Universitaria”, amparada en el mal entendido derecho a la ‘igualdad para todos’ y al acceso a la ‘educación superior’, sin tener en cuenta las verdaderas necesidades profesionales de nuestra España y olvidando que a la Universidad deben ir los mejores estudiantes, sin que sus posibilidades económicas influyan –para eso están las becas y la posibilidad de incrementarlas-, nos ha llevado a lo que publiqué en este blog el pasado verano http://desdeelcaballodelastendillas.blogspot.com.es/2015/07/cuatro-de-cada-diez-jovenes-tienen.html que no lleva a otra cosa que a la frustración personal y al subempleo, cuando no al engrosamiento masivo de las listas del paro por jóvenes con muy difícil y remota, si no imposible, posibilidad de contratación en aquello para lo que sus “títulos”, no valorados por el mercado en muchos casos, le podrían hacer esperar cuando estaban en esas universidades que nunca debieron abrirse.